VARIACIONES ENIGMA

VARIACIONES ENIGMA

Ed Caverníloco

16/09/2025

  1. Tema (Enigma – Andante)

Y llegó el día en el que, las neuronas, inteligentes como son, aunque lentas para ponerse de acuerdo entre ellas y tomar decisiones, se rebelaron contra la opresión cerebral y se lanzaron hacia la libertad, dendritas al viento desplegadas.

Despojadas de la cobertura que las contenía, engolosinadas por la nueva experiencia, sin impedimentos, las neuronas danzaron primero su alegría, contemplaron luego el entorno y, como era de esperar, finalmente se instalaron en el vacío de la nada, para hacer lo que mejor hacían: reflexionar.

Qué sabían ellas de ellas mismas?

Y, lo que conocían, era todo el conocimiento posible?

Cómo habían llegado a ser?

Qué había antes que ellas?

Y también, por qué estaban?, para qué existían?, pero, sobre todo, fundamentalmente, qué era la existencia?, qué sentido tenía?

En la oscuridad y el silencio de la inmensidad, porque las neuronas no necesitan luz para ver ni voz para comunicarse, las preguntas se esparcieron a través de la nada, que era todo lo que había, repitiéndose y repitiéndose, y repitiéndose, como un eco infinito…

II. 1ª. variación (Allegro)

    En la oscuridad y el silencio de la inmensidad, porque las neuronas no necesitan luz para ver ni voz para comunicarse, las preguntas que aparecieron se fueron esparciendo a través de la nada, que era todo lo que había, repitiéndose y repitiéndose, y repitiéndose como un eco infinito, que solo habría de apagarse cuando comenzaran a surgir las ansiadas respuestas.

    III. 2ª. variación (Allegretto)

      Las neuronas son eficientes.

      De hecho, se inventaron a si mismas.

      Cuando no había nada, pero nada de nada, la idea de neurona se materializó.

      Al ser, la neurona fundacional comprendió que la nada absoluta era imposible y, por eso, determinó sabiamente que siempre había habido algo.

      No obstante, por más que lo intentaba, la neurona no podía concebir el siempre. Sabía, desde algún lado sabía, que siempre implicaba un antes, y que antes, en el pensamiento de la neurona, era más incomprensible todavía, y se perdía en una lejanía inalcanzable, que la conmovía intensamente.

      Por eso, en lugar de aniquilarse, creó a sus cómplices.

      Danzando su alegría, las neuronas recién nacidas se fueron diseminando indiscriminadamente, por allí, por acá, y por todas partes.

      Fue ella, entonces, ahora lo recordaba, quien las agrupó y les consiguió un ámbito que las protegiera y estimulara su desarrollo.

      Y después de ver su obra, a pesar de que se sentía satisfecha, se dio cuenta de que eso, aunque estaba bien, para los planes que se había trazado, eso, solo eso, no le iba a alcanzar.

      IV. 3ª. variación (allegro di molto)

        En el interior del cerebro, el escaso espacio obligaba a que se apretujaran.

        Así, no pudieron evitar que las dendritas de unas se entrelazaran con las dendritas de otras.

        Imprevista e intempestivamente, rayos y truenos, ráfagas de corriente eléctrica, flashes enceguecedores, cimbronaron estrepitosamente.

        Práctica, más que inteligente, la neurona primaria entendió que todo ese efecto se iría a desperdiciar si no hacía algo para aprovecharlo.

        Y fue entonces, y en razón de aquello, que creó una cubierta de muy particulares características, que contenía al cerebro, y en cuyo interior podía distribuirse, estratégicamente, la información que las emanaciones eléctricas generara, de modo que se manifestara hacia el externo en acciones de magnitud variada.

        La neurona, dio así sentido a su existencia, porque había creado un cuerpo capaz de desenvolverse arbitraria y espontáneamente.

        Ahora, solo le quedaba resolver otro dilema: cuál era el sentido de la existencia de tal cuerpo.

        V. 4ª. variación (Moderato)

          Para qué sirvo?, se preguntó la neurona.

          Para generar información, fue su respuesta.

          Pero, para qué sirve la información, insistió.

          Para producir acciones, movimientos, se respondió.

          Y eso, insistió, más intrigada todavía, para que sirve?

          VI. 5ª. variación (Andantino)

            Reflexiono. Llevo casi un siglo en la vida, y más de la mitad de ese tiempo la he pasado reflexionando, planteándome interrogantes y tratando de resolverlos, de encontrarles respuestas satisfactorias.

            Sé que ya no me van quedando neuronas fértiles y, por tal, mi capacidad intelectual, mi habilidad -la habilidad de ellas, por cierto- para descubrir y tomar conciencia, para resolver dilemas, para optar por la mejor salida de una encrucijada, está terriblemente afectada.

            VII. 6ª. variación (Presto)

              Como cada cosa surge espontánea, imprevista, sin intención alguna, improvisé un relato en el que, las neuronas, inteligentes como son, aunque lentas para ponerse de acuerdo entre ellas y tomar decisiones, se rebelaron contra la opresión cerebral y se lanzaron hacia la libertad, dendritas al viento desplegadas.

              Sin que yo lo advirtiera, mientras escribía, pispió mi compañera.

              Crítica severa y despiadada, se mostró, sin embargo, entusiasmada, y me instó a que siguiera.

              Siendo que no tenía la más pulcra idea de hacía donde iba, solo atiné a continuar, pero repitiendo el texto con ligeros cambios,

              Carente de propósito, me gustó el juego -al que tomé como un autodesafío- y repetí el texto por segunda vez, con nuevos cambios respecto del anterior.

              Cuando estaba por intentar una tercera alternativa, el aviso de que la cena estaba lista interrumpió la tarea.

              Puesto que tenía más apetito que intenciones literarias, y habida cuenta de que tenía clara conciencia de que no estaba escribiendo mi ópera magna, sin agrgar ni una letra, cerré el cuaderno y lo dejé sobre el escritorio, para retomar, más tarde, la escritura. Supuse.

              VIII. 7ª. Variación (Allegretto)

                Se extendió la sobremesa y, por otras cuestiones que se presentaron luego, previstas, pero renovadas en la sana intención de probar nuevas experiencias que permitan posponer el acostumbramiento, y que también improvisé, me olvidé por completo de que, algo, había quedado inconcluso.

                Cansadas las neuronas, apagaron mi conciencia y cerraron mis párpados.

                XIX. 8ª. variación (Adagio)

                  Soñé que podía salirme de mi cuerpo y mirarme como si yo fuera otro.

                  Era interesante que, desde esa condición, podía leerme el pensamiento.

                  Sospecho que debe haberme sugestionado la idea de las neuronas liberadas y capaces de comunicarse entre ellas sin voz y sin luz.

                  Y, aún dificultado por la nebulosa onírica, me veo en mi habitualidad reflexiva, aunque no acierto a determinar cuál de los dos reflexionaba, y cuál recibía mentalmente la inquietud.

                  No se puede ser extraño de si mismo. De modo que, incluso en el sueño, no fue más que una imagen en el espejo, y no un desdoblamiento.

                  Las preguntas que me hago en la vigilia, volvieron a quedar sin respuesta.

                  Sueño desperdiciado.

                  Como las neuronas esparcidas por doquier, o apretujadas en el cerebro, enviando señales que se pierden en el espacio vacío e infinito.

                  X. 9ª. variación (Intermezzo: allegretto)

                    El gran dilema de la humanidad -cuál es el sentido de la vida- , como no sea preguntarse eterna e inutilmente, cuál es el sentido de la vida, no tuvo, no tiene, y me atrevo a asegurar, no tendrá jamás una respuesta.

                    Tal vez, muriendo una vez, y después de ver qué es la muerte, podamos volver a la vida, sea que, entonces, estemos en condiciones de intentar algún enunciado certero.

                    XI. 10ª. variación (Allegro di molto)

                      Con inusitado entusiasmo regresé al cuaderno que había dejado abandonado sobre el escritorio para procurar otro tipo de alimento diferente al del espíritu.

                      Regresé creyendo que al abrirlo mis neuronas se encenderían para producir el cortocircuito detonante y propulsor que da rienda suelta al texto.

                      Regresé al cuaderno para seguir jugando sin reglas ni objetivos y por tanto sin vencedores ni vencidos.

                      Regresé para permitir que las palabras brotaran espontáneas y sin premeditación.

                      Regresé buscando una variación más del planteo de escritura original.

                      Regresé sí. Regresé. Pero nada surgió. No surgió nada.

                      Me encontré vacío, incapaz, víctima del hartazgo de mis neuronas que, poseídas por una silenciosa y clandestina arenga revolucionaria, habían comenzado a destruirme, a hacerme desaparecer como si nunca jamás hubiera existido.

                      XII. 11ª. variación (Andante)

                        Pasé más de la mitad de mi vida, preguntándome respecto de ella.

                        Qué sabía yo sobre mi mismo?

                        Y, lo que conocía, era todo el conocimiento posible?

                        Cómo había llegado a ser? (Siempre dudé de que fueran las neuronas mis creadoras).

                        Y también me he preguntado: qué había antes de que yo existiera?

                        Y por qué y para qué existo?

                        Y, sobre todo, lo que me atormenta como la duda fundamental: qué es la existencia?, qué sentido tiene?

                        XIII. 12ª. variación (Romanza: moderato)

                          Me veo desaparecer.

                          No es un sueño ni un espejo. Pero me veo.

                          Me veo desintegrándome lentamente, mientras todo comienza a silenciarse y a oscurecerse.

                          A mi alrededor, el aquelarre de las neuronas, zarandeando sus dendritas, adelantando el festejo.

                          Sin demasiado apuro, lentamente, lo que era cuerpo comienza a perder sus formas desdibujándose.

                          Y cuando el cuerpo ya no es ni siquiera un recuerdo, queda el cerebro como prueba de que hubo alguna vez un ser humano.

                          No.

                          Queda el cerebro, porque ese es el trofeo.

                          XIV. 13ª. variación (Finale: Allegro)

                            Corte! Suena la poderosa voz del Director.

                            Ha sido la última toma. La ficción ha concluido.

                            La ovación y los vítores que estallan, rompen bruscamente el obligado silencio que el registro de la escena imponía.

                            En el ambiente, es general la sensación de alivio. Ya no hay tensión.

                            Ya no hay tensión.

                            En la circularidad de lo impenetrable, en la espiralidad de lo inconocible, las neuronas han acometido su cometido.

                            Y por primera vez o, porqué no, por una vez más de las tantas veces, llegó el día.

                            Ese día en que las neuronas, inteligentes como son, aunque lentas para ponerse de acuerdo entre ellas y tomar decisiones, rebelándose contra la opresión cerebral, se lancen hacia la libertad, dendritas al viento desplegadas.

                            Votación a partir del 05/11

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