Tinieblas

Me perdí en el mapa de mis propias manos,
camino sin brújula entre sombras que hablan en silencio.
Cada calle me devuelve me llena de preguntas sin nombre,
y el viento parece saber más de mí que yo misma.

Tengo la costumbre de buscarme en ventanas ajenas,
donde la luz es prestada y el reflejo, una memoria.
A veces me siento como un barco sin puerto,
con la rueda suelta y la noche mirando fijo.

Mi voz guarda facturas antiguas de esperanzas rotas,
mis pasos guardan el ruido de personas que ya no me esperan.
Pero en el pecho hay una esperanza —pequeña, insistente—
que todavía pregunta: ¿y si vuelvo a intentarlo mañana?

No prometo certezas, sólo este deseo humilde;
seguir encontrando pedazos de cielo en los intervalos.

– cams