En una cama de insomnio, la noche es una larga,
las horas pasan lentas, sin fin, sin tregua.
El hambre se ha perdido, la comida no sabe a nada,
solo la rutina de la boca, que se llena y se niega.
Los regaños son ecos que nunca se disipan, palabras que hieren, sin pausa, sin piedad.
Y las miradas, puñales que te disecan,
y el eco de un fracaso en la soledad.
palabras que no se callan,
te encadenan al error, a la culpa que llevas dentro.
Tu mente es un eco, donde otras voces estallan,
y te roban el alma, sin tener consentimiento.
Anhelas una cima, un logro, una victoria,
pero el peso ajeno te ancla, te detiene.
El éxito se escapa, una vana memoria,
mientras tu cuerpo en la inercia se detiene.
Y el trabajo, un grillete que aprieta tu espíritu,
un lugar donde el tiempo no avanza, se congela.
Donde el alma se pierde en el frío de un rito,
y los sueños se guardan en una cruel novela esperando el final que muchos han querido.
sin querer ser la protagonista.
– cams
OPINIONES Y COMENTARIOS