EL DOLOR DE TU NOMBRE
Desde que te fuiste, cada noche suspiro tu nombre como un conjuro memorial.
Y es que estoy atrapado en el eco de tu ausencia.
Todo me recuerda a ti: el olor del café en las mañanas frías, las luces naranjas y rojas de la ciudad al atardecer, el sonido del ventilador girando en la oficina, el perfume de alguien que no eres tú, pero que me obliga a buscarte… solo para no encontrarte.
Y es que como puedes ver, no puedo olvidarte, no quiero hacerlo.
No aún.
Así que te pido que me dejes mirarte más, para recordarte como la primera vez que sentí que no podía vivir sin ti, y para olvidar la vez que te vi partir.
Y por favor, no digas nada. No necesito explicaciones: ninguna me sería suficiente.
Solo suplico tu silencio, para grabarte en mi memoria, para guardar cada gesto, cada línea, cada lunar, cada mancha de tu rostro.
Pues tarde o temprano los recuerdos de lo que vivimos se apagarán, y lo único eterno que quedará será tu nombre inmortal.
OPINIONES Y COMENTARIOS