Un día, viendo el programa de Insuperables, uno de los invitados comentó que: como no sabemos si después (de la muerte) hay algo, tenemos que vivir con intensidad el presente, disfrutando todo lo que podamos. 

¿Qué de malo tiene este planteamiento? Ninguno, si lo analizamos superficialmente, pero si ahondamos un poco, es una filosofía de vida que se está instalando cada vez  más en esta sociedad en la que vimos y que lleva a muchas personas  a tomar decisiones y a hacer cosas como si el mañana no existiera o como si todo dependiera de nosotros.  

Dicen: hay que experimentarlo todo, tengo que vivir mi vida como quiera,  los demás  me importan depende para qué, solo cuenta lo mío, lo que yo quiero. 

Nada más lejos de la realidad. 

Vivimos en una sociedad de la que formamos parte y queramos o no hay personas que están en nuestro día a día y, a no ser que nos vayamos a una isla perdida, solos, tenemos la obligación moral de tratar de entendernos con ellas, sea familia, pareja, hijos, amigos, compañeros de trabajo.

No somos dueños de nuestras vidas y todos lo sabemos, aunque nos cueste aceptarlo, vamos de aquí para allá con muchos planes, haciendo muchas cosas, pretendiendo controlarlo todo, como si dependiera todo de nosotros, como si no hubiera un mañana, es entonces cuando aparecen los problemas, esos problemas que no queremos, que nos vienen sin tenerlo «previsto», y es que la vida es rica en matices, tiene luces y sombras, cosas buenas y cosas menos buenas, que no dependen de nosotros, y que si estamos acostumbrados solo a pasarlo bien, nos cuesta aceptar.

Escuchaba el otro día una entrevista a un personaje sabio al que le preguntaban por la actitud que debemos tener ante lo que nos va presentando la vida, y el contestaba: es muy fácil, hay que preguntarse si queremos ser abeja o mosca. El entrevistador le pidió que lo explicara, y, con una sencilla respuesta dijo: La mosca siempre va a encontrar una mierda donde posarse, sin embargo la abeja siempre va a encontrar una flor.

Creo que se entiende, no hace falta explicarlo.

Enlazando con el principio no cabe más remedio que elegir y cuando se elige hay que dejar unas cosas para coger otras, o vivimos la vida de la mosca, dando por saco siempre para terminar en una mierda,  o la vida de la abeja, siendo personas generosas, amables, buenas, dándonos siempre a los demás para terminar en una flor.

Si que hay vida después de la muerte, si no qué sentido tendría portarnos bien, ser personas de orden, ser abejas, ¿ Por qué no ser moscas, portarnos mal y vivir nuestra vida sin importarnos los demás? 

Vida, con mayúsculas, otro tipo de vida distinta de la puramente material (la de la mosca) donde caben otros planteamientos menos egoístas, que es más costosa, pero que nos reporta más felicidad, también más renuncia, más generosidad, porque se trata de vivir pensando más en los demás que en nosotros y esta Vida nos lleva al amor, al verdadero Amor (el de la abeja), a estar alegres a ir de flor en flor cogiendo un poquito de cada una para que podamos disfrutar de la miel de la felicidad aquí y después allí.

Estamos bombardeados constantemente con imágenes que nos invitan a pensar que la vida es eso que nos ofrecen y que si no lo tenemos no hay felicidad posible, un teléfono de última generación, un viaje al Caribe, una travesía por el Nilo, un viaje de ensueño, diversión sin límites, etc.

No nos engañemos todo esto no da la felicidad, nos puede alegrar la vida en un momento concreto, y es lícito, pero luego volvemos a la realidad de nuestro día a día, con los nuestros, en nuestro trabajo, con los amigos, es ahí, donde debemos vivir esta Vida que nos lleva directos a la felicidad.

El verdadero Camino, empieza en hacer desaparecer de nuestra vida EGO, nuestro YO y termina cuando somos capaces de pensar más en los demás, ser abejas. La alegría es un sentimiento que dura poco, la felicidad es un sentimiento profundo y duradero haya alegrías o penas, depende de la actitud que tengamos.

Termino con unas palabras de un papa que marcó un antes y un después:

» Nacimos para ser Felices, no para ser perfectos… El amanecer es la parte más bonita del día porque es cuando Dios te dice: » levántate ¡Te regalo otra oportunidad de vivir y comenzar nuevamente de mi mano». Los días buenos te dan FELICIDAD los días malos te dan EXPERIENCIA, los intentos te mantienen FUERTE, las pruebas te mantienen HUMANO, las caídas te mantienen HUMILDE, pero dolo DIOS te mantiene en pie!

San Juan Pablo II

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