Las luces parpadeando están,
y mis ojos a mayor velocidad.
Cuando llega la estrellada noche,
añoro poder dormitar.

Pero no puedo, y quedo en desvelo;
el silencio tranquilizador me anima
a seguir escuchándolo con credo.
Así se marchan las mentiras.

Gente como yo cree equivocarse
solo por quienes viven en la luz.
Es hora de revelarnos ante incautos
y robarnos sangre proveniente de Jesús.

Vivir para siempre tiene su precio:
volver cada noche sin descanso,
analizar una nueva presa para morder
y succionarle en el cuello sin reparo.

Diciembre 2024

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS