A las 6 con 49 minutos de la tarde el sol se encontraba cerca del horizonte del oeste derramando su luz cálida sobre las copas de árboles en un bosque de abedules, arces y castañas que se extendian a todo lo largo y ancho de una montaña.
El sol se abría camino entre lozanas hojas de árboles, helechos y arbustos, penetrando en el punto exacto dentro del cauce seco, estacional y pedregoso que descendía de alguna parte alta de la montaña, así como en el sendero sinuoso hecho a través de los años por los pasos de los viajeros, -escasos en esa época calurosa del año-, que atravesaba en perpendicular el cauce.
En esta encrucijada, el auriga del sol arrebolada bañaba las piedras, dispuestas irregularmente por la naturaleza, con sus parches de musgo verde pálido adosado a su superficie. Junto con el vaivén de las hojas tamizadas por la luz que acompañaban la danza de los insectos alados: que iban y venían, unos polinizando, unos en busca de alimento y algunos buscando pareja.
La ausencia de viento y del murmullo urbano creaban la quietud idónea: las manecillas del reloj se detenían, el tiempo permanecía estático, inmóvil. Las memorias incrustadas de pensamientos cristalizados e inermes se desvanecían en añicos de arena. Todo rastro de alguna emoción ya fuera júbilo o aflicción, era asolado en recoldos, por la permanencia silenciosa de aquel recóndito lugar, en las inmediaciones de la naturaleza.
El regocijo que embarga al vacío por lo sublime de aquella concepción de su propia creación estalla en un éxtasis de conexión profunda entre lo etéreo y lo mundano: precipitando la energía de vida, cohesionando refinadas partículas invisibles e intangibles a los ojos del hombre dormido, pero captadas en susurros por el corazón del hombre despierto.
Se manifiesto un ser inusual como ninguno otro en el universo, implantado por el único propósito de ser un portal de conexión para cada ser vivo que la ha perdido. Entre la fuente y su esencia, su estado del Ser. Hacerlo recordar por medio de esta conexión quien realmente es y que solo se puede lograr por medio de vivir el presente. Así con el libre albedrío que la existencia le otorgó: se hizo llamar Ollin, el movimiento de arriba y abajo.
Para este Ser el tiempo psicológico de pasado o futuro no existía en su realidad, al ser concebido como una extensión del todo y de la nada, era eterno como el Universo, sin forma física aparente pero con un cuerpo hecho de fragmentos minúsculos del luz condensada. El espacio para el solo era una dimensión donde podía translocarse para llevar la sabiduría de su propósito.
A él llegaban ondas convergentes de conciencia desde todos los puntos; se encontraba formando finas hebras de empatía decodificando la evolución espiritual de cada ser a su alrededor, así podría saber si alguno de ellos requería ayuda y si estaba abierto a recibirla en dado caso. Percibía el apacible movimiento de las copas de los árboles, el zumbido de las abejas y su danza para recolectar el polen de las flores, el telar intrincado de la araña entre los madroños esperando atrapar una presa, los graznidos de los cuervos a la distancia, el tejón despabilándose para salir de su madriguera en cuanto pase el ocaso, todo cuanto percibía en ese bosque estaba en un orden perfecto. Ollin reconocía que estaba aprendiendo a desarrollar sus habilidades, sencillamente como un proceso natural para llevar a cabo su propósito de la mejor manera posible; no le cabía la menor duda entre más lugares visitara, su experiencia aumentaría así podría servir a más seres vivos que estuvieran abiertos a una posibilidad diferente de ver su realidad a través de transmitir la sensación de conexión con la fuente Universal.
Se translocó por vez primera desde ese bosque hasta un punto lejano del hemisferio norte, la sensación que le provocaba el translocarse le generaba un estado profundo de éxtasis que le permite expandir su conexión con la totalidad, era como sentir mariposas en el estómago pero aumentado unas cien veces.
Había llegado a un páramo llano, donde la superficie plana se extendía a kilómetros en un color blanco impecable, el viento fuerte levantaba estelas de nieve fina, formando remolinos a lo largo de todo la planicie. El sol permanecía en el cenit del cielo, impávido ante el frío devastador que rodeaba todo aquel paisaje sin poder calentarlo. Ollin sin levantar ningun juicio por aquel páramo solitario y nostálgico páramo desamparado de vida al ojo humano, pues el no albergaba en su conciencia la dualidad del mundo terrenal. Sencillamente aceptaba lo que era y lo que debía hacer. Así continuó y abrió su cuerpo empatico para poder conectar con los seres que vivían en ese lugar. Las hebras finas invisibles se alargaron y comenzó a percibir principalmente insectos pequeños, larvas, bacterias y microorganismos en la nieve, se expandió más y más hasta que sintió algunos seres más evolucionados muy lejos de ahí, había focas y pingüinos principalmente que llegaban a las costas de ese lugar, adentrandose más y más en el terreno inhóspito del ártico, sintió a un oso polar, joven para considerarse adulto, pero grande para considerarse obesno, permanecía en su madrigueta excavada dentro de la nieve, percibía tristeza, enojo y angustia, había perdido a su madre y no había terminado de aprender a cazar del todo bien. El hambre que sentía desaparecía por el miedo a salir a la superficie, sin saber donde buscar su alimento la duda se apoderó de él. Era la vez primera que Ollin percibía el profundo estado de desconexión de algún ser. Mantuvo su concentración sobre la mente del oso pero no podía alcanzarlo las emociones que se habían apoderado de él eran muy grandes y se resistía a algún tipo de guía o ayuda. Ollin respeto el libre albedrío del oso, pero no alcanzaba a comprender como alguien que deseaba vivir no aceptaba la ayuda. Era una ambivalencia que no tenía sentido para el, no tenia otra opción que marcharse.
Se materializo está vez en un lugar donde el sol derramaba su luz sobre la superficie del mar que al reflejarlos se apreciaba el color aguamarin de aguas someras con la arena fina de fondo te anclaban vivamente en el presente, para llevarte a un estado de contemplación, la marea era suave y constante, provocando pequeñas dunas a lo largo de toda la playa, los peces mantenían una danza uniforme de aleteos siguiendo las corrientes de agua en pequeños cardumenes diferentes creando un mosaico multicolor, el movimiento oscilante de las algas seguía el compás del vaivén de la marea. Aparentemente todo fluía de manera equilibrada en ese lugar. Ollin expandió su cuerpo empático como lo había hecho anteriormente, las finas hebras salieron y comenzó a interactuar con la diversidad de seres vivos que había en ese lugar. Sentía la serenidad de los peces, el flujo constante del agua entrando en sus branquias, la dicha de las plantas acuáticas, el movimiento plácido de los moluscos en su caracol, la furia del cangrejo debatiendose por su presa, sentía un gran alborozo en todo ese lugar. Expandió aún más su cuerpo empático y de pronto sintió algo diferente justo en el borde donde el color claro del agua comenzaba a desaparecer bruscamente, era el talud costero, en esa parte el reflejo del agua daba un contraste de color diferente, los rayos penetraban en el agua en franjas que se abrían en formas de abanico, iluminando la arena de fondo, tornandolo en azul marino. Percibió una planula de coral que se encontraba en un estado de frustración, lo cual, era la causa temporalmente de esa desconexión de la fuente pero a pesar de eso la emoción no era tan fuerte como en el oso que se dejó morir lentamente, así que abrió más su conciencia enfocándose solamente en la planula de coral. Esta sintió la presencia de Ollin aunque con cierta reticencia de abrirse del todo, pero con eso bastaba para poder generar el vínculo y comprender porque la planuda de coral se había convertido en la frustración misma. La condiciones externas como el oleaje, el viento y las corrientes internas no le había permitido cumplir su cometido, que era llegar a una parte rocosa de agua someras, donde la temperatura y la cantidad de luz eran idóneas para transformarse en un pólipo de coral y con el tiempo construir un arrecife. Ollin a través de su cuerpo empático podía conectar con la memoria de su especie para entender de manera más amplia la situación por la cual la plánula estaba pasando, pues requería de condiciones muy específicas: en primera debía adherirse en una superficie para convertirse en pólipo lo cual requería de la cantidad suficiente de sustratos y luego venía la simbiosis con una alga muy especializada que le proporcionaba los nutrientes a través de la fotosíntesis, y así poder multiplicarse. Ollin estaba fascinado por el proceso exquisito en complejidad expresando la solidaridad de dos seres vivientes en la unión de dos propósitos entrelazados. Representaban la resiliencia de la constancia al ir con paciencia paso a paso hasta formar un arrecife que tardaban años e incluso décadas en formarse. Sin embargo esta planula había tratado de adherirse a alguna superficie pero no lo había logrado y las reservas de energía estaban menguando por lo cual se había dejado devorar poco a poco por la inmensidad de la oscuridad del océano, lo cual inevitablemente haría que muriera y siguiera el mismo destino que aquel oso en medio de aquel páramo desolador de invierno eterno. Lo que hizo a continuación fue transmitir un poco de su sabiduría interior; Ollin al estar en una continua conexión con la fuente universal albergaba todas las respuestas dentro de él: «Toda emoción viene de una raíz más profunda que está vinculada con una forma de pensamiento, con una creencia en nuestro interior, la mayoría estan basadas en un deseo primordial, la supervivencia. La parte que está apegada al cuerpo y al entorno desde la perspectiva de lo material y efímero, cuando vemos más allá del plano físico encontramos algo más grande dentro de nosotros los cual es energía pura y vibrante. Encuentras la sabiduría que te hace comprender que toda experiencia en tu vida es un proceso, diferente en cada especie, diferente que los peces, que la de los mamíferos marinos, que las medusas y que el plancton etc. Cada uno lleva guardado dentro de sí una intención prístina, que si no es interrumpida por algún tipo de resistencia la cual es causada principalmente por el miedo a morir, el miedo a no sobresalir, a no cumplir las expectativas del entorno, del ecosistema en tu caso, esta frustración viene de este miedo de no haberlo logrado cuando ni siquiera quiera lo has intentado de verdad, pero existe el miedo de no crear una arrecife como lo hicieron tus ancestros. Decidiste convertir ese miedo en frustración por no cumplir tus expectativas, dejaste de seguir el flujo de la naturaleza y eso obstaculiza las nuevas oportunidades y lograr la intención prístina de tu esencia y reconocerte como parte de una energía que es inmortal imperecedera»
El mensaje lo transmitió a través de sensaciones, imágenes y colores ya que estas larvas lo comprendían de mejor manera así. Aguardó por un momento y el vínculo se abrió un poco más, gracias a la receptividad de la plántula la cual empezó a comunicarle de la misma manera que Ollin lo había hecho pero el mensaje era una onda débil y vulnerable entre la penumbra de su desazón que se abría camino de entre la maraña de pensamientos que rumiaba repetidamente entre avanzar o parar. Era la duda de actuar y morir en el intento o perecer abatido por el miedo paralizante de seguir adelante. Estaban cargados de un deseo de lograrlo para llegar a ser alguien, no por el simple hecho de hacerlo y la otra parte era rldeseo de sobrevivir; ninguna de las dos estaban alineadas con el flujo de la naturaleza.
«El apego te ha omnibulado tu estado del ser que es puro e inmanente, este estado sencillamente se deja fluir por la experiencia, reconoce que es eterno y que la forma física solo es una transición hacia la evolución interna, al soltarse a cada circunstancia, vive en presencia sabe que puede convertirse en un arrecife pero ese no es su propósito ahora, el propósito ahora es avanzar y eso ya no depende de ti. Si las condiciones externas lo permiten o no, si trasciendes en el proceso o trasciendes creando el arrecife coral, pero ambos caminos expresan el proceso pristino de la naturaleza, vivir en el presente. Lo que sucede es que te has apegado como el liquen a la roca: a un resultado, a una imagen futura y de expectativas vacías que te nublan la visión del ahora. Tienes razón al reconocer los dos caminos: te atreves o te paralizas pero el primero debe de ser una decisión sin ninguna atadura ligada al futuro, debe ser una ancla para el aquí y ahora, no del aquí y más allá, debe mantener tu mente clara y alerta al movimiento que se da en ese preciso instante y se da con la delicia por el simple hecho de actuar en consonancia con la expansión y contracción, de la creación y destrucción, del movimiento de abajo y arriba, que existe en el Universo «
Después de transmitir este segundo mensaje, la flor de su conciencia se abrió en un destello esperanzador que avanzaba en un torrente de energía desgranando lo que lo atenazaba abriéndose en la incertidumbre de vivir a través de la acción consciente de tomar una decisión siguiendo el flujo natural de la experiencia. Con la poca energía que le quedaba decidió comenzar a mover sus cilios sin saber si lograría su cometido, alcanzar las aguas someras donde la luz del sol era más abundante e ideal para la simbiosas entre el alga y la plántula. Ollin se mantuvo al margen pero aún vinculado a la plántula, pudo observar como de la nada surgía un ímpetu para hacer un movimiento y luego otro. Parecía que la plántula había podido conectar profundamente con la energía interior que es vasta y abundante para todo lo que nos proponemos mientras más este alineada con el propósito original. Con el mero hecho de percibir esta energía en la plántula sabía que lo lograría y que solo era cuestión de tiempo.
En ese momento se translocó en una parte más adelante en la línea del tiempo en ese mismo espacio. Se materializó como las anteriores veces. Abrió su cuerpo empático e inmediatamente una avalancha de júbilo y dicha lo invadieron había ido 300 años adelante; el arrecife rebozaba de vida y armonía pudo percibir la profunda conexión y respeto por el flujo de la naturaleza que emanaba en cada uno de los animales, plantas, moluscos, crustáceos, microorganismos y bacterias que vivían en este arrecife. Ya no estaba la plántula que había ayudado, pero su esencia prevalecia en la mente y espiritu de cada uno de los seres vivos que vivía en este arrecife a través de su legado interno; de percibir el propósito como una conexión interna que te permite vivir en presencia actuando conscientemente en cada acto de tu vida.
Una lluvia suave y fresca fue llenando un surco árido y vacío que desconocía Ollin habia en su interior, por una consciencia renovada al descubrir el proceso de la vida en ese planeta.
<<Si la sabiduría con la cual hacemos nuestro movimiento es auténtica, el resultado trasciende el tiempo, generando ecos en la memoria con la posteridad de nuestro legado intangible pero presente en la conciencia a través de los actos virtuosos de nuestro movimiento en presencia.>>
Así con esa plenitud con la cual se había llenado aquel hueco en su consciencia, se volvió a translocat a un punto anterior, sobre esta misma línea del tiempo, en la misma tierra donde la conciencia aún no había evolucionado demasiado para que su propósito tuviera más sentido, ya que no terminada de entender la situación del oso polar. En esta ocasión se encontraba en medio de una atmósfera cargada de un tono arrebolado y lúgubre, en una especie de crepúsculo eterno, donde la noche y el día no existían, el aire se respiraba diferente, el agua del océano se perdía en un color verdoso, había hierro acumulado en el mar, señal que el oxígeno estaba ausente. Todo era muy diferente a los lugares donde había estado. ¿Como era posible este tipo de transformación? Expandió su cuerpo empático y comenzó a captar las señales de una gran variedad de bacterias células y microorganismos, pero había una diferencia entre alguna de ellas, la mayoría parecía nutrirse del hierro y azufre, algunas otras aunque escasas se alimentaban del dióxido de carbonoque también abundaba en el aire, liberando oxígeno como desecho, pero todo vibraba en armonía de acuerdo al flujo natural de la naturaleza y estaban en armonía. Decidió translocarse algunos millones de años adelante, en esa misma línea del tiempo y a su cuerpo empático se abalanzaron sensaciones de miedo y angustia, algo había cambiado: las bacterias que liberaban oxígeno habían comenzado a proliferar cambiando la dinámica del el ecosistema, las bacterias que se alimentaban de azufre y hierro estaban desapareciendo a pasos agigantados includo al borde de la extinción, tornando la atmósfera más clara, el aire menos denso y el agua de los océanos se hacía cada vez más de un verde claro en destellos tornasol de vez en vez. Pero no estaba en sus manos el tipo de ayuda que deseaba, en esta ocasión reconocía que era un proceso natural para la evolución del planeta. Estos microorganismos buscaban la salvación de su especie sin tomar en cuanta todo lo que implicaba el no desaparcer, se estaban centrando en ellas mismas.
Lo que sí podía hacer, era transmitirles un estado de aceptación a través de ondas expansivas a todo el planeta ya que el miedo se había convertido en una emoción generalizada propagandose en la memoria de cada bacteria lo que creaba una energía de resistencia y frenaba el proceso natural.
«Todo cuanto han hecho con su propósito hecho está, dejarse ir como el río de azufre que corre sobre el surco que baja la montaña, no se apega al manantial donde brota, no piensa hacia donde se dirige, solo se concentra en el presente a lo que sucede, en el mismo instante, se deja ir, puede haber dolor en el camino pero el sufrimiento una opción. El sufrimiento es una manera de apego a lo que ya no es, y solo se trasciende aceptando lo que es la experiencia misma.» Dejo una estela de esa vibración y se translocó a otro espacio sobre la misma línea del tiempo pero millones de años más adelante y se materializó en un lugar donde habitaba una especie más evolucionada espiritualmente aparentemente, se hacían llamar seres humanos.
Cual mancha sobre el lienzo blanco miles de humanos hacinados dentro de construcciones elevadas metros y metros sobre la superficie del suelo acomodados en líneas paralelas y rectas a lo largo de una buen trecho de todo ese terreno. Aislados por su propia voluntad -en habitaciones cuadradas hechas de algo llamado concreto y acero- de la verdadera fuente, emancipados por su propia elección vivían buscando una vida de acuerdo a sus términos y deseos egoístas, vacíos de sentido. Su cuerpo empático ni siquiera había terminado de abrirse del todo y una oscura ola se cirnió sobre él, llena de sentimientos no dichos, de arrebatos de ira, imprecaciones de hermanos contra hermanos, de abuso y poder, alientos de vida arrebatados con violencia en el anhelo de seguridad y riqueza, transmitida de generación en generación, se convertía en una fuerte desconexión que habitaba en la psique de ese lugar afectando más allá de los límites de la ciudad, la desarmonía abundaba ahí y aunque muchos de estos seres rogaban por ayuda Ollin no podía hacerlo ya que la buscaban bajo sus propios términos, sabía que si se las otorgaba era como arrojar su enseñanza al fuego de su deseo mal enfocado, aguardando a cumplir por todos los medios, llenar ese vacío que albergaban en su interior. En medio de toda esta maraña logró sentir la presencia de humanos despiertos, los cuales trabajaban afanosamente por compartir una nueva percepción de la vida más alineada con el flujo natural. Sin embargo eran pocos, pero lo que aportaba era inmenso pues era desde dentro de la maraña que lo hacían. Algunos de ellos fueron muy sensibles ante su presencia, giraban sonriendo y abriendo su cuerpo empatico para conectar aún más con él. Ollin se regocijó pues no sabía que había seres parecidos a él o por lo menos a ese nivel de evolución espiritual. De cierta manera este proceso era la misma situación por la cual las bacterias que se alimentaban de azufre e iban desapareciendo por el aumento de células que avanzaban hacia una evolución con mayor conciencia. Reconocía el patrón, ahora era pocos los humanos despiertos, pero ahora sabía que los actos a través de la consciencia alineada con el flujo natural impactaba exponencialmente la vida, por lo tanto los seres humanos despiertos terminarías poblando este lugar.
Así se translocó en numerosos puntos del espacio-tiempo, yendo atrás y adelante donde algunos seres se resistían a su ayuda, algunos otros lo recibían con entusiasmo, en algunos casos no podía interferir ya que algunas situaciones simplemente eran parte del plan cósmico para alguna especie, para algún ser vivo o para algún ser humano.
Ollin al estar en todo momento en conexión con el cosmos interno y externo, mantenía su estado del ser en una paz inmanente a pesar de todas las situaciones y procesos que se le presentaron. Sin embargo surgió algo nuevo en él, como la hoja que cae en movimientos sinuosos y suaves posándose en la superficie de su basta conciencia, una idea como un pensamiento formando ondas discretas lo distrajeron por un momento de su atención plena. Deseaba vivir la experiencia de la dualidad poder comprenderla desde sus raíces e involucrarse en la psique del planeta, actuar desde dentro, su ayuda era muy limitada en ese plano, porque no conocia la voluntad del vivir a pesar de la situación externa. Estaba decidido a renunciar a la plenitud de la unidad que era un río basto de agua que emanaba eternamente en el manantial dentro de la montaña. Su anhelo fue escuchado, su libre albedrío respetado y su espíritu lleno de gracia, valor y determinación encarnó en la materia. La separación fue inminente, la desconexión desgarradora, se agazapó en vano en un rincón de su conciencia, pero ya estaba hecho, el cuerpo mental acumulado del planeta por los seres que lo habitaban formaba ahora parte de él. Era desconsolador, estaba oscuro y frío, no se atrevía a interactuar por primera vez, sentía un miedo inmenso. ¿Que era ese lugar de obscuridad? No recordaba quién era ni a qué había venido. Murió inmerso en ese miedo que lo dominó y al hacerlo tuvo un atisbo instantáneo de lo que era y del éxtasis que le provocaba estar nuevamente conectado, pero solo duró un instante, encarnando se en la materia una vez más, pues la espiral de la evolución de sus espíritu había sido activada. La misma sensación de astio y aversión por no querer estar en ese lugar oscuro y frío, lo volvieron a dominar, la duda se apoderó de él, se sentía solo. ¿Quien era el? resonaba en su mente ¿que hacía ahí? ¿cómo había llegado ahí? Su oportunidad se perdió en el intento de responder sus preguntas cavilando sin medida. Murió y se encarnó en la materia por tercera vez.
El aullido del viento soplaba fuerte levantando un tapiz rojizo de hojas caídas de un bosque de arces y con ellas las semillas aladas que llevaban vida latente en su interior. El viento sopló furioso y el movimiento alado de las semillas era curiosamente intrincado y al mismo tiempo llevaba un orden al seguir corrientes de aire que la impulsaban a seguir elevándose más allá de las copas arbóreas. Una semilla más intrepida que otras, se alejó tanto de la seguridad que proporcionaba el resguardo del bosque, aunque todavía sin ser consciente de este hecho, se dejo llevar por la sinergia del viento que la impulsaba más y más lejos.
La mirada de la anciana oteaba en la inmensidad del azul celeste, sensible a todos los detalles que el murmullo del viento traía posándose en la semilla alada que hacía sus últimos revoloteos cayendo en su jardín. La anciana reconoció de que árbol se trataba esa semilla. Se conmovió porque era su árbol favorito de la infancia. Le surgió una idea, aunque era diestra con las plantas y flores de su jardín, nunca había germinado un árbol, pero a algo en su interior palpitaba y la impulsaba a hacerlo. Para ella las flores y la plantas de su jardín le habían devuelto la vida y de alguna manera había logrado un vínculo entre ellas. La mantenían despierta y presente, no lo dudó más, pues no había nada que perder. Enterró la semilla en una maceta con tierra húmeda y bajo la sombra en medio de su jardín.
Reconocía nuevamente este miedo como algo en su interior, sabía que no era nada nuevo, que había algo más, se sentía frío, oscuro y húmedo allá afuera. En esta ocasión estaba determinado para salir de ahí. Seguía sin recordar quién era, ni que había encarnado anteriores veces en este mismo tipo de cuerpo pero esta vez su subconsciente reconocía todas estas sensaciones.
No sabía cómo lo haría, pero solo fijo su intención en su mente y su cascarón se rompió. Una radicula surgió de su interior abriéndose paso en la oscuridad y luego un brote hacia arriba comenzó a abrirse paso hacia la luz para darse cuenta que ¡Era un árbol!. Crecio hacia abajo, creció hacia arriba, comenzando a interactuar más con el entorno exterior.
Percibía una corriente de emociones que despertaban en él la dicha por seguir cumpliendo este propósito, las emociones emanaban de un seres diferentes a el incluyendo a la anciana, estas inundaban todo el espacio donde se encontraba él y las otras flores y plantas que formaban el bello jardín, con el tiempo fue reconociendolas como parte del mismo entorno.
La anciana al ver que la semilla estaba germinando, le género tanta alegría interna que se desbordabo en más pasión por seguir cuidando su jardín. Era una manera de alimentar su alma con actos conscientes al servicio de la naturaleza. Así comenzó a hablarle a la semilla germinada del arce que crecía en la maceta, posteriormente lo trasplantó en el suelo fértil de su jardín cuando alcanzó el tamaño suficiente. El arce crecía poco a poco reconociéndose como parte del entorno, a pesar que era el único arce en la región, nunca se sintió solo, había una conexión fuerte pero sutil con la anciana y el jardín. Así pasaron unos años donde todo permanecía en un estado de gozo ininterrumpido, el cual le enseñó los procesos naturales que pasaba cada ser vivo entre la vida y la muerte, entre la expansión en el verano y la contracción en el invierno. Todo se guardaba en su subconsciente.
Con el tiempo llegó a experimentar en algunas ocasiones el éxtasis de la conexión con la fuente, aunque él no lo recordara, sentía que ese estado era el natural. Esto estados eran efímeros, y los dejo de experimentar al notar que la energía de la anciana se había esfumado de un día para otro, no sabía que había pasado pero una energía nueva se sentía en el ambiente era disonante y se resistía a la armonía que había en el jardín. El descuido se hizo evidente, las plantas y las flores comenzaron a marchitar, sintió un dolor desgarrador que le recordaba una experiencia pasada guarada muy profunda en su memoria. Intuyó que la anciana había muerto y con ella la belleza y perfección del jardín. Poco a poco el jardín cambio por un patio tamizado por concreto duro, frío, ausente de plantas y flores. El arce comenzó a sentirse desconectado de la tierra. Anhelaba la felicidad de los momentos pasados, lo cual lo llenaba de tristeza, sin embargo regresar al pasado era imposible encarnado en la materia, debía aprender a aceptar su nuevo entorno o morir ahí. Se preguntó ¿qué es lo que la anciano hubiera hecho? Lo supo al instante, seguiría adelante, la esencia de la anciana de alguna manera seguía presente en su espíritu. Sabía que esa felicidad que anhelaba no dependía del jardín, ni de la anciana, está debía emanar de su interior, por lo tanto lo que pasara en el exterior no tenía nada que ver con su felicidad interna. Entonces comprendió la importancia de haber llegado a ese espacio y haber conocido a cada ser vivo en el jardín. Cada uno le había reflejado alguna enseñanza y eso era lo que perduraba en su interior, la creación y destrucción eran inherentes en esta manifestación. Nuevamente llegó a él la sabiduría del proceso natural de la vida. Por consecuente en algún momento partiría con lo único que había llegado, su conciencia. Así pasaron las décadas y nuevas personas crearon un jardín aún más bello que el de la anciana, plantaron nuevos árboles, pero ya no se sentía apegado a lo que acontecía en su entorno, en su ecosistema, simplemente seguía el proceso de su propia vida, interactuando con el exterior con o sin jardín. La dicha dentro de él se hacía más y más grande a medida que irradiaba más ese estado del ser, hasta que después de varias décadas supo que era momento de dar paso al siguiente proceso, la muerte, la contracción, la destrucción. La felicidad que sentía pasó a una aceptación por la experiencia que comenzaba, fue su último verano irradiando el verde de sus hojas, con el otoño tornandolas rojizas y con el último soplo de viento que se llevaba las hojas marchitas, su energía mermó y de pronto su espíritu abandonó la forma material en un último suspiro de conciencia; fugazmente reconoció quién era y qué hacía experimentando la materia. Regreso con otra forma y seguir aprendiendo a Ser la conciencia de «Ollin el movimiento de arriba y abajo.»
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