Regalo de Aniversario
Llevábamos tiempo en esta relación, y la costumbre… (mala compañera)… se hizo monotonía y, poco a poco, empezamos a caer en la temida rutina sexual.
El trabajo, la edad… esas lacras nos iba mermando una vida sexual que, en nuestra juventud, fue plena y satisfactoria,y justo aquel día decidí que mi próximo aniversario sería diferente.
No hacia mucho,vi una película erótica donde una secuencia me daba la solución a ese pequeño inconveniente o eso creía…porque
quizás, si me convertía en la protagonista y me dejaba llevar por la escena, podría tener unos maravillosos beneficios.
Con la idea aún hirviendo en mi cabeza, me fui a un sex shop… Allí había de todo y mi inexperiencia se olía a leguas, para ser sinceros, era la segunda vez que entraba en ese templo sexual, y el dependiente enseguida se dio cuenta. Se acercó sigilosamente por detrás, me tocó el hombro como una brisa suave llena de intención, y me sobresalté. Me giré y observé aquella figura, tallada como un gladiador a punto de ser ejecutado.
Su camisa abierta dejaba entrever unos pectorales firmes de gimnasio. Sus ojos verdes me dejaron sin palabras….Todo él era deseo, pero también podría ser mi hijo, con lo cual zarandeé la cabeza para salir de ese sueño y le expliqué el motivo de mi visita.
Por suerte, aquella película tuvo mucho éxito y pude llevarme lo necesario para una noche que mi marido jamás olvidaría… o quizás yo.
Quedamos en una habitación de hotel, como siempre. Él me esperaba con la camisa desabrochada y una copa en la mano, convencido de que celebraríamos un año más como cualquier otro. Pero esta vez, la sorpresa era mía.
Abrí la puerta, y ahí estaba, con una mirada cargada de incertidumbre al verme llegar con un vestido bastante sugerente.
Le besé sin prisa, sin palabras, dejándome caer en su regazo para susurrarle que se sentara en el sillón. Su ceja se arqueó, divertido, sin imaginar que estaba a punto de ser mi preciado rehén del placer.
Con un movimiento lento, me quité las medias y, una a una, até sus muñecas a los reposabrazos. No dijo nada, pero su mirada ardía. Sus labios entreabiertos contenían el deseo, la duda, y bajo su tejano ceñido ya se notaba una ligera alteración sin permiso.
Le sonreí mientras me alejaba unos pasos, dejando que mis tacones resonaran sobre el suelo, como si cada sonido fuese una condena. Dejé caer mi vestido, mi ropa interior besaba el suelo donde pisaba descalza.. y me quedé inmóvil, para que pudiera degustar con sus ojos lo que no podría disfrutar con sus manos.
Me adelanté a la cómoda y saqué el vibrador de gran tamaño que había escondido en la caja de regalo. Lo encendí. Ese sonido se esparció en su sistema auditivo como una tormenta de deseo. Me senté frente a él, me tumbé y lo deslicé por mi garganta.
Jugué unos minutos con mis pechos ,mis aureolas se comprimieron, mis pezones se endurecieron como rocas, y tú te mordiste el labio, haciendo el intento de desatar(te). Pero ya me había cerciorado de que no pudieras escaparte.
Dejé un momento mi juguete, lamí dos de mis dedos y bajé, sin dejar de mirar aquellos ojos encendidos de lujuria y deseo.
Me acaricié los senos con la humedad de mi saliva, acentuando aún más la dureza de aquellos botones que tanto ansiabas morder. Bajé por mi vientre, caderas, y acaricié mi fruto almendrado, húmedo, grande y muy excitado. Me abrí lentamente e introduje aquellos dedos repletos de lascivia dentro de mí.
Arqueé mi cuerpo, mis gemidos al unísono podrían haber saltado las alarmas del sonido, mientras tú te debatías en cómo poder salir de aquella silla maldita que te tenía atrapado viendo cómo yo disfrutaba conmigo… y con tu desesperación.
Miré hacia el lado donde había dejado el vibrador y, con una habilidad increíble, lo acogí en una de mis manos. Lo lubriqué con mi saliva y fui descendiendo hasta llegar a mi clítoris, esparciendo parte de mi ansia al contacto vibratorio de aquel majestuoso rey de mi libido más sagrado.
Te miré. Estabas temblando, intentando una y otra vez soltar esas cuerdas de seda que envolvían tus muñecas. Te sentía gruñir, suplicar, sudar… mientras yo gozaba frente a ti.
De repente, introduje el vibrador dentro de mí con suavidad, mientras mis caderas no dejaban de moverse.
No dejaba de gemir, de gritar, de ronronear, de contornear todo mi cuerpo, de temblar, de exorcitar… hasta que me rendí, dejándome llevar por el orgasmo más increíble de mi vida..
Lo aparté suavemente mientras mis espasmos se reducían a simples temblores. Y ahí, en ese momento, gritaste de rabia, y las medias cedieron.
Te abalanzaste como un loco poseído por la lujuria, y me dijiste:
—Esta me la vas a pagar.
Sentí cómo tus manos buscaban con urgencia el botón para desabrocharlos, y sin desvestirte del todo, me penetraste con fuerza, sacudiendo mi cuerpo, empalando tu afilada y dura arma dentro de mí.
Grité, y me cerraste la boca con tu mano mientras empujabas una y otra vez, sintiendo tu aliento en mi garganta, mordiendome a besos, saciando esa sed de venganza, hasta que te corriste, dejándome empapada.
Me miraste con tu hambre saciada y suspirando, jadeante, me dijiste:
—Este, con diferencia, ha sido el mejor aniversario que hemos celebrado.
Le miré, y con una sonrisa pícara me refugié entre sus brazos… hasta quedarnos dormidos….
By seeyou 🔥
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