La bolsa de botones

La bolsa de botones

René Moya

12/08/2025

Era una bolsa de tela gastada.
Olía a lavanda, a ropa recién planchada,
a tardes lentas donde el tiempo parecía dormido.

Cuando mi abuela cosía,
yo me sentaba en el suelo,
esperando el momento en que sus manos
me entregaban ese pequeño universo.

Adentro, un mar de botones.
Rojos como cerezas,
azules como cielos de enero,
blancos como la espuma de la ropa al lavarse.
De metal frío y pesado,
de madera cálida como un abrazo,
de nácar que atrapaba la luz en mil destellos.

Los dejaba correr entre mis dedos,
y sonaban como lluvia sobre un techo de zinc,
como monedas cayendo en una fuente
donde los deseos siempre se cumplen.

Yo los conocía a todos.
El del abrigo azul de mi abuelo.
El de la blusa dominguera de mamá.
El que una vez se perdió en el patio
y volvió a casa cubierto de polvo y hojas secas.

En ese suelo frío,
rodeado de colores y formas,
aprendí que la felicidad cabía
en cosas tan pequeñas como un botón.

Hoy cierro los ojos y vuelvo allí.
Siento la aguja de mi abuela
atravesar la tela con paciencia.
Escucho el roce suave de sus tijeras.
Huelo el almidón y el café recién hecho.
Y yo…
con las manos llenas de botones,
juntando uno con otro,
como si con ellos pudiera
coser para siempre aquel momento.

Etiquetas: inocencia

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