Crónica — “Secuestro voluntario”

Crónica — “Secuestro voluntario”

René Moya

11/08/2025

Llevo dos meses mirando de reojo a mi computadora, como si fuera un ex que todavía me conoce demasiado.

No es bloqueo creativo, lo sé. Las ideas siguen ahí, agitándose como peces en un balde pequeño.

Es inseguridad. Y peor aún: es la prioridad que le doy a todo menos a mí.

Me digo que es el trabajo, la rutina, las urgencias pequeñas que se disfrazan de importantes.
Pero en el fondo sé que es otra cosa: le temo a salir de mi zona de estrés.

Sí, de estrés. No de confort. Porque el estrés es incómodo, pero conocido; es como esa silla rota en la que igual te sentás porque ya aprendiste dónde no poner el peso.

Darme tiempo a mí mismo sería traicionar a ese sistema defectuoso que he aceptado como vida normal.

Y lo irónico —casi insultante— es que en algún momento yo mismo escribí que esto ya no me pasaba. Que había aprendido. Que estaba libre.

Pues no.

Aquí estoy, con las llaves en la mano y la puerta abierta, pero todavía sentado dentro de la celda.

Escribo esto porque, de algún modo, si lo pongo en palabras, quizá lo pueda romper.

No por inspiración súbita, sino por obstinación.

Si el miedo me secuestró, tal vez escribir sea mi mensaje en la botella, arrojado desde dentro de la jaula.

Auxilio!!!

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