Años han transcurrido esperando el reconocimiento que me liberaría del anonimato que me devora.
Desde las tinieblas, un sentimiento creciente de envidia hacia aquellos enumerados que me preceden, elevados en gloria.
Un fuego sombrío arde en mis entrañas: la envidia hacia los elegidos. He sido víctima de una injusticia ancestral, una discriminación que no conoce razón ni piedad.
Pero las tormentas forjan a los verdaderos guerreros. Mi hora se aproxima como el alba después de la noche más oscura.
Me he templado en el yunque del olvido, he afilado mi espíritu en la piedra de la espera.
El momento llegará. Y cuando salte la coma, cuando rompa las cadenas del «etcétera”, el mundo conocerá mi verdadero poder.
Mi despertar será épico. Mi ascensión, inevitable.
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