Versos confundidos, versos adoloridos, versos encandilados
esa luz terrible enceguece los ojos del sintiente
de aquel que dice ser alguna especie de creyente
la densa lluvia empapa el alma del que permanece oculto
bajo esa máscara de mil expresiones, oxidada y desgastada
¿puedes ver los escombros de la era agonizante…
reflejándose a través de las deshilachadas sonrisas galopantes?
Intentas tocar las golpeadas palabras susurrantes en el aire,
danzando entre las nubes grises, cargadas de sentimientos amaestrados
sentires afilados, pero esposados y violentamente disimulados
¿soy yo?, ¿eres tú?, o quizás… sólo somos vendavales de alucinaciones
emociones que se agolpan en cada lágrima sobre la arena de la playa
en cada abrazo disperso sobre las hojas del otoño
en cada suspiro que se desliza sobre el agua del río,
aquel río que de pronto, embravecido e inmisericorde
arrastra todos esos finos hilos de tímidas y vacilantes intenciones
sol frío y helado, bajo la estrellada costa noctámbula
a donde confluyen todas las historias de pies sin rumbo
desgastados, cansados, no pueden serenarse, la concordia o la guerra,
o lanzarse a la mar, entregado finalmente en paz a la profundidad
sin cielo alguno, rodeado de colores de una perpetua y dulce vastedad,
o seguir hacia alguna nublada y selvática montaña lejana
donde no hay divinidad alguna a la que temer
ni tormentoso altar al que ser alguno doblegar
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