Oda IV
Tanto va la mosca a la miel que muere
sepultado entre lo que más quiere.
En la zozobra de mierda canina
su salvaje hito de ocupación
de lado pasa gente que camina
sin equipaje en el corazón.
Vos el mal aliento no tiene cura
siempre una aptitud lenida y grata
comprando mano de obra barata
con dulces que saben a amargura.
No quiere en su ambición hacer gala
de haber encadenado al viento
tan solo padecer en el intento
de pulir mientes a pico y pala.
Allá el paisano también acompaña
al sequito del sol con su mirada
un aroma a flor de cementerio
todo coerce, seguro con criterio
de turista incluso aquello que daña
es parte de una tira inanimada.
Blas Albino
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