Digamos, que los hechos podrían ser diferentes

Yo no creo en los besos con lengua ni lametones por todo el cuerpo, no quiero saber nada del poco amor que emana del contacto con otra lengua, las experiencias desbordan el vaso quedando solo recuerdos sin belleza. Meros contactos con desesperación en su descripción.

Aquí, zona donde no pasa nadie a las afueras sin luz que impida ser vistos, corramos donde las viejas cotillas no nos vean con sus enormes prismáticos, vayamos lejos en un escampado donde poder coger todo tipo de enfermedades pero no, vamos a llamarlo mejor locura o aventura. Dejemos que la lujuria invada nuestros cuerpos y permitamos derretirnos con una noche estrellada (esto queda muy romántico para lo que en realidad es). Diez minutos como máximo haciendo que el hombre quede a gusto pero, ¿que es de la pobre mujer? Ella, que ha dado su cuerpo para que el macho pudiera deshacerse de toda perversión que le inundaba ¿y ahora que? A vestirse con rapidez que se ha escuchado un sonido extraño entre los matojos, quizás sea un perro que quiere hacer un trío o tal vez la vieja con los prismáticos, cuidado no lo cuente a vuestros familiares, no queremos que vean que un acto tan sagrado, os lo tomáis tan a la ligera.

Digamos que los hechos podrían ser muy diferentes, pongamos que existe verdadero amor entre los amantes que entran en contacto cierta noche, después de vivir un día compartido de risas, baile, canto, juego. Impregnarse de momentos juntos donde la diversión por supuesto, ha estado presente a cada instante.

Vivamos en el ahora y no en el mañana, la situación está ahora, no dentro de unos minutos, por esa razón, el acto se disfruta mucho más con presencia.

Llenar la habitación de velas, incienso, música, eso nunca puede faltar en una noche tan especial. Dos cuerpos llenos de amor, con mirada fija en el otro, un «te quiero» sin palabras, un baile con la canción más esperada, caricias perfectas, abrazos llenos de ternura, vello erizado de emoción, lágrimas que brotan al dejarse llevar, tiempo nada más para la presencia, un bello acto que tardará en encontrar su final, ambos siendo respetados, cuerpos al compás, gran noche…