Hola…
Iniciar con un perdón, es lo más opcional hoy.
Pedir perdón por intentar que asumas, errores o cuestiones que solo deben ser responsabilidad propia. En este recorrido me he empeñado en que asumas de una u otra forma decisiones, hechos y actos de los cuáles solo yo he retribuido con noción. La partida, dio inicio y tomó forma desde el principio, que quizá en el transcurso haya intentado vagamente graduarla, es otra cosa.
Es necesario asumir también, la idea o proyección que haya generado erróneamente o certera tal vez. Mezquina gradualmente, jamás te hice participe de las emociones o idealización consecuente.
Me he encismado en retribuirte la carga absoluta de mis ideas y creencias, ansiosa por lograr que me observes.
Lo siento, lo lamento. Nunca fuimos buenos en esto, nunca fuimos buenos en nada, no era nuestro objetivo “ser”, pero fuimos, fuimos, lo que somos sin seudónimos, sin atajos. Sin máscaras. Qué divertido era todo, cuando no mediamos que podría pasar, cuando la preocupación no recaía en asumir.
Sin embargo, no podemos ser indiferentes todo el tiempo y centrarnos solo en el placer del momento, que tampoco está mal, pero hasta eso debe ser pactado.
¿Cuándo? Cuanto creíamos que lo blanco nos sostendría, mucho probablemente.
No había necesidad de colorear o reescribir. Siempre fuimos tan predecibles, ya sabíamos que pasaría después de.
Es extraño un “te extraño”, cuando no sabemos que extrañamos, ¿lo banal, el placer, ese nexo no definido? ¿El calor corporal, la risa, los chistes malos, el tiempo compartido o simplemente ese escape de lo cotidiano?
En este tiempo, hemos incrementado y retribuido ampliamente nuestra definición a lo primero. Hemos probado de todo para sostenerlo. Y nos ha servido tanto, tanto, que no importa el tiempo que transcurra siempre se va a sentir igual. Se va a sentir bien, porque es el lenguaje que hemos empleado siempre.
El factor errante recae en la herida y las personas heridas, ese daño colateral que enmarca la incertidumbre, obviamente no podemos librarnos del dolor causado, el egoísmo nos cegó tanto que danzábamos sobre las lágrimas ajenas.
Te pido perdón también por esto, por definirte de esa forma tan macabra.
Te pido perdón, por lo abrupto de mis respuestas, sin responsabilidad. Basada en la inercia y en la rabia, solo genera rabia.
Rabia que salpica y traspasa la pantalla, he sido tan desprolija e impredecible.
Te pido perdón, por la imagen popular que te ha generado esta rabia, este egoísmo de asumir mi participación.
Caigo en cuenta, que no tienes otra manera de ahondar, o aparecer, si la única empleada siempre fue validada.
Y es válido también cambiar de perspectiva, idear, replantear, adjudicar la presencia del otro con mucha más empatía, y viceversa.
Me despido, deseando siempre tu cuidado, tu felicidad y que todo lo planteado sea palpable para ti. Te abrazo, te deseo, te echo de menos y te quiero.
Era necesario para mi escribir y enviarte esto, para poder cerrar nuestro capítulo.
Cuídate siempre, cuídate mucho.
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