La presencia innombrada: Abuso de poder en la Vida Consagrada y el desafío Pastoral del Buen Trato
Estudiante: Freddy de Jesús Araujo A
Programa: Estudios Avanzados
Asignatura: Pastoral del Buen Trato y de Prevención.
Profesor: Manuel Lagos
Fecha: 10-07-2025
- Introducción
Esta síntesis integrativa es fruto del trabajo académico realizado en el marco del Programa de Estudios Avanzados, espacio que nos ha permitido abordar, desde una perspectiva interdisciplinaria, las tensiones y desafíos ético-pastorales que plantea el abuso de poder en la Vida Consagrada. A lo largo del programa, se han discutido textos clave y se han recibido los valiosos aportes de invitados convocados por los profesores Manuel Lagos e Irama Cardozo, cuyas reflexiones han nutrido el enfoque crítico y comprometido que sustenta esta investigación.
El eje central de mi síntesis final, gira en torno a la obra de Ianire Angulo, titulada La presencia innombrada. Abuso de poder en la Vida Consagrada (2021), publicada en Teología y Vida, y complementada por otras fuentes teológicas y jurídicas relevantes. A partir de esta investigación y del trabajo desarrollado en la tutorías y clases quiero resaltar estos temas que me llamaron fuertemente la atención.
- El poder del silencio: ¿Si no se nombra, no existe?
- El alto costo de la denuncia y la multiplicidad del abuso
- El abuso no punible: grietas del consentimiento y abuso estructural
- Construir una pastoral del buen trato: conciencia, acompañamiento y transformación
- Narrativas liberadoras: la denuncia como acto espiritual y transformador
- Redefinir la denuncia: de ruptura a revelación
- Liturgia y memoria comunitaria
- Espiritualidad del coraje
- Transformar el lenguaje comunitario
- A través del desarrollo de estos núcleos temáticos, se propone una lectura crítica y pastoral de los mecanismos que han perpetuado el encubrimiento y la invisibilización de los abusos dentro de la Iglesia, así como estrategias para desmantelarlos y sanar comunitariamente. Esta reflexión está pensada como herramienta teológica, formativa y comunitaria para contextos concretos de acompañamiento, especialmente en la vida Consagrada.
2. El poder del silencio: ¿Si no se nombra, no existe?
Angulo advierte que la estrategia eclesial de silenciar los abusos —especialmente los sexuales— no solo ha sido errónea, sino también destructiva. El ocultamiento institucional parte de una creencia ingenua: que lo que no se nombra deja de existir. Sin embargo, como señala Freud y la psicología contemporánea, lo reprimido y silenciado no solo persiste, sino que opera desde el inconsciente con mayor fuerza destructiva.
“La realidad deja de existir por el hecho de ocultarla o silenciarla, como si evitar nombrar algo provocara directamente su inexistencia.” (Angulo, 2021, p. 362)
La cultura del encubrimiento ha añadido gravedad al crimen, culpabilidad a la institución y dolor prolongado a las víctimas. A pesar de los avances institucionales, como la política de tolerancia cero promovida por el Papa Francisco, muchas víctimas —especialmente mujeres religiosas— siguen sin poder nombrar públicamente su experiencia por temor a represalias.
3. El alto costo de la denuncia y la multiplicidad del abuso
La denuncia, en lugar de ser reconocida como acto de valentía moral y espiritual, suele conllevar un precio demasiado alto. Las víctimas enfrentan pérdida de apoyo institucional, estigmatización comunitaria y consecuencias emocionales profundas.
“Los precios a pagar por parte de las denunciantes son demasiado altos, más aún en el seno de congregaciones e instituciones de Vida Consagrada.” (Angulo, 2021, p. 370)
Además, persisten otras formas de abuso —psicológico, económico, espiritual— que no han sido nombradas ni visibilizadas. Murillo (2020) aporta una nueva definición que conecta el abuso sexual con el de poder y conciencia, reconociendo su interrelación y su raíz sistémica.
Véase Murillo, J.A. (2020). “Abuso sexual, de conciencia y de poder: una nueva definición”. Estudios Eclesiásticos, 373(2), 424‐425.
La invisibilización de estos abusos también se perpetúa por la ausencia de estructuras de acogida, formación ética y acompañamiento integral en las comunidades religiosas.
4. El abuso no punible: grietas del consentimiento y abuso estructural
Angulo plantea una pregunta fundamental que abre la reflexión hacia las zonas grises del abuso:
“¿Qué sucede con aquellos comportamientos que, sin llegar a constituir un delito punible, suponen un uso inadecuado del poder?” (Angulo, 2021, p. 373)
Este tipo de abuso —sutil pero igualmente violento— se basa en una falsa noción de libertad: que si una persona no se opone explícitamente, entonces consiente. En contextos jerárquicos como el eclesial o familiar, la dependencia afectiva, el miedo, o la obediencia mal entendida minan la capacidad de reacción, invalidando la idea de consentimiento pleno.
Schickendantz (2019) advierte que el problema no es solo moral, sino sistémico: un modelo teológico-cultural de Iglesia que ha fracasado en garantizar entornos seguros.
Cf. Schickendantz, C. (2019). “Fracaso institucional de un modelo teológico‐cultural de Iglesia”. Teología y Vida, 60(1), 9‐40.
Además, el reconocimiento de estos abusos no surgió por convicción interna, sino por la presión social externa —el llamado ad extra— que empujó a la Iglesia hacia una revisión ética y pastoral más profunda.
5. Construir una pastoral del buen trato: conciencia, acompañamiento y transformación desde una cultura humanizadora.
Presentare algunas claves fruto de las lecturas realizadas sobre el tema de la pastoral del buen trato y algunos apuntes tomados de las exposiciones y testimonios de los invitados: P. Yovanny Bermudez SJ, P. Alexander Quintero.
El camino hacia comunidades sanas requiere mucho más que protocolos legales. Se necesita una pastoral del buen trato que reconozca las formas cotidianas de abuso, escuche activamente, y promueva la justicia desde la compasión. Portillo (2020), en su estudio sobre teología y prevención, destaca cómo la formación ética y espiritual es clave para desmantelar la cultura del silencio.
Cf. Portillo, D. (Ed.). (2020). Teología y prevención. Estudio sobre los abusos sexuales en la Iglesia. Sal Terrae.
Es necesario trabajar por fomentar narrativas liberadoras: la denuncia como acto espiritual y transformador.
Redefinir la denuncia: de ruptura a revelación- En contextos eclesiales, la denuncia ha sido históricamente vista como amenaza a la comunión o ataque a la institución. Esta narrativa ha favorecido el silencio, la complicidad y el retraimiento espiritual de las víctimas.
– Revalorizar la denuncia implica considerarla como un acto de fidelidad al Evangelio: una manera de confrontar la injusticia con verdad, en la línea profética de Jesús que desenmascara el abuso y acoge al excluido.
“El que ama la verdad, sale a la luz” (cf. Jn 3,21). Denunciar no es romper la comunión, sino reclamar su autenticidad.
Impulsar una Espiritualidad del coraje
– La denuncia requiere un coraje espiritual, una decisión ética que nace del encuentro con el dolor, pero también con la esperanza.
– Esta espiritualidad se fundamenta en el respeto por la dignidad del ser humano, la opción por los últimos y la convicción de que el Reino de Dios se construye desde la justicia, no desde el encubrimiento.
– La narrativa liberadora dice: “No soy menos por hablar; soy más libre por reconocer la verdad”.
Transformar el lenguaje comunitario
– Es necesario promover testimonios, catequesis y reflexiones que valoren el coraje de las víctimas como testimonio de luz en medio de la oscuridad.
– En lugar de etiquetar como “problemáticas” o “divisoras” a quienes denuncian, se puede proclamar su papel como constructoras del cambio que la Iglesia necesita.
– Esta narrativa también restaura la fe de quienes se alejaron por experiencias de abuso: al ver que hay verdad, hay posibilidad de reconciliación.
Liturgia y memoria
– Incorporar en la liturgia signos que reconozcan el dolor causado por el abuso —una oración comunitaria, un gesto simbólico, una jornada de sanación— ayuda a integrar lo traumático en el camino espiritual.
– Recordar públicamente el valor de quienes han hablado transforma el testimonio en memoria liberadora, y reconfigura la comunidad como espacio seguro.
6. Narrativas para la pastoral del buen trato
– La pastoral del buen trato necesita contar historias reales que humanicen el proceso de denuncia, dignifiquen la lucha por la verdad y propongan una espiritualidad encarnada en el sufrimiento redimido.
– Desde esta óptica, denunciar no es traicionar a la Iglesia, sino amar lo suficiente para sanar sus heridas desde adentro.
7. Conclusión
Nombrar el abuso, acompañar el sufrimiento y transformar la cultura del poder no son tareas accesorias: son parte esencial de una Iglesia que busca encarnar el Evangelio en su radicalidad. En este camino, la pastoral del buen trato emerge como una pedagogía del coraje, llamada a transformar la herida en semilla de verdad y justicia.
Como afirma Jesús en el Evangelio:
“No hay nada oculto que no llegue a saberse, ni nada secreto que no llegue a conocerse públicamente.” (Lucas 8,17)
Este pasaje no es solo una advertencia, sino una promesa esperanzadora para quienes han sido silenciados, ignorados o excluidos. La verdad —aunque escondida por estructuras de poder y mecanismos de miedo— encuentra caminos para revelarse. Y cuando lo hace, libera, redime y reconfigura las relaciones humanas desde la justicia.
Desde esta óptica espiritual, la denuncia no es una traición, sino una revelación; no rompe la comunión, sino que la purifica; no destruye la comunidad, sino que la invita a nacer de nuevo. Esta visión se conecta con las narrativas liberadoras que valoran el acto de decir la verdad como gesto profundamente cristiano y profético.
Este trabajo de formación desarrollado en el PREA nos ayuda a impulsar procesos formativos de la Vida Consagrada que ayuden a derribar el muro del silencio y construir espacios seguros.
Porque en una Iglesia que camina con el pueblo, no hay lugar para la opacidad. La luz de la verdad, aunque tarde, siempre llega. Y cuando lo hace, devuelve al ser humano su dignidad, a la comunidad su autenticidad, y al Evangelio su fuerza liberadora.
Bibliografía
– Angulo, Ianire. (2021). La presencia innombrada. Abuso de poder en la Vida Consagrada. Teología y Vida, 62(3), 357-388. DOI: https://doi.org/10.7764/TyV/623/2/357-388
– Murillo, J. A. (2020). “Abuso sexual, de conciencia y de poder: una nueva definición”. Estudios Eclesiásticos, 373(2).
– Portillo, D. (Ed.). (2020). Teología y prevención. Estudio sobre los abusos sexuales en la Iglesia. Sal Terrae.
– Schickendantz, C. (2019). “Fracaso institucional de un modelo teológico‐cultural de Iglesia”. Teología y Vida, 60(1), 9‐40.
Otras referencias:
Apuntes tomados de las intervenciones de los compañeros en clase, y el aporte de los invitados.
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