
Por: Micha Velarde Heidi Annahy
El extranjero (1942), escrita por el pensador y novelista francés Albert Camus, constituye una obra clave del pensamiento existencialista y de la filosofía del “absurdo”. La novela relata la vida de Meursault, un sujeto que aparenta insensibilidad ante los sucesos que marcan su existencia, incluida la pérdida de su madre. Con un lenguaje sencillo y directo, Camus presenta a un personaje que enfrenta los hechos tal como son, sin buscar explicaciones ni adornos, dejando al descubierto la falta de propósito del mundo y el colapso de los valores sociales tradicionales. La obra se organiza en dos partes: la primera muestra hechos cotidianos que desembocan en un asesinato, y la segunda analiza las consecuencias legales, sociales y filosóficas de ese acto. Desde una mirada crítica, El extranjero representa una visión clara y sin concesiones sobre la ausencia de sentido en la experiencia humana. Camus crea a Meursault como una figura opuesta al héroe clásico, alguien que representa el pensamiento del absurdo: la imposibilidad de hallar una razón en la existencia. Su desinterés por las emociones convencionales y su negativa a aparentar lo convierten en un símbolo de autenticidad radical, que lo enfrenta a una sociedad que exige fingimiento para ser aceptado. El objetivo de este análisis es reflexionar sobre cómo El extranjero plantea, por medio de su protagonista y algunos pasajes clave, la noción del absurdo y la crítica a una sociedad que rechaza la sinceridad emocional. A través del estudio de fragmentos importantes, se mostrará cómo Camus presenta una postura existencial que impulsa a cuestionar el sentido de la vida, de la muerte y de las normas morales. En las líneas siguientes se abordarán varios fragmentos que revelan el universo sin sentido de Meursault, su perspectiva sobre la realidad y el conflicto de esa visión con las normas sociales. Cada párrafo se centrará en una cita representativa, relacionando el texto con el tema del absurdo y ofreciendo un análisis crítico de su mensaje.
Una de las maneras más claras en las que Camus expresa su filosofía del absurdo es mediante la caracterización de Meursault. Su desapego hacia los vínculos emocionales y las normas sociales pone en evidencia una ruptura profunda con la manera habitual de comprender la existencia. Desde la frase inicial de la obra se revela esta postura: “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer, no sé.” (Camus, 2024, p. 9). Esta oración da paso al universo absurdo. Meursault no actúa como sería esperable ante la muerte de su madre: no hay dolor manifiesto, ni pena visible, ni necesidad de explicación. No se trata de falta de afecto, sino de una comprensión lúcida de que los actos humanos carecen de sentido. Camus nos presenta así a un personaje brutalmente honesto, que no busca conformarse a las normas sociales o éticas. Esta ausencia de emoción fingida pone en evidencia una visión del mundo: la vida no tiene propósito y fingir que lo tiene es inútil. De igual forma, la incoherencia del mundo se refleja en el acto central de la obra: el asesinato del árabe. No es un crimen producto del odio ni de la emoción, sino una acción automática, casi inducida por el ambiente físico: “Entonces disparé aún cuatro veces sobre un cuerpo inerte en el que las balas se hundieron sin que diera un solo suspiro. Y era como si llamara cuatro veces a la puerta de la desgracia.” (Camus, 2024, p. 59). Este fragmento expone cómo, en el universo de Camus, las acciones humanas no tienen un respaldo moral ni un propósito profundo. El absurdo aparece cuando no hay una relación lógica entre causa y efecto, entre lo que se hace y su significado. Meursault dispara por el calor, por el sol que lo abruma; no por una razón lógica. La violencia carece de peso, el castigo es inevitable, pero todo está vacío de justificación.
Por otro lado, esta falta de sentido no lleva a la desesperanza, sino a un tipo particular de libertad. En el desenlace de la novela, Meursault acepta su destino y con ello abraza la realidad de una vida sin dirección definida. En un momento de claridad, dice: “Y me sentí dispuesto a vivirlo todo otra vez de igual manera.” (Camus, 2024, p. 122). Esta frase marca un giro filosófico esencial. Reconocer que la vida no tiene sentido no destruye al sujeto, sino que lo libera. Ya no hay obligación de encontrar un propósito: basta con existir, con aceptar la realidad sin ilusiones ni autoengaños. Meursault halla así una forma de paz, una afirmación de la existencia tal como es, sin más.
Del mismo modo, Camus deja claro que esta actitud resulta incomprensible —y condenada— por la sociedad. A Meursault no lo castigan solo por el homicidio, sino por no cumplir con las normas emocionales esperadas, como no haber llorado en el velorio de su madre: “¿Por qué esta gente me odia? Dicen que no he llorado en el entierro de mi madre.” (Camus, 2024, p. 91).La condena no es únicamente legal, sino también moral y colectiva. La autenticidad de Meursault —su negativa a simular emociones— lo vuelve un transgresor del orden social establecido. Camus denuncia aquí la falsedad de una sociedad que valora más las apariencias emocionales que la honestidad interior. Meursault se convierte así en un extranjero no solo frente al universo, sino frente a su propia comunidad.
Es una novela que nos permite comprender el absurdo, abordando con profundidad esta filosofía a través del personaje de Meursault. La historia nos confronta con la indiferencia del universo frente a la vida humana y la carencia de un sentido definido. Meursault, con su frialdad emocional y su sinceridad directa, representa esta indiferencia, algo que impacta y cautiva al lector al mismo tiempo.
En definitiva, Esta obra refleja, mediante la experiencia de Meursault, la frialdad del mundo, el juicio al que es sometido por no adecuarse a las normas sociales y su eventual reconciliación con el absurdo de la vida. Es una muestra de la búsqueda de verdad personal en un mundo que no brinda respuestas claras ni significados fijos. Nos enseña que el verdadero reto no es encontrar sentido donde no lo hay, sino aceptar su ausencia y aun así elegir vivir con integridad y una extraña forma de alegría ante la inmensidad indiferente del universo. Esta obra también nos impulsa a repensar no solo qué buscamos al vivir, sino también cómo juzgamos a quienes deciden apartarse de los moldes establecidos. Nos recuerda que la autenticidad, aunque no siempre entendida o aceptada, puede ser la expresión más profunda de la afirmación de nuestra existencia.
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