Te prometo, abuelo, que hallaré la forma de volver a verte. Te prometo, abuelo, que encontraré la forma de soñar contigo una vez más para poder sentir que ese rostro me observa una vez más. Te prometo, abuelo, que seguiremos creciendo mirando al horizonte, con los pies en el suelo y pidiendo que la noche y el día vuelvan a encontrarse para darse la mano y dibujar tus iniciales en el firmamento. La vida, en ocasiones, funciona según lo diseñado por un destino caprichoso que, no obstante, sigue sin poder terminar de forjar esa coraza que se supone que hemos de tener para sucesos como el que ha acontecido. Escribo esto mientras la tormenta atenaza mi mente, levantando un viento y atrayendo unas nubes grises que parecen haber entendido que el mundo sonríe hoy un poco menos.
Observo a lo lejos cómo tu pelo plateado se va marchando, alejándose poco a poco pero dejando tras de sí las últimas sonrisas que nos regalaste incluso sabiendo que, por dentro, el paso del tiempo se hacía más evidente y comenzaba a escribir el epitafio de toda una vida. Me cuesta, una vez más, encontrar palabras pero busco en lo más profundo para pensar que, siendo egoísta, deberías estar orgulloso de todo lo que dejas atrás… De la familia que quisiste, quieres y que te quiso, te quiere y te querrá hasta que expire su último aliento; de las anécdotas que guardaremos por siempre en el cajón de la eternidad, incluyendo aquellas en las que, con amor, también había desencuentros y de un sinfín de relatos que, desde pequeño, he adorado escuchar sentado a tu lado.
No habrá ya más besos de bienvenida, más abrazos ni más de tus particulares caricias… Sí habrá, no obstante, corazones repletos de memoria que seguirán bombeando al son del vuelo que has decidido emprender hacia ningún lugar, por el camino de baldosas amarillas que ayudaste a recorrer. Solamente puedo dar las gracias, no lamentarme por nada y afrontar lo que queda con tu recuerdo tatuado en el corazón, con la firma que un día te pedí para llevarte siempre junto a mí, por dentro y por fuera. Te llevas contigo mis veranos junto a ti, junto a abuela, junto a la familia que, por las noches, salía a la puerta al frescor de la noche. Te llevas contigo las cenas de Nochevieja, los regalos, la atención y los cuidados. Te llevas contigo tu rabia, las discusiones y las disculpas de después porque, al fin y al cabo, el porqué de esto nadie nunca lo descifrará pero seguirá formando parte de la vida, ¿no?
Suenan los violines y las flautas, suena el francés que hablabas con soltura, suenan los saludos al vecino mientras, minuto tras minuto, un manto oscuro se aproxima para dar un golpe de realidad. No puedo evitar recordar y es que, a pesar de todo, los sueños no pueden besar ni las fotos abrazar así que, supongo, habrá momentos en los que la resignación atacará con fuerza para golpear con dureza el alma. Y aquí estoy, intentando luchar contra mí mismo, contra los demonios que me impiden admitir que ya ha pasado todo, que te fuiste y que ahora eres viento, estrellas y eternidad. Las lágrimas acechan y el nudo en la garganta es cada vez más intenso, bloqueando unas palabras que quieren salir pero que no son, que no dicen nada y que han perdido parte de su significado.
Los pinos, el campo, el bar, las cerezas, el cabrito y las macocas; la protección, las broncas, los despertares y los cuidados; los cumpleaños, los besos de Año Nuevo y las fotos; ¿Y ahora qué? Ahora solamente queda mirar, queda pensar y añorar, recordar las arrugas del tiempo haciendo mella en una piel repleta de vida que ha ido escribiendo, con cada día, la historia de un diario en El Arenal. Escucho tu voz en cada esquina, cada llamada y guardo los audios en favoritos para no perder jamás, para esbozar una sonrisa en aquellos momentos en los que únicamente apetece gritar y preguntar al corazón por qué nunca está preparado para abrir la puerta final… Pero a pesar de todo, abuelo, te prometo una cosa: que este hasta siempre no será uno más y que, por difícil que sea, hallaré la forma de volver a verte, de volverte a encontrar. Tu foto, abuelo, no puede abrazarme pero cierro los ojos y miro… Volverás… Y nunca te irás.
Te quiero…
OPINIONES Y COMENTARIOS