Escrito por Tirado Emely.
¿Alguna vez has caminado por una calle y sentido que algo no estaba bien, como si la pobreza y el abandono te miraran directamente a los ojos? En las grandes ciudades latinoamericanas, muchas veces la miseria se vuelve paisaje cotidiano, tan normalizada que pasa desapercibida. Julio Ramón Ribeyro, uno de los más importantes cuentistas peruanos del siglo XX, dedicó gran parte de su obra a retratar con crudeza y sensibilidad esa cara oculta de la ciudad. En su cuento Los gallinazos sin plumas, el autor nos introduce en un mundo marginal donde dos niños, víctimas de la explotación y el abandono, sobreviven entre desperdicios y violencia. A través de una narración realista y cargada de simbolismo, Ribeyro no solo visibiliza la desigualdad social, sino que lanza una crítica punzante contra la indiferencia colectiva. Su obra conmueve, pero también incomoda, y nos obliga a mirar aquello que muchas veces preferimos ignorar.
En primer lugar, Ribeyro nos demuestra a través de su narrativa cómo el abuso de poder ejercido a través de gritos y golpes someter a los más indefensos. No obstante, frente a esta violencia, uno de los personajes demuestra un gesto de resistencia individual al asumir la culpa y proteger a otro más vulnerable, revelando su valentía y sentido de justicia. En lo siguiente: “—¡Arriba, arriba, arriba! —los golpes comenzaron a llover—. ¡¡A levantarse, haraganes!! ¿Hasta cuándo vamos a estar así? ¡Esto se acabó! ¡De pie! […]. Al fin pudo reaccionar. – ¡A Efraín no! ¡Él no tiene la culpa! ¡Déjame a mí solo, yo saldré, yo iré al muladar!” (Ribeyro, p.14). Refleja el realismo urbano de Lima en 1950, mostrando la pobreza y deshumanización a través del abuso físico y psicológico que sufren Efraín y Enrique por parte de su abuelo Don Santos. A pesar del maltrato, los hermanos se protegen mutuamente, evidenciando valentía y amor en medio de la violencia familiar, y denunciando la normalización del maltrato infantil y la falta de cuidado de los adultos. A través de un realismo crudo, el autor muestra cómo el abandono, el abuso familiar y la explotación laboral infantil son parte del día a día de los sectores más vulnerables de la sociedad limeña de los años 50. Ribeyro no solo denuncia esta realidad, sino que también visibiliza la capacidad de resistencia y solidaridad entre los más indefensos, como ocurre entre los hermanos Enrique y Efraín. La obra interpela al lector y lo obliga a enfrentar una verdad incómoda: la normalización de la violencia contra la niñez, Vargas Gonzales (2022).
Clara situación de maltrato infantil disfrazado de autoridad, donde el adulto no solo emplea insultos y amenazas físicas, sino que recurre a la manipulación emocional para culpabilizar a los niños al decir lo siguiente: “A ver, ¿Qué cosa me han traído? Husmeaba entre las latas y si la provisión estaba buena hacía siempre el mismo comentario: -Pascual tendrá banquete hoy día. Pero la mayoría de las veces estallaba: – ¡Idiotas! ¿Qué han hecho hoy día? […] ¡Habrá que zurrarlos para que aprendan!” (Ribeyro, 1955 p.7). Refleja el mundo marginal oculto tras la ciudad moderna, mostrando cómo los personajes sobreviven entre desperdicios y son víctimas de abuso, en un entorno marcado por la miseria y la exclusión. La relación familiar donde hay una autoridad abusiva disfrazada de afecto. Don Santos demuestra más cuidado y afecto por su cerdo, Pascual, que, por los niños, a quienes trata con dureza. Esta diferencia en su comportamiento hace notar que pone su afecto en el animal en lugar de en las personas. La escena también deja ver cómo Don Santos impone su poder en la casa y sugiere una crítica hacia las relaciones familiares desequilibradas, especialmente en contextos rurales. Se observa un suceso en el que el autoritarismo y la represión emocional se combinan con una afectividad desmesurada hacia un animal, en marcada contraposición con el maltrato hacia los niños. Don Santos reprende violentamente a los menores ante cualquier descontento, mientras que hacia el cerdo “Pascual” muestra un cuidado casi paternal. Esta inversión en los vínculos afectivos revela una disfuncionalidad en las relaciones humanas del personaje, que destina su atención y ternura al animal en lugar de a los niños. Esto nos invita a reflexionar los efectos negativos de una educación basada en la represión, el maltrato y la ausencia de afecto genuino. No solo expone una problemática individual, sino que también hace una crítica implícita a ciertos modelos familiares y sociales que perpetúan el autoritarismo y descuidan el desarrollo emocional. Revela la realidad marginal escondida tras la ciudad moderna, donde la miseria y la exclusión marcan la vida de los personajes, obligados a sobrevivir entre desperdicios y abuso. Don Santos representa una figura autoritaria que muestra más afecto por su cerdo Pascual que por sus nietos, a quienes reprime y maltrata. Esta inversión de afecto evidencia la disfuncionalidad familiar y critica la represión y el autoritarismo que anulan el cuidado y el amor genuino dentro del hogar, invitando a reflexionar sobre modelos familiares que normalizan el maltrato y descuidan el bienestar emocional de los niños. Desde un enfoque psicológico, la obra permite analizar las consecuencias del maltrato en el desarrollo emocional de los niños. A pesar del entorno violento, los hermanos muestran una relación de cuidado mutuo, donde uno protege al otro, lo que evidencia vínculos de apego seguros que nacen incluso en condiciones adversas. Enrique se convierte en figura protectora de Efraín, demostrando una capacidad de resiliencia que contrasta con la crudeza de su ambiente. Ribeyro sugiere que, aún en los contextos más devastadores, existe la posibilidad de actos humanos y solidarios, Fernández, M. (2015)
Una lógica de resistencia estoica basada en su edad y experiencia, convirtiendo en una herramienta para minimizar el sufrimiento de los más jóvenes, Don Santos, al ver que su nieto sufre una infección en el pie, responde con: ¡Esas son patrañas! Que se lave el pie en la acequia y que se envuelva con un trapo. […] -Y ¿a mí? -preguntó dándose un palmazo en la pierna de palo. – ¿Acaso no me duele la pierna? Y yo tengo setenta años y yo trabajo… ¡Hay que dejarse de mañas! (Ribeyro,1955 p.9). Refleja la crisis de la objetividad, ya que el narrador no cuestiona la dureza de Don Santos ni su desprecio por el sufrimiento infantil, mostrando cómo la visión rígida del trabajo y el sacrificio se naturaliza en lo marginal. Don Santos, endurecido por su pasado —simbolizado por su pierna de palo—, impone tareas inadecuadas y castigos crueles, utilizando la enfermedad como burla y humillación. Esta educación autoritaria y sin compasión convierte la resistencia al dolor en un valor, anulando la empatía y afectando gravemente la dignidad y autoestima de los niños, al normalizar la negligencia y el abuso dentro de la familia. La violencia contra la niñez, la explotación infantil y la indiferencia social siguen siendo problemas estructurales en muchas sociedades latinoamericanas. Ribeyro nos obliga a mirar de frente una realidad que muchas veces preferimos ignorar. Su obra no solo es literariamente valiosa, sino también éticamente necesaria, porque interpela al lector a romper el silencio frente al abuso, Castañeda, R. (2019).
Finalmente, Los gallinazos sin plumas es un relato que retrata de forma cruda y directa la pobreza, la explotación y la indiferencia social que aún persisten en muchas realidades. Esta obra resulta impactante por la manera en que muestra la infancia rota y la violencia normalizada. A través de su estilo realista, Ribeyro nos hace reflexionar sobre los límites de la dignidad humana y nos invita a no ser cómplices del silencio ante las injusticias que sufren los más vulnerables. Los gallinazos sin plumas revelan cómo el abuso de poder y el maltrato infantil, sostenidos por la manipulación emocional y la indiferencia generacional, desencadenan una silenciosa pero poderosa resistencia individual frente al sufrimiento. Esté cuento nos invita a reflexionar sobre la indiferencia social y cómo, muchas veces, la pobreza y el abuso se ocultan detrás de la rutina y la aparente normalidad. A través de la historia de Efraín y Enrique, Ribeyro nos confronta con una dura verdad: hay realidades que preferimos no ver, pero que existen a la vuelta de la esquina. Los gallinazos sin plumas es una lectura necesaria para quienes deseen comprender las desigualdades que marcan nuestra sociedad. Recomendable tanto para jóvenes como para adultos, esta obra no solo nos sensibiliza, sino que nos impulsa a cuestionar y actuar frente a la injusticia. Sin duda, es un cuento breve, pero con un impacto profundo y duradero.
REFERENCIAS:
Morales Novoa, V., Vargas Gonzales, D. B., & Yacchi Mattos, L. A. (s. f.). El capitalismo deshumanizante en el cuento “Los gallinazos sin plumas”. LibrosPeruanos.com. Recuperado el 7 de julio de 2025, de https://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000002481/El-Capitalismo-Deshumanizante-En-El-Cuento-Los-gallinazos-sin-plumas
Fernández, M. (2015). Estilo parental. En Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado el 7 de julio de 2025, de https://es.wikipedia.org/wiki/Estilo_parental
Ribeyro, J. R. (s. f.). Los gallinazos sin plumas. En Ciudad Seva. Recuperado el 7 de julio de 2025, de https://ciudadseva.com/texto/los-gallinazos-sin-plumas/
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