El Despertar del Espejo

El espejo devuelve un rostro ajeno,

una sombra que es mía, pero no quiero.

Desde niño, el susurro del «no es bueno»

se incrustó en mi alma, un dolor certero.

La risa de los otros, el temor velado,

moldearon la arcilla de mi ser callado.

Un secreto a voces que jamás se nombra,

un desvío del sendero, una oscura alfombra.

Amé en silencio, con el alma en vilo,

escondiendo un sentir que era mi estilo.

Cada mirada furtiva, un miedo frío,

a ser descubierto, a ser el extravío.

La culpa carcomía, lenta y persistente,

por desear lo que el mundo tacha de indecente.

Y así, me convertí en mi propio juez,

negando mi verdad una y otra vez.

La masculinidad, un disfraz pesado,

para encajar en lo que me fue dictado.

Fingir interés en charlas de mujeres,

mientras mi corazón vibraba en otros seres.

«Sé un hombre», retumbaba en cada esquina,

y yo, tratando de aplastar esta doctrina.

La repulsión por mí, un nudo en la garganta,

la vergüenza ardiente que el alma quebranta.

Evitaba el contacto, la cercanía tibia,

por miedo a que mi piel la verdad exhiba.

Construí murallas, un castillo de engaños,

para ocultar mis gustos, mis pequeños amaños.

Y en la soledad, el tormento más crudo:

¿Por qué yo? ¿Por qué esta carga, este nudo?

La oración se alzaba, un ruego desesperado,

por ser «normal», por ser el esperado.

Pero el alma clama, la verdad se impone,

el amor propio es semilla que se compone.

Un rayo de luz, un atisbo de valor,

empezó a disolver tanto dolor.

La voz interior, cansada de oprimirme,

empezó a susurrar: «Es hora de vivirme».

No es error, no es falla, es parte de mi esencia,

esta forma de amar, esta dulce querencia.

Y entonces, el miedo comenzó a ceder,

la máscara se astilla, dejo de temer.

Acepto mi reflejo, sin velos, sin condena,

esta es mi verdad, mi hermosa cadena.

Ya no lucho contra lo que soy, lo abrazo,

y en cada latido, mi libertad trazo.

El camino es largo, la herida aún resuena,

pero la homofobia interior ya no me encadena.

Soy gay, y en esa palabra hallo mi paz,

libre al fin de un yugo que me hacía incapaz.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS