Un borroso sueño

Después de que pasaste por mi vida…

Aún me descubro pensando en ti.

En el eco de tu risa, en la forma en que tus ojos me miraban como si yo fuera un lugar seguro.

Y ahora… no sé quién soy.

No soy quien era contigo, y menos aún quien soñaba ser después de ti.

Me quedé suspendido en el tiempo, atrapado en una versión de mí que solo existe cuando tú me piensas, si es que aún lo haces.

Tal vez ahora soy solo un niño…

Un niño perdido en el recuerdo de un sueño hermoso,

un sueño donde te tenía, donde te amaba con la fuerza de lo eterno

y creía, ingenuamente, que eso bastaba para que todo fuera perfecto.

No sé quién soy.

A veces siento que soy solo pedazos de emociones rotas,

retazos de un amor que lo dio todo y aún así, no fue suficiente.

Soy una pregunta que nadie responde,

un abrazo que no llegó a tiempo,

una lágrima que se esconde en la almohada porque no quiere ser escuchada.

Te juro…

Hay noches en las que cierro los ojos con fuerza,

como si así pudiera reconstruirte con el pensamiento,

como si la memoria de tu calor pudiera volver a cubrirme.

Te extraño más allá del lenguaje, más allá del dolor.

Te extraño como se extraña una casa que ya no existe,

como un lugar que ardió y solo dejó cenizas donde antes hubo fuego.

Y en medio de esta inmensa nostalgia que me habita,

hay una ternura cruel,

porque aunque me duela, aún me gusta amarte.

Aún me gusta imaginarte feliz, aunque no sea conmigo.

Aún me gusta recordarte, aunque los recuerdos duelan como cuchillas.

Aún me aferro a ti, porque ¿quién soy si te suelto?

¿Quién soy sin la ilusión de un regreso?

¿Quién soy sin este amor, que aunque roto… sigue siendo lo más real que he sentido?

No sé quién soy después de ti.

Y tal vez…

no quiero saberlo.

te amo.