Math-Ematics (Nueva versión)

Math-Ematics (Nueva versión)

David Sanchez

02/07/2025

Capítulo 1 

Matemáticas

En un día como cualquier otro me encontraba en mi casa, la verdad nunca he sido de los típicos chicos que les ha gustado los temas de biología, ya saben de los que hablan sobre la composición de un animal entre otras, aunque si soy sincero nunca he resaltado en la escuela por mis dotes artísticos, musicales o científicos ni mucho menos en los temas de ejercicios, te dejan dolores horribles en la espalda. Las personas siempre me dicen “practica tal cosa” o “se mejor en algo” sinceramente en el ámbito académico y social nunca he sido de los mejores, pero hay algo que amo más en este planeta, todo lo que tenga que ver con la matemática, como los temas de química, física incluyendo construcción, aunque si soy sincero la gente solo ama a las personas inteligentes en general o musculosas, es algo clásico en nuestro mundo, pero intenté varias cosas. La primera escuela no me sentó muy bien era más bien pública lo peor de todo no eran los alumnos sino más específicamente los baños, puaj, como los odio, además de eso la cafetería no servía casi nada a lo mucho papas o takis, de allí en nada todo lo demás era algo feo aunque las butacas eran muy cómodas, a cada rato los profesores cambiaban a los alumnos, y no eran muy atentos al tema del bullying, como era de esperar. Al final fuí cambiado a una escuela privada, después de que mi padre trabajara como instructor en ámbitos académicos su salario era tremendo, de unos 50,000 cada 5 meses así que tendría en total 120,000 al año y optaron por una escuela privada la cual por cierto no estaba nada mal tenía una entrada muy bonita además de que por supuesto tenía comida mucho mejor, sin lugar a dudas era un lugar hermoso, primero de todo me mandaron horarios y grande fue mi sorpresa al darme cuenta de que impartían clases extras de matemáticas incluyendo las habituales, el uniforme era mucho mejor del que me esperaba con colores azul y negro una combinación extraña pero bueno. Primero mis padres decidieron por llevarme al sitio, puesto que todo lo que acabo de describir sin incluir uniforme y horarios era lo que había en los sitios web, decidimos ir un día antes de las clases un 25 de agosto y Domingo para ser exactos (obvio), mis padres tienen un coche algo costoso de un amigo que le ayudó a mi padre a conseguir trabajo que casualmente era el profesor de mate se llama Dr Walter que según él significa “Derivado” Walter, algo extraño porque yo recuerdo que Dr es la abreviatura de doctor, pero bueno cosas de la vida. Eso sí, el coche no era ninguna tontería para ser exactos era un -AMG C43 4MATIC del 2018, según Walter tiene 390 caballos de fuerza y además de que avanza a 250 km/h una cifra algo loca, pero bueno me pregunto yo de dónde saca ese hombre tanto dinero. La cuestión fue que vi que el director se llamaba Charles Harrison, aunque también había varios profesores que impartían otras materias, como historia, español, química o filosofía. Además de eso los pasillos parecían limpios, gran parte de las puertas y salones denotaban brillo y radiancia. Si les soy sincero, mis anteriores escuelas tampoco me sentaron bien, debido a que cuando iba en primaria los chicos se burlaban de mi habilidad en el deporte. Era algo malo en el deporte especialmente en el volleyball pero no destacaba mucho en cosas como basketball e incluso en quemados era malísimo en la puntería, casi siempre me elegían de último. Incluyendo que, para ligar era pésimo por igual, cuando me gustaba alguien era algo tímido y no solía hablar con casi nadie y si tenía la oportunidad de hablar con mi crush, solía hablar de temas como animales o autos. Pero eso ahora cambiaría, me presenté ante el director con mis padres y nos saludaron amablemente.

—Mucho gusto señor Math Evans, por lo que veo tus historiales en las materias han sido bastante buenos, un potencial extraordinario a mi parecer -Dijo Charles, el director.

—Lo sé, mi hijo es uno de los más inteligentes, su abuelo era un hombre maravilloso. Mi chico tiene un certificado oficial de Hardvard -Dijo mi padre.

—Mmm…, Bien. Interesante. ¿Su hijo, es bueno en algunas actividad relacionada al deporte?

Negué con la cabeza.

—Bueno, ejem. Tu coeficiente intelectual asciende a 140, a decir verdad es bastante alto teniendo en cuenta tu edad. Debido a ello quisiera sugerirte una opción difícil de rechazar. ¿Quisieras unirte a nuestro programa de talleres?

Asentí vehemente.

—Veo que su hijo es de pocas palabras.

—No le es fácil socializar con la gente. Cuando el chico estudiaba en el Huracan Reforced, no era muy abierto con sus compañeros, es más, casi nunca hablaba del colegio. Por eso el amigo de mi esposo nos recomendó visitar este. Para que tenga la oportunidad de relacionarse con chicos de su edad.

Observaba con atención la sala en la que estaba. Había detalles que me fascinaban, como las múltiples banderas pegadas a la pared. Entre éstas, una de Rusia de 1991, una de Brasil 1992, por último, estaba la de Canadá 1965. De repente, se escuchó un toque muy sútil en la puerta, para seguido de ello, empezar a acelerarse. Fue tanto el bullicio que estaba causando, que accidentalmente el director dejó caer su café en su pantalón, manchando toda la mesa. A su vez, apartó con rapidez el teléfono (GPO 1960) que estaba allí, junto a su celular. El rostro de aquel hombre estaba enrojecido, sus arrugas empezaron a contraerse, a tal punto que era irreconocible. Golpeó la mesa con fuerza, tanto así que hizo un ruido aún más fuerte. Mis padres empezaron a desesperarse, moviendo las piernas frenéticamente.

—¿Quién es? -Preguntó el director con enfado- Pase rápido, estoy con una familia, apúrense.

Se abrió la puerta con delicadeza, un hombre con el cabello desordenado estaba allí, usando una camisa hawaiana, lentes oscuros, zapatos bastante refinados. Su mirada se posó en mí. Al levantarse sus anteojos, lo reconocí al instante, el señor Walter.

—Casi pareciera que no tuviese modal alguno. Me disculpo, pero debo recordarle que usted debería estar atento a este tipo de reuniones.

—Por supuesto señor, pero quise saber si el chico se estaba aburriendo, quisiera darle un tour por el instituto. El Ákrinam tiene mucho que ofrecer.

—¡Pero qué buena idea! -Dijo mi padre- —¿Quieres ir con él?, nos quedaremos firmando los papeles cuando te decidas a quedarte aquí. Hablaremos de cosas que adultos, ¿Entendido?

Moví la cabeza, asintiendo tímidamente. Me paré de la silla, para ir afuera de la sala. Justo afuera, se hallaba una vitrina, con un montón de trofeos dentro. Muchos de ellos parecían estar destinados a deportes, otros a matemáticas. Podía observarse uno de la Institución Nacional Matemática-1979, a su vez estaba la foto de un equipo de fútbol.

—¿No es interesante?, hace unos años, el mundo presenció el partido más reconocido del mundo. En las gradas, de pequeño, tuve la oportunidad de presenciar aquel evento. El Instituto Radcer contra el Colegio Estatal de Gadeur. Fue espectacular, gracias a eso me convertí en couch, luego en profesor de matemáticas y actualmente quisiera brillar tanto como ellos. El jugador estrella que me ayudó tanto en ese camino fue tu abuelo, Matías Evans.

—¿Mi abuelo te inspiró?

—Por supuesto que sí. No sólo a mí, sino también a mi hermano, e incluso a millones de niños de mi época. Ven conmigo, quiero enseñarte algo.

Caminamos por los extensos pasillos del instituto. Pude reconocer trofeos del año 1978. Aquel lugar estaba bien cuidado. El suelo brillaba como si hubiese estado hecho de finos diamantes. Muchas personas detestan este tipo de limpieza, porque hacía que todo se volviese resbaloso, me parecía un acierto total. Los pasillos, iluminados por candelabros, mostraban la belleza de aquel lugar. Cada puerta, adornada con colores tanto excéntricos, así como definidos me recordaba mucho a aquellas escuelas que tanto visité cuando era pequeño. Me encantaba mucho ver las perspectivas de las personas, especialmente las que amaban el arte contemporáneo. Nos dirigimos a una sala con una escalera, detrás estaba un salón. Al abrir la puerta, se hallaban varios chicos haciendo lo que parecía un examen.

—E. Perdón por interrumpir vuestros exámenes. Verán, tenemos un nuevo estudiante -Se acercó a mí- Están en talleres vacacionales -Se dirigió a los chicos- ¿Quisieran presentarse?

Un chico de pelo bastante largo se paró de su silla. Llevaba el cabello rosado, su ropa era enigmática, “Hawaii”, a su vez llevaba shorts.

—Un gusto, mi nombre es Hurlley, me encanta todo lo referente al mar. Muchos me llaman por el apodo de Wave, ¿te gusta el surf?, ¿qué hay de las olas?, mi pez favorito es el salmonete, tiene un nombre curioso…

—Era presentación, no plática de gustos personales -Dijo Walter- ¿Algún otro voluntario?, digo, me vuelvo a disculpar por…

—Profesor, me parece una completa y total falta de respeto que interrumpas sólo para presentar a alguien. Es nuestra práctica para poder ingresar a la universidad -Dijo un chico con cabello corto y una remera negra- Además, ¿con quién quieres meterlo?, el club de fútbol está lleno.

—No seas un malhumorado de primera Ricciardo. Deja que nos presentemos, si tanto te molesta colócate tus audífonos, aparte, tenemos un año para estudiar. Sigue siendo un amargado, menudo idiota.

La chica se paró de la silla. Tenía el cabello largo, pintado de amarillo en un lado, casi como si pareciese una estrella de música, usaba una playera de 1980, de una banda poco conocida seguramente.

—Soy Renata Avyel. Del club de voleibol del colegio. De hecho podría decirse que yo ejecuto el papel de capitana.

Una segunda chica se dirigió a mí, tenía un rostro un poco, ¡no!, muy enfadado, me agarró fuertemente del hombro. Tanto así que a Walter le costó zafarme de ella.

—El que seas nuevo no sugiere que te ganes la amistad de nadie en instantes, Kenia Alexandra. Más te vale que no te vuelva a ver aquí, ¿me oíste?, fuera de aquí, no interrumpas nuestros trabajos.

Asentí nerviosamente.

—Tranquila, no tienes que ponerte de ese modo. El qué seas la menos capaz de entrar al instituto más prestigioso no te da el poder de insultar a nadie. Alex Kail, jugador de fútbol. Delantero profesional. El mejor de todos.

—Tch. Por supuesto -Dijo Ricciardo.

Un chico de cabello café, largo pero a su vez corto estaba enfrente mío.

—Ya dejen de pelear, lo siento por aparecer de repente. Mark Wilson, portero y capitán del equipo de fútbol.

—Bueno, ya acabé con las presentaciones. Por cierto, ¿Vieron a Feya?

Negaron todos la cabeza.

—Seguro está en la piscina, o jugando voleibol en las canchas.

—Gracias Ren. Nos vemos después, tengo que llevar a Math a recorrer el instituto. Ven conmigo hijo.

Salimos de la habitación, estaba nervioso por la amenaza de aquella chica.

No te preocupes, en el fondo suele ser buena chica. Pasa que, después del partido del año pasado, nos costó mucho adaptarnos nuevamente como una familia. Siento que esto suceda en tu primer día. Mira, no te dejes intimidar, pese a que te ganen por 4 años, no implica que sean más peligrosos. Al contrario, siéntete tranquilo de ser parte del instituto.

—Gracias Walter. Te agradezco lo que has hecho por mí. ¿Algún día quisieras invitar a tu hermano a comer con nosotros?

Su rostro cambió de repente.

—Digo, sé que tienen una relación compleja pero…

—¡Ni lo pienses!, ¡No, no y no!, ya te lo he dicho miles de veces, aunque pueda no va a venir. Ese hombre está muy ocupado. No creo que pueda Math. Jamás he contado nada de él. Menos a los chicos, ni a los profesores, mucho menos al director.

—Lo siento no quise…

—No es nada. Solo evita mencionarlo. 

Caminamos un rato. Los pasillos eran tan extensos que me costaba distinguir algo a lo lejos. Recorrimos un lugar que estaba destrozado, completamente destrozado. Pensaba que era una remodelación. Miré con curiosidad al amigo de mi papá. Su rostro volvió a cambiar de la misma forma que había hecho antes.

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