Buen día, amor (y otras pequeñas revoluciones)

Buen día, amor (y otras pequeñas revoluciones)

Juan Valenzuela

24/06/2025

Hay algo que nadie te cuenta cuando empezás a esperar a alguien, Que  también te transforma. Que a veces no se trata de si esa persona llega o no, sino de en quién te convertís mientras tanto.

 Yo creia que la soledad era un refugio. Y lo era, por momentos. Tenía ese gustito amargo pero honesto.

Durante mucho tiempo me repetí que los amores intensos eran peligrosos, que mejor solo, que no iba a volver a caer. Que el amor era puro marketing con banda sonora de Arjona.
Y sin embargo… acá estoy.
Diciendo «buen día, amor» y lo digo en serio, y  me sale con ternura. Es hermoso, y también da miedo. Es hermoso y también me deja quieto frente a la pantalla del celular, como si algo tan sencillo no me terminara de entrar en la piel, Como si no hubiera sido un renegado emocional durante años.
Porque últimamente he estado bastante feliz.
Y sí, supongo que ella tiene bastante que ver con eso.
Pero me di cuenta de algo, esperarte y entenderte nunca se trató solo de vos, era sobre mí.
Sobre la persona que fui aprendiendo a ser cuando no estabas.
Sobre el tipo que dejó de insistir donde no lo elegían y empezó a elegir dónde sí.

Porque sí. A veces está bien dejar de insistir… y empezar a elegir.

Aprendí que bajar la intensidad no es rendirse, es crecer.
Como cuando un fuego deja de arrasar y empieza a calentar.

A veces uno ama desde el miedo. Desde la urgencia. Desde el hueco. Pero eso… eso no es amar.
Eso es sobrevivir.

Nadie le preguntó al lobo si se volvió feroz por elección… O si fue la única forma que encontró para que no lo devoren.
Y yo también fui un poco eso.
Hasta que apareciste vos. Y se me empezaron a caer, de a poquito, los escudos.

No es fácil.
No porque el amor duela, sino porque a veces duele lo que uno se tuvo que construir para llegar a amar sin esconderse.

Pero mirá, acá estamos. Yo, más tranquilo. Vos, con esa sonrisa que no tiene idea del caos hermoso que desarma en mí, y los dos, aprendiendo que no hace falta prometer para quedarse. Hace falta presencia, cuidado, risa y un poquito de magia.
Que es eso que pasa cuando alguien aparece…
Y no te salva, pero te abraza mientras te salvás vos.

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