En medio de todo, del ruido, del mundo que corre sin mirar atrás,
ahí está Pablo.
No necesita escenario, ni luces, ni artificio.
Solo un piano. Y lo que le nace dentro.

Las teclas no suenan, hablan.
Cuentan secretos que no se dicen en voz alta,
cicatrices envueltas en acordes,
esperanzas que se cuelan entre notas

Pablo no canta, confiesa.
No toca, respira.
Y en cada verso suyo hay algo que duele bonito,
como cuando recuerdas algo que fue amor.

Él no está solo en el centro.
Está contigo. Con todos.
Porque cuando él canta, parece que tu historia también suena.
Como si supiera.

Y entre todo el caos del mundo,
ahí en medio,
está Pablo con su piano.
Y todo cobra sentido.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS