Caja de Pandora

Caja de Pandora

Laurascis

17/06/2025

Estaba sola.

Rota en mil pedazos.

Tendida con la mirada perdida en nada, como una flor caída en el asfalto.

Un mensaje. De una app de citas.

Era él

Alto, moreno, flaco. Pijo.

Una boca grande. Ojos verdes que parecían saber más de mí que yo.

Unas conocidas —del pueblo al que no quiero nombrar porque fue tan hostil que se me hiela la lengua— me invitaron a tomar algo.

“Me voy a la casa de unas tías que conocí hace dos días”, le dije.

“Pásame la dirección, te recojo y vamos juntos”.

Llegó en su coche.

Hacía calor. Yo llevaba una falda liviana y una blusa.

Él olía a verano caro.

Nos reímos. Abrazamos como si fuéramos colegas de otra vida, de esas que se abrazan sabiendo que van a terminar mal, pero igual se quedan.

Pidió cerveza y se rió cuando le trajeron una botella de litro.

“Qué cutre”, dijo.

Brindamos igual.

Ya todo estaba empezando a fluir.

En la disco, bailábamos.

Yo me movía como si flotara.

Él me miraba como si quisiera escribir un libro con mi cintura.

Nos besamos como si no hubiera un planeta después de ese momento. Como si no tuviéramos cuerpo ni país.

Después, el hotel.

Y luego, la cama.

Y después, su nariz entre mis pechos.

Sudada. Extasiada.

Yo ya no era esa mujer rota del principio. Era otra. Una que volvía a nacer

Amanecía y él, sin dormir, me dijo:

—Te vienes a Canet

Y fui 

Podría decirte que no nos separamos más. Pero no fue así.

Duró lo que dura una mentira dulce.

Cuatro meses.

Casi una convivencia.

Después supe que tenía mujer. En Madrid.

Y yo, ingenua, creí que era libre. Que era para mí.

Estaba enamorada hasta las trancas.

Pero también rota.

Por la anterior historia, por mi ex, por las promesas vacías.

Él se quedó en España.

Yo me fui a Argentina

A veces releo lo que escribe en su blog.

Me nombra con claves.

Dice que abrí su caja de Pandora. Que de ahí salió el amor, el deseo genuino, la entrega.

Y ahora necesita aire.

Escribió que siempre hay una primera vez, y que esa era yo.

Como la canción de Dean Martin:

Everybody loves somebody sometime…

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