El héroe silencioso que también merece flores

Pocas veces se le da al Día del Padre el mismo brillo que al de las madres. No hay tantos anuncios, ni vitrinas temáticas, ni listas de regalos circulando en redes. Pero hoy, queremos detenernos… y hacer justicia emocional.

Porque un padre que está, que acompaña, que enseña, que escucha sin hablar mucho, merece más que un aplauso de fondo o un mensaje reenviado. Merece gratitud viva.

Este editorial es para los que tienen aún la fortuna de abrazar a su papá, de llamarlo y escuchar su voz, aunque sea en monosílabos. También es para quienes lo perdieron, y lo sienten en un consejo, en un olor, en una palabra, en una canción. Y por supuesto, es para aquellos padres que se convirtieron en guías aunque no haya sangre de por medio: tíos, abuelos, padrastros, hermanos mayores… hombres que sostuvieron sin pedir reconocimiento.

El amor de un padre se expresa diferente: muchas veces con silencios que contienen, con miradas que protegen, con trabajos agotadores que no cuentan, con ausencias que construyen futuro. No todos los padres son iguales, pero muchos son héroes silenciosos que construyen vida desde la trinchera del deber.

Este mes, no pasemos por alto el espacio que ellos merecen. Celebremos a los papás presentes, honremos a los que partieron, abracemos a los que luchan por estar. Porque su amor, aunque muchas veces no se diga, deja huellas eternas.

Y si estás leyendo esto y sos papá, te lo decimos de frente: Tu presencia importa. Tu esfuerzo vale. Tu amor, aunque callado, transforma.

Hoy, el homenaje es para vos.

«Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.»
— Éxodo 20:12