Que más que su aroma no pueda reparar. Que truncado su ser, que rebuscado su cariño, que forzada su sonrisa. Sus ojos transmiten vida, algunos días calidez y otros frialdad. Su mirar me explica lo que necesito saber sin preguntar. Un cacheteo de realidad, un golpe eléctrico, un palpitar descontrolado. El color negro es predominante, el blanco se asoma en sus puntos débiles. La mirada, que en su momento era inofensiva, hoy está nublada, perdida, buscando esperanza. Busca un reconforte, un lugar que haya paz. Me pide que lo entienda, me habla sin decir palabras, se expresa en una lengua inexistente. Cierro mis ojos y me guío por el sentir. Impotente en ocasiones me castigo sin pensar. Me vuelvo y lo escucho caminar, un chasquido que se volvió parte de él me dice que se acerca. Un golpe de la puerta, el chasquido y un salto en la oscuridad. Sabe dónde está y con quién. No me pide más nada. Solo momentos juntos, que no lo deje, que no lo abandone.
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