El ritual de coleccionar(se) ✨

El ritual de coleccionar(se) ✨

Laura Duarte

31/05/2025

Tres artistas que estarían en mi colección

Ha salido el sol, hemos cambiado la hora y el café ya se puede tomar con hielo.

Así que muchas gracias por volver a leerme 🫂

Una de las muchas partes malas de estar expuestos a miles de estímulos diariamente —si además careces de buena memoria, o esta es mayoritariamente visual— es no recordar de dónde vienen la mayor parte de tus referencias. Y mira que en la universidad dan suficientes palos con la importancia de referenciar bien tus fuentes, pero supongo que todas las víctimas del formato APA nos alegramos de haber abandonado aquello hace tiempo.

El caso es que hace unos días me salió un vídeo, que evidentemente ahora no encuentro (muy gráfico eso de me salió, como si el vídeo apareciera por arte de magia frente a mí), de una galerista que daba consejos sobre cómo empezar a coleccionar arte.

El vídeo estaba dirigido a gente joven que, por lo que se ve, ya no estamos tan interesados en ejercer el mecenazgo. Y en él, una de las cosas que decía —y la única que he conseguido retener, quizá porque me hizo preguntarme cosas— es que lo mejor es comenzar a coleccionar obras de artistas de tu misma generación.

Claro, ¿en qué piensa alguien como yo de veintiséis años cuando le hablan sobre coleccionismo? Quizá yo estoy muy sesgada por asignaturas de la carrera, porque jamás se me viene a la cabeza el coleccionismo como práctica vigente —aun sabiendo que evidentemente, lo es—, sino como una práctica realizada en un determinado tiempo, por una determinada clase social, para un determinado fin, normalmente adscrito al mecenazgo o al patrocinio de artistas, al prestigio social e incluso a la inversión económica.

En definitiva, cuando me hablan de coleccionismo, se me vienen a la cabeza nombres como los Médici, Peggy Guggenheim, Helga de Alvear o, si tiramos de memoria visual, cuadros como este de David Teniers el joven:

David Teniers

Pero, ¿por qué si tanto me gusta el arte, nunca me había planteado tener obras en mi propia casa? Quizá porque para empezar no tengo una casa propia, lo cual hace que, entre otras muchas cosas, el dinero del que dispongo no esté destinado a un tipo de “ocio” que consiste en darle forma a un espacio privado. Por lo que sí, en mi opinión el coleccionismo sigue sujeto, en gran medida, a una clase social concreta. Porque, ¿quiénes coleccionan sin necesidad de tener sus adquisiciones en una superficie sobre la cual puedan ser admiradas?

No obstante, haciendo caso a aquel vídeo, me puse a pensar: ¿de qué artistas de mi generación adquiriría obras si pudiera? Y he aquí mis tres recomendaciones de este mes.

Cada vez que veo una obra de Erika Stearly en mi feed de Instagram no puedo evitar pensar: algún día.

Y es que cuando existe un espacio muy determinado que ha constituido gran parte de tu vida y ves cualquier interior de los que pinta Stearly (evidentemente, si es que te gusta el estilo de la artista), es imposible no dejar que te domine la imaginación y pensar en cómo se deformaría ese determinado espacio. ¿Qué líneas pasarían de ser rectas a curvas? ¿Qué se vería por la ventana? ¿Qué colores se zamparían a los otros para destacar sobre el resto? ¿Qué patrones habían estado siempre ahí, pero nunca tan vivos como en estas pinturas?

En la obra de Stearly nunca hay personajes, a excepción de contadas apariciones de perretes o gatitos, por lo que al ser puramente espacial podríamos intuir que se trata de una pintura muy lejos de la narrativa. Sin embargo, para mí esa abstracción de lo arquitectónico hace que el escenario, siempre doméstico, se convierta en protagonista, y por tanto, que las formas conviertan a la pintura en intimista.

Intimate Interior Exaggerations: The Art of Erika Stearly - Berks County  Living

Intimate Interior Exaggerations: The Art of Erika Stearly - Berks County  Living

Erika Stearly, Sheboygan, WI No. 301 - Pintura original – PxP Contemporary

Las habitaciones, al igual que la memoria, se convierten en algo fragmentario y distorsionado.

La obra de Holly Warburton la descubrí justo aquí, en Substack, y es una maravillosa mezcla entre Edward Hopper y los Nabis.

De Hopper hereda la exploración de esa especie de nostalgia o soledad casi cinematográfica, ese aislamiento dentro de lo cotidiano, y los entornos urbanos. Sin embargo, al contrario que él y muy parecido al grupo de pintores franceses, deja que los colores también transmitan un montón de emoción, desdibujando la pincelada y transmitiendo lo efímeros que son los instantes que ella misma decide experimentar digitalmente.

Al igual que la obra de Stearly —aunque de una forma completamente diferente—, muchas de sus escenas me parecen recuerdos fragmentados, o capturas de un storyboard que nunca llegó a convertirse en película. Son como imágenes que parpadean y se desvanecen antes de que puedas fijarlas en la memoria.

Holly Warburton illustrates tender moments of love and light

Estas dos forman parte de una serie lamada Making Amends.

Holly Warburton illustrates tender moments of love and light

Chaos

¡Y no se queda ahí! Porque, probablemente por ser una apasionada del arte digital, Warbrurton también ha realizado varios videoclips para diversos artistas. Os dejo uno de ellos:

Me hacía mucha ilusión terminar con una artista —sí, otra mujer, y no ha sido a propósito, creedme, pero estoy orgullosa— de la cual he podido gozar obra en directo.

En el caso de Tschaikner, el amor surgió muy rápido, pero para nada inesperado. Y es que sus grabados me parecieron páginas arrancadas de un bestiario medieval (y quien me conoce bien, sabe lo medievalista que puedo ser) o murales de tumbas etruscas. Sin embargo, sus escenas y personajes susurran historias nuevas y mitologías propias, probablemente nacidas de los tantos viajes que ha realizado la artista con el objetivo de empaparse de nuevas culturas.

Quizá por eso su obra me resulta tan magnética, porque no es solo técnica —y tienes para elegir, porque toca desde grabado, múltiples técnicas de pintura y dibujo, y hasta cerámica—, sino la sensación de que existe un universo detrás de todo este lenguaje visual.

Paseo de los Tristes (Granada)

Paseo de los Tristes (Granada)

 Disturbed dreams.

Disturbed dreams, de la serie Etching in Persia

thefarprovince_biancatschaikner_etchings5.jpg

Lo cierto, es que no sé si se puede decir que las tres artistas son de mi generación como tal, pero ¿importa mucho?

Creo que cuando esta mujer aconsejaba empezar a coleccionar arte por artistas de tu generación se refería más bien a un arte con el que pudieras sentirte identificada, un arte del que casi nadie te haya dicho todavía nada, que te haya despertado algo genuino, no que un libro sostenga su relevancia. El coleccionismo no puede respaldarse en el academicismo, consensos preestablecidos o tendencias, porque entonces no es coleccionismo, sino mercado de arte y especulación.

Coleccionar debe ser íntimo, una búsqueda personal, silenciosa y casi secreta. Y solo una misma puede decidir cuándo es momento de desvelar sus secretos.

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