Sobre errores y aciertos

Sobre errores y aciertos

Laura Duarte

31/05/2025

Esto va a ir de errores y aciertos. O de aprendizajes y aciertos. Yo prefiero la segunda.

Cuando comencé con Digital Surfers (mi agencia de comunicación y marketing digital especializada en proyectos del ámbito musical) en 2019 partía de 0. Tenía 24 años.

En ese momento, un poco delulu (la verdad), ya que es necesaria esa combinación perfecta entre inconsciencia e ilusión para lanzarse a montar un proyecto. Pensé: ¿Cómo voy a comunicar esto? ¿Cómo lo voy a dar a conocer? ¿Cómo voy a conseguir mis primeros clientes?

Entre muchas dudas surgieron una serie de iniciativas, unas más acertadas que otras, que hoy os voy a explicar por aquí por si puede ayudar a alguien.

*pequeño disclaimer: esto es lo que yo hice, no quiere decir que sean las mejores ideas ni lo que yo haría ahora. Es simplemente lo que hice en ese momento.

Allá voy:

  1. Decidí posicionarme con un nombre de agencia en vez de con marca personal. ¿Por qué? En ese momento la marca personal no estaba en el punto que está ahora, a penas se hablaba de ello. El lanzar la marca como agencia me ayudó a hacerme un hueco en una industria (la musical) en la que es realmente complicada entrar y el hacerlo de esta manera me dio cierta autoridad.
  2. Hablé a todo el mundo que conocía sobre mi emprendimiento. Sé que da vergüenza, a mí me dio mucha, a día de hoy a veces aún me cuesta. Pero lo cierto es que la gente de mi alrededor se alegró mucho y ellos también hablaron a sus conocidos de mi emprendimiento y eso hizo que se comenzara a conocer la marca.
  3. Fui a eventos y hablé con desconocidos: networkings, conferencias, mesas redondas, festivales, todo era válido. Aprendí mucho y conocí a gente que aún a día de hoy me acompañan.
  4. Creé una web (antes de lanzar) pero confieso que tardé demasiado en publicarla. Nada me parecía lo suficientemente perfecto. Y si lo hiciera ahora, sin duda, optaría por el hecho antes que lo perfecto. Perfecto nunca estará. Lo bueno de tener una web es que es una buena carta de presentación para enviar a conocidos, a posibles clientes o a compañeros de profesión. Tu proyecto necesita de una web, no otro perfil en redes sociales.
  5. Trabajé de gratis y a un precio muy barato. No digo que esté bien ni que se deba hacer. A mí me ayudó a crear portfolio y lo hice durante un tiempo muy limitado, pero no lo volvería a hacer. Con el tiempo y la experiencia me di cuenta de que la calidad del trabajo que entregaba era mucho mayor a lo que yo creía e incluso mejor que algunos “expertos” que cobraban mucho por mucho menos. El trabajo es trabajo y hay que tener en cuenta el tiempo que nos lleva, las skills que tenemos y el valor de lo que se entrega (independientemente de que seamos nuevos o no en el sector).
  6. Quise abarcar demasiado en cuanto a creación de contenido. Tenía Instagram, un blog en la web y una newsletter. No era para nada sostenible. ¿Me ayudó a posicionarme rápidamente y a mostrar mis conocimientos? Sí, sin duda. ¿Acabé agotada y quemada? También. Ahora no lo haría así y sé que en el querer estar presente en todos lados y todo el tiempo hay un punto de inseguridad. Ahora sé que poco y bueno vale el doble. Sobre para qué me sirvió cada una de estas vías os hablaré en otra entrega.

¿Son estas las cosas que recomendaría hacer a todo el mundo? Para nada. Es lo que yo hice con las herramientas que tenía en ese momento. Ahora con el tiempo lo haría diferente, de hecho lo estoy haciendo diferente. Lo que sí que recomendaría a alguien que comienza a comunicar su proyecto es: no tengas prisa, más vale hecho que perfecto, no existen fórmulas mágicas y sobre todo disfruta del proceso!!!

Hacer nacer un proyecto es precioso pero a veces nos vemos consumidos por las tareas de oficina (también necesarias).

Lo que siempre siempre siempre recomendaré es que crees tu propio método de comunicación en vez de intentar encajar a la fuerza en fórmulas que no van contigo ni con tu proyecto. Porque cuando la comunicación se alinea con tu forma de ser y crear, deja de ser una obligación y se convierte en parte natural del proceso.

Un abrazo!

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