Muerte: del latín mors-mortis.

Muerte: del latín mors-mortis.

itslest

28/05/2025

Te contemplaba de lejos, siempre como espectadora en un gran circo llamado realidad. Escuchando como tomas la vida de cualquier individuo que haya terminado su contrato en esta experiencia tangible que le llamamos humanidad. 

Al final todos somos temerosos de ti, de que llegues, que el tiempo que contemplamos tener se acabe en un chasquido de dedos, de no poder decir adiós. Aunque el adiós se resume a un ‘te extrañare’. 

Te vi por primera vez en los ojos de mi padre un invierno vacío, consumiendo la luz que había acumulado en el transcurso de su estancia terrenal. Vi al miedo, la incertidumbre y a ti. 

La segunda vez que nuestras miradas se cruzaron fue en un cuarto de hospital, una primavera abrasadora, solamente sonreíste y pude observar la cara de la enfermedad y la decadencia. Ahora el miedo estaba en mi, así como la incertidumbre me saludaba de frente. 

No volvimos a coincidir por un corto plazo de tiempo, la paz y la ilusión regresaron a armonizar el ambiente que con anterioridad estaba denso. Fueron tu remplazo por tiempo limitado. Lo creí. 

La tercera y última vez que sostuve tu mirada, vestías de luto. El féretro estaba ahí, inmóvil, marcando un antes y un después. Todo se acaba, dijiste mirando.

Frente a mí, la ausencia tenía nombre y forma.

Fuiste mi compañía una tarde calurosa de mayo, te despediste prometiendo regresar cuando fuera el momento idóneo. Y se que nos volveremos a reunir. 

Dejaste muchas preguntas al aire, cambiaste la frecuencia de la vida misma, el tiempo no se detuvo pero dejó de tener prisa. Todo duele, todo es un recuerdo que no quiero olvidar. 

Qué insignificantes somos frente a ti. Tan leve es nuestra existencia, que cualquiera podría llevársela  sin previo aviso. Se reduce a un estado melancólico. 

Me es necesario mencionar el vacío que dejas a tu paso, el dolor que causas al postrarte frente a mí al llevarte a la persona que me ama. No lo entiendo pero lo respeto. 

Aprenderé a vivir con esta ausencia que tiene rostro, lo recordaré y sonreiré al cielo ya que espero me estés observando desde ese plazo celestial. 

Té amo papá. 

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