Volver a escribir es volver a mí

Volver a escribir es volver a mí

Laura Duarte

28/05/2025

Para la niña que solía tener un Blogspot y nunca dejó de buscarse en las palabras.

Reconectar con la escritura sucedió en el momento en que me permití hacer journaling. No con la intención de documentar, ni siquiera con la disciplina de escribir todos los días, sino como un acto de exploración. Como si al plasmar pensamientos en papel pudiera darles forma a cosas que de otro modo permanecerían en un estado inasible dentro de mí.

Pero las palabras no siempre han sido un refugio seguro. Han sido, más bien, un espacio de contraste donde he bailado entre la comodidad y la resistencia por muchos años.

Comodidad, porque ha sido mi constante, el hilo invisible que ha unido todas mis versiones, la manera en la que he logrado entender el mundo y construir un refugio dentro de él. Y resistencia, porque decir que “escribo” me incomoda. Se siente como si reclamar ese título implicara apropiarme de algo que no me pertenece.

La escritura es una entrega. Es atreverse a mirar lo que llevas dentro y desarmarlo sin saber si serás capaz de volver a ensamblarlo. Es vulnerabilidad, es verdad sin filtros, es exposición en su estado más crudo.

Y yo, por mucho tiempo, construí capas alrededor de esa verdad.

Aprendí a filtrar mis pensamientos y a moldearlos para encajar en lo esperado. A esconderme detrás de la racionalidad, a escribir con el objetivo de comunicar de forma efectiva, no de opinar o sentir libremente. Mi voz se volvió más analítica que intuitiva, más estructurada que libre. La escritura dejó de ser un reflejo de mi interior y se convirtió en una herramienta profesional: un medio para construir, argumentar y validar, en lugar de un espacio para simplemente ser.

Hasta que algo en mí—mi niña interior, mi voz más auténtica—empezó a reclamar su lugar.

Fue en ese momento cuando entendí que la transformación no siempre significa inventarse desde cero, sino de regresar a lo que siempre estuvo allí. No se trata solo de despojarse de lo que un día nos impusimos para protegernos o complacer a otros, sino de recuperar lo que dejamos atrás en el intento. Es un proceso de soltar lo aprendido, de desaprender las versiones que creamos para encajar, y de reconstruirnos desde una perspectiva más honesta y más nuestra.

Porque al final, conocerse y crear no es un proceso lineal. Es un círculo. Un ir y venir constante entre lo que fuimos, lo que somos y lo que creíamos haber dejado atrás. Una y otra vez, volvemos a las mismas preguntas, a los mismos pensamientos, pero con una nueva mirada. Nos reencontramos con fragmentos de nosotros mismos y nos cuestionamos si estamos evolucionando hacia algo nuevo o simplemente recordando lo que siempre hemos sido.

Volver a escribir es, en parte, volver a mí. Porque si crear es un círculo, entonces escribir es mi punto de retorno. Es conectar con esa niña vulnerable que tenía un Blogspot donde ventilaba su mente curiosa sin preocuparse por métricas, estética o reconocimiento. Es recordar que alguna vez escribí sin miedo a sonar ridícula, sin la presión de ser perfecta, solo por el placer de crear.

No tengo un plan. Solo esta necesidad de convertir observaciones en palabras, de compartir ideas y aprendizajes, de encontrar sentido a través de un espacio seguro.

Si estás aquí, quizás también buscas eso. Crear un rincón donde lo que sentimos tenga un lugar.

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