El Escudo de los Inocentes

El Congreso aprobó el retorno de la inmunidad parlamentaria. Entre aplausos y miradas cómplices, los votantes celebraron su victoria. Fuera, la lluvia golpeaba los vidrios como advertencia.

Esa misma noche, el presidente de la comisión, Fernando Rospigliosi, recibió un sobre anónimo. Dentro, una fotografía suya con una fecha: 18 de julio de 2025. Al dorso, una frase: «La impunidad no protege de todo».

Al día siguiente, lo encontraron muerto en su despacho. Sin heridas, sin violencia. Solo un gesto de terror en su rostro. La prensa especuló: infarto. Pero los mismos catorce que votaron a favor comenzaron a recibir sobres idénticos. Todos con la misma fecha.

El Pleno nunca votó la ley. Uno a uno, los parlamentarios renunciaron. Nadie mencionó los sobres. Nadie preguntó por la foto. El 18 de julio, el hemiciclo amaneció vacío. Solo quedó, en cada curul, un nombre tachado con rojo.

La justicia, al fin, los había alcanzado.

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