MAÑANA SERÁS NOSOTROS.

En nuestro mundo el polvo se respira con mucha tranquilidad, nos fortalece, nos encanta la intoxicación, perder los estribos, estallar en formas y colores cada vez que tenemos algo de espacio, algo de inspiración. El problema es a la hora de escapar de las tiranías de los puros, esos sacerdotes que hablan del orden, el orden, el puto orden, los pobres imbéciles parece que no tienen mejores obsesiones, pero los locos esos no entienden de obsesiones, no entienden del arte de la degradacion del espiritu, la filosofia de la multiplicidad, de la falta de sentido como una premisa fundamental. Nosotros odiamos el sueño porque allí todo es demasiado plano, casi no dormimos; nos gusta ir a los bares cada noche, y chuparle las tetas a la camarera, sacarle leche, mucha leche, llena de estupefacientes. Verás, la camarera se dedica todo el día a llenarse la sangre con cuánta sustancia encuentra, en las cloacas subterráneas negocia y trafica con los seres azules, de los que casi nada se sabe, de los que casi nada se dice. Obviamente ella es el concepto del bartender en su máxima expresión porque ella en sí misma es el cóctel, el cóctel letal, el cóctel que mata, ¡oh cuánto envidio a aquellos que han muerto de sobredosis! en sus fríos brazos, bajo sus besos, sonrientes y eternos, en comunión con la verdad, en los brazos del caos, nuestro único señor y camino a seguir, nosotros promulgamos el nombre del caos que es: jauabsxiabfdafndsafk ¡oh que bello nombre es ese! Pero casi no lo pronunciamos, para no gastarlo bajo los dominios de las regularidades, es mejor que cada vez que alguien acude a esta verdad divina sienta que es la primera vez que lo nombra; esa es la razón por las que sigue siendo Dios, nos cuidamos de no matarlo cada que podemos…

ven apurate, escondete, metete aquí, esa es una aplanadora, quiere llenar la ciudad de una cosa que le llaman calles, ¿te imaginas? Dicen que para ir de un lugar a otro habría que usar siempre el mismo camino, que idiotas ¿a quien se le puede ocurrir eso? Si somos los maestros de divagar, una vez tenía que ir al dentista a que me saquen un diente y terminé yéndome durante tres meses a visitar bibliotecas, a liberar mascotas, a huir de la repetición, tuve que trabajar un mes como asesino de profesores, aún quedan algunos por allí, hay que matarlos antes que nos vuelvan a hacer caer en la tentación de las malditas filosofías y ciencias, que solo dejaron desolación y hastío; esos que acabaron con todo en el solsticio del año tres mil, ese día en el que cambiamos de dioses, y de todo, aunque yo se poco de eso, porque ya nadie habla de esos claros y calmados tiempos. Esa que viene allá es una justa, así les llamamos a las montoneras de personas que pelean hasta la muerte, se hace cada uno en un lugar y cuando disparan empiezan a arrancarse el pellejo, a chuzarse los ojos con los dedos hasta que queden las cuencas vacías, es bellísimo, la justa perfecta, se le llama a aquella en la que no queda cuerpo alguno que pueda diferenciarse de la masa amorfa de rojo y más rojo, lastimosamente siempre quedan algunos desgraciados que no fallecen hasta que la espera nos agota y nos vamos a seguir divagando, nos alejamos al atardecer a buscar el amor, porque ahora el amor si es tangible, está en todas partes, por eso es que somos felices, claro que sí.

aprendimos de las ondas a ser maleables, los seres de estos dias no tenemos identidad alguna, somos un momento, nos movemos sin rumbo alguno, nos dejamos llevar por el vaivén de las obsesiones, de las pasiones internas, hoy soy tu, y mañana seras nosotros, hacemos el amor al mismo tiempo que comemos, nos desmayamos de placer en las fiestas, donde el sexo es grupal, amorfo, eterno. Todo es tan hermosamente confuso que dicen que uno se muere y ni se da cuenta, porque hemos logrado confundir incluso a la misma realidad, ya no tenemos miedo, por eso el tiempo se detuvo o quizá avanza al revés, o quizá ya no existe entre nosotros, lo que dije mañana probablemente lo escuches ayer, anda todo loco el pobre, por eso querido amigo es que apenas te das cuenta que yo soy tú y mañana serás nosotros.

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