En constante sincronía me siento con tus ojos, con el aire que pasa por boca y con la luz que reflejan tus ojos. Era inmensamente un idiota, pero ahora soy un torpe que vive de los pocos recuerdos que tengo de ti cuando mi vida era tan inexacta y volátil.
En una situación que jamás imaginé me encuentro sumergido en lo profundo de tus pupilas donde choco con la realidad percibida en medio de una confusion que me aturde el cerebro.
Inexpresable la manera en la que te pienso, si nada tiene sentido y hacia lo que los impulsos me decían, contigo me he racionalizado y ahora todo tiene un propósito.
Prefiero concentrarme en sentir todas estas endorfinas que pasan por mi cerebro por que sé que en algún momento todo se derrumbará, y si voy a morir por dentro. Prefiero hacerlo viviendo los recuerdos como si mi mundo se fuera a acabar, como si mi propia existencia fuera innecesaria y mis pensamientos simple aire.
No quiero ser un cliché, no intento convencerte que lo que siento es auténtico y que un día no despertaré pensando que estoy equivocado, pero es tan inexplicable que es real, tan real que me obliga a soñarte en cada noche que cierro los ojos pensando si algo de lo que hago tiene sentido.
Soy un loco que no entiende sus pensamientos, actúa errático y pienso que en cualquier momento morirá. Pero tú me recuerdas que la cordura yace en las cosas que nos hacen sentir vivo, y tú me reviviste.
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