Te escribo porque hablarte no puedo, te escribo porque tocarte tampoco, te escribo porque es lo más cercano que puedo hacer para estar cerca de ti, te escribo porque te has convertido en el protagonista de mis más impudicos pensamientos, de mis más lujuriosos deseos; mi cuerpo no conocía esta capacidad de desear y ahora que la conoce no logro controlar las desmesuradas ganas que me produces, cierro mis ojos imaginando tu virilidad dentro de mi, tus manos acariciándome, tus labios o tu lengua haciéndome estallar en una lluvia de placer, cierro los ojos y es como flotar sin gravedad extasiada y esto solo con el pensamiento de ti. Se acelera mi pecho, late con fuerza, mi respiración se agita, se corta, se escucha, solo hay una respuesta a esta descontrolada situación, Tu, te deseo, casi como una necesidad, te requiero acá pero no estás, te hayas lejos y en tu distancia entonces solo acudo a la imaginación de tenerte y mis propias manos intentan imitar lo que las tuyas harían, y aunque lo logro, me atrevería a decir que más por los escenarios que mi mente puede hacer de ti, que por mérito propio; aún así no logro sentirme satisfecha, no eres tú quien está aqui, te extraño de manera inexorable y se que tu ligereza de pensamiento sobre todo lo que te rodea, no te permite concebir un sentimiento tan profundo como este, quizás hasta exagerado podrías verlo o burdo, o absurdo, dramático o lejano y gracioso, quizás es por ello que cohibo mis conversaciones para no contarte en ellas lo que en algunas noches ocurre entre mis sábanas y yo, pero quiero confesarte acá entre estas líneas que no lees, que no es tan simple como mi cuerpo sudado deseándote, es más profundo; es un puente perfecto entre el estímulo de mi sexo y el sentimiento profundo de amor que me haces sentir, es por esto que ni siquiera he podido confesarte por miedo a ser juzgada o observada como una completa desquiciada que luego de alcanzar el placer pensando, soñando que eres tú quien me toca, que luego no puedo evitar llorar; porque no eres tú, porque es un placer efímero, al abrir ojos no estás allí para besarte o abrazarte tanto como me gustaría, no estás acá para hacerte el amor todas y cuántas veces quisiera, y no me llena lo suficiente el solo imaginarte… Te extraño y si enloquezco en este sentimiento… Pero acá sigo coexistiendo entre mi deseo de ti, mi desesperación de sentirte, de tenerte, mi sudor, mi agitación, mi imaginación, mi estimulación y mi sueño de volver hacerte mío y yo completamente tuya en cada una de las maneras posiblemente concebidas.
OPINIONES Y COMENTARIOS