Odiseo y Aquiles: Oda a una vida tranquila

Odiseo y Aquiles: Oda a una vida tranquila

Germayed

12/05/2025

Leyendo la Iliada de Homero, me encuentro con un pasaje interesante sobre el encuentro entre Odiseo y el fantasma de Aquiles. El gran héroe griego, admirado por Alejandro Magno debido a su valentía en la guerra  de Troya; no obstante, este encuentro en el inframundo nos deja una reflexión trascendental de absoluta vigencia actual. 

Odiseo en su viaje al Hades conversa con el espíritu de Aquiles. Aquiles le confiesa que hubiese preferido escoger una vida larga y tranquila en vez de haber muerto joven buscando la gloria en el campo de batalla. «No me consueles de la muerte, ilustre Odiseo.
Preferiría, siendo jornalero, servir a un pobre labrador sin bienes,
que reinar sobre todos los muertos consumidos.»
(Odisea, XI, 489-491)

Aquiles aduce que hubiese sido un humilde campesino pues, la felicidad- parafraseando a su espectro en las catervas del inframundo- no está en lo reconocido, famoso e importante de su figura como jefe  de los soldados aqueos en los playas de Asia menor,  pues en general, las gentes ocupadas en buscar la gloria y el reconocimiento ajeno viven vidas subyugadas al infame entendimiento de quienes aún no se conocen a sí mismos. 

Odiseo se marcha del inframundo: Buscar de manera intencional Ser -existentes -para- otros es una tarea agotadora, capaz de anular la esencia individual en detrimento de buscar constantemente la aprobación foránea. El gran Aquiles, después de la gloria en los campos de Troya, dióse cuenta de que una vida tranquila es la clave para alcanzar la serenidad de espíritu; serenidad que sólo las almas libres son capaces de comprender después de entregar sus vidas a causas políticas que sólo desgastan el ímpetu y nublan la multifacética realidad espiritual humana al negar que no podemos someter ningún carácter a las subdivisiones de la totalidad del ser, pues negar la multiplicidad de pensamientos e intenciones en tanto enmarcadas en la diversidad de percepciones subjetivas, de emociones y sentimientos,  es sustraerse de la humanidad para vivir existencias no cónsonas con la verdad que yace detrás de la vida, que de por sí, es diversa en significados y entendimientos. 

 Aquiles comprendió el mensaje: en la contemplación, la tranquilidad y someridad del sentir está la paz; la auténtica liberación del alma hacia los espacios armónicos de la comprension absoluta, trascendente a las parcelas del conocer finito, pues la sabiduría sólo se alcanza después saborear el ardor del caos para luego ser-Uno con el infinito silencio de la nada, donde reposa el goce perpetuo. 

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