Cuando el amor no se exhibía en tiendas departamentales o en pantallas caleidoscópicas de internet.

Cuando el amor era la gloria de todos los sentires humanos y se expresaba en todo lo que las manos humanas tocaban. 

Cuando el amor era magia y melodía.  Y bastaba un ramo de flores o una carta poética  para enamorar. 

Cuando el amor era un dar completo, pleno y eterno.

Y se les podía ver a las parejas tomadas de las manos, en el parque o charlando amenamente en un café. 

Cuando el amor era amor y nada más. 

Y sonaba en la radio Will you Love Me tomorrow The Shirelles y se podía pasear y besar, sentir y desear sin temor o duda. 

Cuando el amor era un SI  con mayúsculas, por que era un amor a perpetuidad. 

Cuando las parejas no eran papalotes que los destroza el viento y la cotidianidad. 

Cuando el amor era fecundo como los valles, los ríos y la eternidad.

Cuando el amor no era machista, ni feminista, si no era  para dar un sentido profundo 

a la existencialidad. 

Cuando el amor, era bien amado, aceptado, querido, deseado, entendido y encontrado. 

Tal vez, esto era, por que eran buenos tiempos para amar. 

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