PROLOGO
la vida en su devenir y en el tiempo como constante universal nos da cada dia una enseñanza que podemois aprovechar o dejar pasar, asi mismo debemos crecer en conocimiento a cada dia y del mismo modo ser mejores seres humanos.
Este pequeño escrito consta de tres partes en la primera nos llevaremos a la imaginacion con las fabulas que revelan enseñanzas al final, en la segunda parte los cuentos epícos que nos permiten soñar y alimentar la creatividad y la tercera parte son verdades de la vida que nos lleva a un sinnumero de experiencias vividas «el autor».
I FABULAS
EL CUERVO Y EL OSO
Había una vez un cuervo que vivía en un frondoso bosque. Era conocido por su inteligencia y astucia. Un día, mientras volaba en busca de comida, se encontró con un oso grande y perezoso que estaba tumbado bajo un árbol, disfrutando de la sombra.
El cuervo, curioso, decidió acercarse al oso y le preguntó: «¿Por qué no buscas algo para comer? Hay muchas frutas y miel cerca de aquí». El oso, sin moverse, respondió: «¿Para qué esforzarme? Siempre puedo esperar a que alguien me traiga algo».
El cuervo, que había estado observando al oso durante días, se dio cuenta de que el oso nunca hacía nada por sí mismo. Así que ideó un plan. Fue a buscar algunas frutas y miel, y las llevó al oso. «Mira lo que traigo para ti», dijo el cuervo con una sonrisa. El oso, sorprendido y agradecido, devoró la comida.
Sin embargo, el cuervo no se detuvo ahí. Cada día le llevaba comida al oso, quien cada vez se volvió más perezoso y dependiente del cuervo. Un día, el cuervo decidió dejar de llevarle comida para enseñarle una lección. Al principio, el oso se sintió molesto y hambriento, pero después de varios días sin comer, se dio cuenta de que debía buscar su propia comida.
Así que el oso se levantó y comenzó a buscar frutas y miel por su cuenta. Al final del día, no solo encontró suficiente para saciar su hambre, sino que también se sintió orgulloso de haber logrado hacerlo solo.
La moraleja de esta historia es: «La pereza puede llevar a la dependencia; es mejor esforzarse y aprender a valerse por uno mismo».
LA GALLINA Y EL GALLO
En una granja tranquila, vivían una gallina y un gallo que eran los mejores amigos. La gallina, llamada Clara, era conocida por su amabilidad y su dedicación a cuidar de sus pollitos. El gallo, llamado Ramón, era orgulloso y siempre se pavoneaba por el corral, cantando a todo pulmón cada mañana.
Un día, Clara se dio cuenta de que sus pollitos estaban un poco inquietos y necesitaban más atención. Así que decidió dedicar más tiempo a jugar con ellos y enseñarles a buscar comida. Ramón, al ver esto, se sintió celoso; pensó que Clara estaba olvidando lo importante que era su canto para la granja.
«¡Clara!», le dijo un día Ramón, «no puedes pasar todo tu tiempo con esos pollitos. ¡Necesitas recordar que yo soy el rey del corral! Sin mi canto, nadie despertaría en la granja».
Clara sonrió y respondió: «Querido Ramón, tu canto es hermoso y todos lo aprecian. Pero también es importante cuidar de nuestros pequeños. Ellos dependen de nosotros».
Sin embargo, Ramón no escuchó. Continuó cantando y presumiendo de su belleza mientras Clara pasaba tiempo con los pollitos. Con el tiempo, los pollitos crecieron fuertes y felices gracias al amor y cuidado de Clara.
Un día, cuando Ramón se sintió cansado y decidió descansar en lugar de cantar, se dio cuenta de que la granja estaba muy silenciosa. Al mirar alrededor, vio a todos los animales reunidos en torno a Clara, quien les contaba historias sobre el campo y la vida.
Esa noche, Ramón reflexionó sobre lo que había sucedido. Se dio cuenta de que su orgullo lo había alejado de los demás. Al día siguiente, decidió unirse a Clara en su cuidado hacia los pollitos. Juntos cantaron mientras jugaban con los pequeños y aprendían a encontrar comida.
Con el tiempo, Ramón entendió que ser rey no significaba solo destacar; también implicaba cuidar de aquellos que dependían de él.
La moraleja de esta historia es: «El verdadero liderazgo se demuestra a través del cuidado y la dedicación hacia los demás».
EL RATON Y EL GATO
En una pequeña casa del campo, vivían un ratón llamado Tito y un gato llamado Gato. Tito era un ratón muy astuto y siempre estaba en busca de comida, mientras que Gato era un cazador sigiloso que disfrutaba persiguiendo a Tito por toda la casa.
Un día, mientras Tito buscaba migajas en la cocina, se dio cuenta de que Gato estaba durmiendo en una silla cerca de la ventana. Aprovechando la oportunidad, Tito salió de su escondite y se acercó sigilosamente a la mesa, donde había dejado caer algunos trozos de queso.
Mientras saboreaba el delicioso queso, Gato despertó de repente. Al ver a Tito disfrutando de su comida, se lanzó rápidamente hacia él. Tito, al darse cuenta del peligro, corrió lo más rápido que pudo hacia su agujero en la pared. Pero esta vez, algo inusual sucedió: en lugar de perseguirlo como siempre, Gato se detuvo y dijo:
“¡Espera, Tito! No quiero hacerte daño. Estoy cansado de esta vida de cazador y presa. ¿Qué tal si hacemos un trato?”
Tito, sorprendido por la propuesta, se detuvo a escuchar. “¿Qué tipo de trato?” preguntó con curiosidad.
“Podríamos ser amigos”, sugirió Gato. “Yo te prometo no perseguirte si tú me ayudas a encontrar comida cuando no tengo suerte”.
Tito pensó por un momento. Era arriesgado confiar en un gato, pero también sabía que vivir con miedo no era divertido. Así que decidió aceptar el trato.
Desde ese día, Tito y Gato formaron una extraña pero efectiva amistad. Gato dejó de cazar a Tito y, a cambio, Tito le mostraba los mejores lugares para encontrar comida en la casa. Juntos exploraban los rincones y compartían sus hallazgos.
Con el tiempo, ambos se dieron cuenta de que habían aprendido mucho el uno del otro: Tito había aprendido a ser más astuto y cauteloso, mientras que Gato había descubierto el valor de la amistad y la colaboración.
La moraleja de esta historia es: «A veces, las diferencias pueden unirnos; la amistad puede surgir incluso entre los más inesperados».
LA MAÑANA Y LA TARDE
En un hermoso valle, vivían dos hermanas: la Mañana y la Tarde. La Mañana era alegre y llena de energía; cada día, se despertaba con el canto de los pájaros y los rayos del sol que iluminaban el mundo. Le encantaba ver cómo todo cobraba vida: las flores se abrían, los animales salían de sus refugios y las personas comenzaban su jornada.
Por otro lado, la Tarde era tranquila y serena. Disfrutaba de la belleza del atardecer, cuando el cielo se pintaba de tonos cálidos y dorados. A ella le gustaba observar cómo el día se desvanecía lentamente, dando paso a un manto estrellado que cubría el cielo nocturno.
Un día, la Mañana decidió que quería convencer a su hermana de que su tiempo era el mejor. «¡Mira cuánta alegría traigo! Las flores florecen gracias a mí, y todos están llenos de energía para comenzar sus actividades», dijo con entusiasmo.
La Tarde, sonriendo con calma, respondió: «Es cierto, querida hermana, pero también es en mi tiempo cuando las personas se relajan y disfrutan de un merecido descanso. Mis colores y mi tranquilidad traen paz al corazón».
La Mañana no estaba convencida. «¡Pero yo traigo vida! Sin mí, nada podría comenzar». La Tarde asintió y dijo: «Y sin mí, nada podría terminar en armonía. Ambos somos importantes en este ciclo».
Intrigadas por sus propias palabras, decidieron hacer un experimento. La Mañana se quedó despierta un poco más tarde esa noche para observar el atardecer junto a su hermana. Al ver cómo el sol se ocultaba tras las montañas, sintió una profunda paz al ver los colores vibrantes que llenaban el cielo.
Por su parte, la Tarde decidió levantarse más temprano al día siguiente para disfrutar del amanecer. Al ver cómo los primeros rayos del sol iluminaban todo a su alrededor, comprendió la belleza y la energía que traía la Mañana.
Ambas hermanas se dieron cuenta de que cada una tenía su propio valor y que juntas creaban un ciclo perfecto. La Mañana daba inicio a las aventuras del día, mientras que la Tarde brindaba la oportunidad de reflexionar y descansar.
La moraleja de esta historia es: «Cada momento tiene su propio valor; a veces, lo diferente complementa lo que creemos que es mejor».
EL MIEDO Y EL ORGULLO
En un bosque encantado, vivían dos criaturas muy diferentes: un pequeño Ratón llamado Miedoso y un majestuoso León llamado Orgulloso. Miedoso era conocido por su timidez y su tendencia a huir ante el más mínimo peligro, mientras que Orgulloso se paseaba con la cabeza en alto, convencido de que era el rey de la selva.
Un día, mientras Miedoso buscaba algo de comida, escuchó un ruido extraño cerca de su agujero. Asustado, decidió esconderse y no salir hasta que estuviera seguro de que el peligro había pasado. Mientras tanto, Orgulloso estaba al otro lado del bosque, presumiendo ante los demás animales de su gran fuerza y valentía.
“¡Soy el más fuerte de todos! Nadie se atrevería a desafiarme!”, rugió Orgulloso, atrayendo la atención de todos los animales del bosque. Sin embargo, en medio de su alarde, una sombra oscura apareció entre los árboles: un cazador había llegado al bosque buscando presas.
Al ver al cazador, Orgulloso sintió que su orgullo se desvanecía. “¿Qué haré ahora?”, pensó asustado. Nunca había tenido que enfrentar un verdadero peligro antes. Su valentía se evaporó y decidió esconderse detrás de unos arbustos.
Mientras tanto, Miedoso observaba desde su agujero. Al ver al cazador con su red, sintió una punzada de miedo pero también comprendió que debía actuar. “Si no hago algo, muchos animales podrían estar en peligro”, pensó.
Con mucho temor pero decidido a ayudar, Miedoso salió de su escondite y corrió hacia Orgulloso. “¡León! ¡Debemos hacer algo para ahuyentar a ese cazador!”, gritó.
Orgulloso lo miró sorprendido. “¿Tú? ¿Acaso crees que puedes ayudarme?”, respondió con desdén. Pero cuando vio el valor en los ojos de Miedoso, comenzó a dudar de sí mismo.
Miedoso propuso un plan: “Si hacemos ruido juntos y utilizamos nuestras habilidades, quizás podamos asustarlo.” Orgulloso dudó por un momento, pero recordó que el verdadero valor no solo viene del tamaño o la fuerza, sino también del corazón.
Juntos comenzaron a hacer ruido: Miedoso chillaba con todas sus fuerzas mientras Orgulloso rugía ferozmente. El cazador, sorprendido por el estruendo inusual, decidió alejarse y marcharse rápidamente del bosque.
Al ver que habían logrado espantar al cazador, Miedoso sonrió con alivio y orgullo. Orgulloso, por su parte, se dio cuenta de que había subestimado a su pequeño amigo y aprendió una valiosa lección sobre la humildad.
La moraleja de esta historia es: «El verdadero valor no radica en el tamaño o la fuerza, sino en la disposición para enfrentar nuestros miedos y colaborar con otros».
FABULA DE LOS CINCO HERMANOS
En un pequeño pueblo, vivían cinco hermanos muy diferentes, cada uno con su propia pasión y sueños. El mayor, Alejandro, era biólogo y pasaba sus días estudiando la naturaleza y sus misterios. El segundo, Javier, era un salubrista público que se dedicaba a cuidar la salud de la comunidad. El tercero, Luis, era regente de farmacia, siempre listo para ayudar a quienes necesitaban medicamentos. El cuarto, Martín, era médico veterinario y amaba a los animales más que a nada en el mundo. Y por último, la menor de todos, Valeria, era una brillante abogada que soñaba con luchar por la justicia.
Un día, mientras disfrutaban de un picnic en el campo, comenzaron a discutir sobre quién tenía el trabajo más importante. Alejandro afirmó: “La biología es fundamental para entender nuestro entorno. Sin ella, no podríamos cuidar de la Tierra”. Javier respondió: “Pero sin la salud pública, muchas personas estarían en peligro. La salud es lo primero”. Luis intervino: “No olviden que los medicamentos son esenciales para curar enfermedades. Sin farmacias como la mía, muchos no tendrían acceso a lo que necesitan”. Martín añadió: “Y no puedo dejar de mencionar a los animales; ellos son parte de nuestra vida y merecen ser cuidados”. Finalmente, Valeria dijo: “Todos tienen razón. Pero sin justicia y leyes que protejan a las personas y animales, todo lo demás podría no tener sentido”.
La discusión se tornó acalorada y cada uno insistía en que su profesión era la más importante. En medio del debate, decidieron hacer una pequeña competencia: cada uno tendría que ayudar a un grupo diferente de personas en el pueblo durante una semana y al final ver quién había hecho más impacto.
Alejandro organizó una campaña de reforestación para enseñar a los niños sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. Javier realizó charlas sobre higiene y salud en las escuelas del pueblo. Luis ofreció consultas gratuitas en su farmacia para ayudar a quienes no podían pagar medicamentos. Martín atendió a los animales abandonados y les encontró hogares amorosos. Valeria organizó un taller legal para educar a la gente sobre sus derechos.
Al final de la semana, se reunieron para compartir sus experiencias. Cada uno había logrado un impacto significativo en su comunidad, pero también se dieron cuenta de que su trabajo estaba interconectado. Sin la salud pública de Javier, Alejandro no habría tenido estudiantes interesados en aprender sobre el medio ambiente; sin las medicinas de Luis, muchos no habrían podido participar en las actividades; sin el cuidado de Martín hacia los animales, Valeria no habría tenido casos que defender.
Comprendieron que cada uno tenía un papel crucial en el bienestar del pueblo y que juntos eran más fuertes. Desde entonces, decidieron trabajar en equipo para combinar sus talentos y hacer del mundo un lugar mejor.
La moraleja de esta historia es: «Cada uno tiene un papel único e importante en la vida; juntos podemos lograr mucho más que solos».
II CUENTOS
EL REY MALO
Había una vez, en un lejano país llamado Tyrania, un rey que gobernaba con mano de hierro. Su nombre era Rey Dorian, y aunque había llegado al trono prometiendo paz y prosperidad, pronto se convirtió en un dictador temido por todos. La gente vivía bajo un constante temor, pues cualquier disidencia era castigada severamente.
Los habitantes de Tyrania eran valientes y soñadores. Entre ellos se encontraba un joven llamado Leo, que anhelaba un futuro diferente para su pueblo. Desde pequeño, Leo había escuchado historias sobre tiempos en los que la gente podía hablar libremente y vivir sin miedo. Sin embargo, esos días parecían lejanos bajo el régimen del Rey Dorian.
Un día, mientras paseaba por el mercado, Leo escuchó a unos ancianos murmurar sobre una antigua profecía que hablaba de un héroe que liberaría al pueblo de la opresión. Intrigado, Leo se acercó a ellos y les preguntó más sobre la profecía. Los ancianos le contaron que el héroe nacería entre ellos y que tendría el poder de unir a la gente para derrocar al rey.
Inspirado por estas palabras, Leo decidió que debía hacer algo. Comenzó a reunirse en secreto con otros jóvenes del pueblo para hablar sobre sus sueños de libertad. Juntos formaron un grupo llamado “Los Valientes”, con la misión de inspirar a su comunidad a levantarse contra el tirano.
A medida que pasaban los meses, el grupo creció y más personas se unieron a su causa. Organizaron reuniones clandestinas donde compartían ideas sobre cómo luchar contra el rey. Aunque sabían que arriesgaban sus vidas, la esperanza de un futuro mejor los mantenía unidos.
Un día, mientras planeaban una gran manifestación pacífica en la plaza central del pueblo, fueron traicionados por uno de sus propios miembros, quien había sido sobornado por los hombres del rey. La noticia llegó rápidamente al palacio y el Rey Dorian ordenó arrestar a todos los líderes de “Los Valientes”.
Cuando Leo fue capturado, se enfrentó al rey en su sala del trono. Dorian lo miró con desdén y le dijo: “¿Crees que puedes desafiarme? Este país es mío y siempre lo será”. Pero Leo, con valentía en su voz, respondió: “No tengo miedo de ti, rey. La opresión puede silenciar nuestras voces por un tiempo, pero nunca podrá extinguir nuestra esperanza”.
El rey sonrió burlonamente y ordenó que lo encarcelaran. Sin embargo, la valentía de Leo resonó en el corazón del pueblo. Al enterarse de su arresto, miles de personas se reunieron en la plaza para protestar pacíficamente contra el régimen del rey.
La multitud creció cada vez más fuerte y decidida a liberar a Leo y exigir sus derechos. La presión fue tan intensa que incluso algunos soldados comenzaron a dudar de su lealtad al rey. Finalmente, ante la presión del pueblo unido y decidido a luchar por su libertad, el rey Dorian se vio obligado a liberar a Leo y dar marcha atrás en su tiranía.
A partir de ese día, Tyrania comenzó a cambiar. Aunque el camino hacia la verdadera libertad fue largo y difícil, el coraje de Leo y “Los Valientes” inspiró a otros países oprimidos a levantarse también. Con el tiempo, Tyrania se transformó en una nación donde las voces eran escuchadas y la justicia prevalecía.
La historia de Leo se convirtió en leyenda; él no solo fue un héroe para su pueblo sino también un símbolo de esperanza para aquellos que aún luchan contra la opresión.
Y así, Tyrania aprendió que la verdadera fuerza reside no en el miedo ni en la tiranía, sino en la unidad y el valor del pueblo dispuesto a luchar por sus derechos.
La moraleja de esta historia es: «La esperanza es más poderosa que el miedo; cuando las voces se unen por la libertad, pueden cambiar incluso al más temido de los tiranos».
NUMERALIA UN LUGAR EN SILENCIO
Había una vez, en un mundo mágico llamado Numeralia, un reino donde los números cobraban vida. Cada número tenía su propia personalidad y habilidades especiales. En este reino, los números no solo servían para contar, sino que también tenían sueños, amigos y aventuras.
El número 1 era un valiente explorador, siempre listo para descubrir nuevos horizontes. Era solitario por naturaleza, pero soñaba con encontrar a su pareja perfecta. El número 2 era su mejor amigo, un número amable y sociable que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Juntos, formaban un gran equipo.
Un día, mientras exploraban el bosque de las Matemáticas, se encontraron con el número 3, quien estaba atrapado en una maraña de ramas. Sin pensarlo dos veces, el número 1 y el número 2 se apresuraron a ayudarlo. Con la fuerza de la amistad y la colaboración, lograron liberar al número 3.
Agradecido, el número 3 se unió a ellos en su aventura. Los tres números decidieron emprender un viaje hacia la Montaña de los Cálculos, donde se decía que habitaba el legendario Número Pi, conocido por su sabiduría infinita. Se decía que Pi podía resolver cualquier problema matemático y que tenía el poder de unir a todos los números del reino.
Mientras caminaban por el sendero hacia la montaña, se encontraron con muchos otros números: el travieso número 4, que siempre estaba haciendo bromas; el elegante número 5, que adoraba bailar; y la sabia número 6, que conocía todas las historias del reino. Cada uno de ellos aportó algo especial al grupo.
Juntos enfrentaron desafíos: cruzaron ríos de fracciones complicadas y escalaron montañas de ecuaciones difíciles. Cada vez que se encontraban con un obstáculo, recordaban la importancia de trabajar en equipo y usar sus habilidades únicas para superarlo.
Finalmente, después de mucho esfuerzo y risas compartidas, llegaron a la cima de la Montaña de los Cálculos. Allí encontraron al Número Pi, quien les sonrió con sabiduría. “Bienvenidos, valientes números”, dijo Pi. “He estado observando su viaje y estoy impresionado por su amistad y colaboración”.
Pi les enseñó sobre la importancia del trabajo en equipo en las matemáticas y cómo cada número tiene un papel único en el mundo. Les explicó que juntos podían lograr cosas increíbles: multiplicarse para formar nuevos números o dividirse para crear diferentes combinaciones.
Los números aprendieron que no importaba si eran grandes o pequeños; cada uno tenía valor y podía contribuir al mundo de formas sorprendentes. Inspirados por las enseñanzas de Pi, decidieron regresar a su hogar en Numeralia para compartir lo aprendido.
Al llegar al reino, organizaron una gran celebración donde invitaron a todos los números a participar. Juntos crearon una hermosa danza numérica que mostraba cómo cada uno podía brillar cuando trabajaban juntos.
Y así, desde ese día en Numeralia, los números no solo contaban; también celebraban sus diferencias y aprendieron a colaborar para resolver problemas juntos. Y aunque cada uno era único en su forma, entendieron que juntos podían crear magia infinita.
La moraleja de esta historia es: «Cada número tiene su valor; cuando nos unimos y trabajamos juntos, podemos lograr cosas extraordinarias».
LA HISTORIA DE DIEGO Y NATALIE
cabe resaltar que esta historia la escribi cuando tenia 7 años en el concurso de cuento y poesia realizado en Socha Boyaca en 1987 en honor al celebre escritor Fernando Soto aparicio.»el autor».
Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de sueños y creatividad, dos hermanos llamados Diego y Natalie. Desde que eran muy pequeños, compartían una conexión especial. Juntos, pasaban horas en su jardín, rodeados de herramientas, libros y un sinfín de ideas brillantes. Su curiosidad era insaciable; siempre estaban inventando cosas nuevas y explorando el mundo que los rodeaba. Diego era un apasionado de los animales. Siempre cuidaba de los perritos del vecindario y pasaba horas observando a las aves. Tenía un sueño: quería encontrar una forma de ayudar al planeta a ser más limpio y saludable para todos sus amigos peludos. Por otro lado, Natalie era una artista del sonido. Le encantaba la música y soñaba con crear melodías que pudieran transformar el ánimo de las personas. Además, tenía una imaginación desbordante, lo que la llevó a inventar un avión sin alas. Un día, mientras trabajaban juntos en su taller improvisado, Diego tuvo una idea brillante. “¿Y si pudiéramos crear un carro que funcionara con agua? Así podríamos ayudar a reducir la contaminación y hacer que las ciudades fueran más limpias”, propuso emocionado. Natalie sonrió y respondió: “¡Eso es genial! Y yo puedo diseñar la parte creativa del carro para que sea atractivo y único”. Con determinación y entusiasmo, los hermanos se pusieron a trabajar. Diego investigó sobre la energía del agua y cómo podría utilizarse para mover su invento, mientras que Natalie dibujaba bocetos llenos de colores e ideas innovadoras. Pasaron semanas experimentando, probando diferentes materiales y ajustando sus diseños. Finalmente, después de mucho esfuerzo y risas compartidas, lograron construir el carro que funcionaba con agua. Era un vehículo brillante que no solo era ecológico, sino también hermoso. Atraía la atención de todos en el pueblo. La noticia se esparció rápidamente, y pronto comenzaron a recibir solicitudes para mostrar su invento en ferias locales. Mientras tanto, Natalie también había estado trabajando en su avión sin alas. Era una creación mágica: en lugar de volar por el aire como un avión convencional, este artefacto flotaba gracias a melodías especiales que ella misma compuso. Cada nota musical hacía que el avión se elevara suavemente, llevando alegría a todos los que lo veían. Juntos decidieron combinar sus inventos para hacer algo aún más grande. Organizaron un evento en su pueblo donde presentaron el carro de agua junto con el avión musical. Invitaron a vecinos, amigos y familiares para disfrutar de un día lleno de diversión e innovación. El evento fue un gran éxito. La gente quedó maravillada por el carro ecológico que podía ayudar a limpiar el aire y por el avión sin alas que llenaba el espacio con melodías encantadoras. Diego y Natalie compartieron sus conocimientos sobre cómo cada uno podía contribuir a cuidar el planeta desde sus hogares. A medida que crecían, los hermanos continuaron ayudando a su comunidad con sus proyectos e ideas innovadoras. Crearon talleres donde enseñaban a otros niños sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y cómo podían usar su creatividad para hacer del mundo un lugar mejor. Diego utilizó su amor por los animales para promover campañas de adopción en su pueblo, mientras que Natalie organizó conciertos donde recaudaban fondos para refugios de animales necesitados. Juntos transformaron no solo sus vidas sino también las vidas de muchas personas y seres vivos en su comunidad. Con cada nuevo proyecto e invención, fortalecieron aún más su vínculo como hermanos. Sabían que juntos podían enfrentar cualquier desafío y soñar en grande. Sus corazones estaban llenos de amor por la música, la naturaleza y el deseo de hacer del mundo un lugar mejor. Así fue como Diego y Natalie no solo cumplieron sus sueños infantiles, sino que también inspiraron a otros a seguir sus pasos. La historia de estos dos hermanos se convirtió en leyenda en su pueblo; recordando siempre que la unión hace la fuerza y que con creatividad e imaginación se pueden lograr cosas extraordinarias. Y así concluye la historia de dos soñadores cuyo amor por el planeta les llevó a cambiarlo para siempre.
III HISTORIAS DE VIDA Y FRASES CELEBRES
SOÑAR Y LOGRAR LOS SUEÑOS
La realización de los sueños es un tema que ha fascinado a filósofos, artistas y pensadores a lo largo de la historia. En un mundo cada vez más complejo y desafiante, la búsqueda de los sueños se convierte en una necesidad fundamental para el desarrollo humano. La pregunta que surge es: ¿por qué es tan importante realizar nuestros sueños? Para responder a esta cuestión, es esencial explorar no solo el impacto personal de alcanzar metas, sino también las implicaciones más amplias en la sociedad y en nuestra existencia.
En primer lugar, la realización de los sueños fomenta el crecimiento personal. Cada sueño representa una aspiración, un deseo profundo que refleja las verdaderas pasiones y valores de una persona. Como bien dijo el filósofo alemán Friedrich Nietzsche: “Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo”. Este “porqué” se manifiesta en la forma de sueños que impulsan a las personas a superar obstáculos y enfrentar adversidades. Al perseguir sus sueños, los individuos descubren su potencial y desarrollan habilidades que, de otro modo, podrían permanecer latentes.
Además, la búsqueda de los sueños contribuye a la felicidad y al bienestar emocional. Cuando una persona persigue una meta significativa, experimenta un sentido de propósito que puede ser profundamente gratificante. La psicología positiva sugiere que tener metas claras y trabajar hacia ellas genera satisfacción y plenitud. “La felicidad no es algo hecho; proviene de tus propias acciones”, afirmaba el Dalai Lama. Así, realizar los sueños se convierte en una fuente de alegría que trasciende el mero cumplimiento de deseos materiales.
Sin embargo, la importancia de la realización de los sueños no se limita al ámbito individual. A nivel social, los sueños son motores de innovación y progreso. Las grandes transformaciones en la historia han sido impulsadas por soñadores que se atrevieron a imaginar un futuro diferente. Desde científicos hasta artistas, aquellos que han logrado materializar sus visiones han contribuido al avance del conocimiento humano y a la evolución cultural. Como dijo Victor Hugo: “Nada es tan poderoso como una idea cuyo tiempo ha llegado”. Esta afirmación resalta cómo los sueños pueden catalizar cambios significativos en la sociedad.
La realización de los sueños también promueve la resiliencia colectiva. Cuando un grupo de personas se une para perseguir un objetivo común, se crea un sentido de comunidad y colaboración que puede transformar realidades. En este contexto, cada sueño individual se entrelaza con los sueños de otros, generando un impacto más amplio. “El todo es más que la suma de sus partes”, decía Aristóteles, subrayando cómo la colaboración puede amplificar el poder de los sueños compartidos.
No obstante, es importante reconocer que el camino hacia la realización de los sueños está lleno de desafíos e incertidumbres. El miedo al fracaso o la duda pueden desanimar incluso al soñador más valiente. Sin embargo, estas experiencias son parte integral del proceso. “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”, afirmaba Winston Churchill. Esta perspectiva invita a ver cada obstáculo como una oportunidad para aprender y crecer.
no obstante la importancia de realizar los sueños radica en su capacidad para impulsar tanto el crecimiento personal como el avance social. Los sueños son faros que iluminan el camino hacia una vida plena y significativa. Al perseguirlos, las personas no solo descubren su potencial interno sino que también contribuyen al bienestar colectivo y al progreso humano. Así como dijo Antoine de Saint-Exupéry: “Un hombre se pierde cuando no tiene un sueño”. Por lo tanto, fomentar la realización de los sueños debe ser una prioridad tanto a nivel individual como comunitario, pues son ellos quienes nos guían hacia un futuro lleno de posibilidades y esperanza.
EXISTENCIA O SUPERVIVENCIA
La existencia es una de las cuestiones más profundas y complejas que ha ocupado la mente humana a lo largo de la historia. Filósofos, científicos y pensadores de diversas disciplinas han tratado de desentrañar el significado de nuestra presencia en el mundo. En este fragmento, se explorará la naturaleza de la existencia, sus implicaciones y cómo los seres humanos han buscado comprender su lugar en el vasto universo. Desde los tiempos de los filósofos griegos, la existencia ha sido objeto de reflexión. Platón, en su teoría de las Ideas, planteaba que lo que percibimos a través de nuestros sentidos es solo una sombra de una realidad más profunda y verdadera. Esta concepción sugiere que la existencia material es efímera, mientras que las verdades universales son eternas. “El conocimiento que se obtiene a través de los sentidos es engañoso”, afirmaba Platón, invitando a la humanidad a buscar un entendimiento más allá de lo tangible. Por otro lado, el filósofo existencialista Jean-Paul Sartre propuso una visión radicalmente diferente en su obra «El ser y la nada». Sartre argumentaba que “la existencia precede a la esencia”, lo que significa que los seres humanos no nacen con un propósito predeterminado; más bien, deben crear su propio sentido en un mundo indiferente. Esta idea empodera al individuo al otorgarle la responsabilidad de definir su propia vida y sus elecciones. Sin embargo, también plantea desafíos significativos: la libertad puede ser abrumadora y el peso de las decisiones puede llevar a la angustia existencial. La búsqueda del sentido en medio de la existencia es una constante en la experiencia humana. Viktor Frankl, un psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, dedicó su vida a explorar esta cuestión. En su libro «El hombre en busca de sentido», Frankl sostiene que “la vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino solo por falta de significado y propósito”. Esta perspectiva resalta cómo, incluso en las circunstancias más adversas, los seres humanos pueden encontrar razones para seguir adelante si logran identificar un propósito ignificativo. A medida que se profundiza en la existencia, surgen preguntas sobre la naturaleza del ser. ¿Qué significa realmente existir? ¿Es suficiente con estar vivo, o hay algo más profundo que debemos buscar? Martin Heidegger, en su obra «Ser y tiempo», plantea que el ser humano es un “ser-en-el-mundo”, lo que implica una relación intrínseca entre el individuo y su entorno. Esta relación destaca la importancia del contexto en el que vivimos; nuestras experiencias están moldeadas por nuestro entorno social, cultural e histórico. La existencia también está marcada por el tiempo. La percepción del tiempo influye en cómo entendemos nuestra propia vida y nuestra mortalidad. Como dijo el filósofo griego Heráclito: “Nada es permanente excepto el cambio”. Esta afirmación invita a reflexionar sobre la naturaleza transitoria de la vida y cómo cada momento debe ser valorado. La fugacidad del tiempo puede ser tanto un recordatorio de nuestra limitada permanencia como una motivación para aprovechar al máximo cada instante. Sin embargo, hay quienes encuentran consuelo en la idea de una existencia más allá de lo físico. Las tradiciones espirituales y religiosas han ofrecido respuestas sobre lo que ocurre después de la muerte y el propósito espiritual del ser humano. Como dijo Mahatma Gandhi: “La vida se convierte en una misión cuando uno descubre su propósito”. Esta búsqueda espiritual puede proporcionar un marco para entender nuestra existencia y ofrecer esperanza ante lo desconocido. En conclusión, la existencia es un tema multifacético que invita a la reflexión profunda. Desde las teorías filosóficas sobre el significado hasta las experiencias personales que dan forma a nuestras vidas, cada individuo enfrenta preguntas sobre su lugar en el mundo. La búsqueda del sentido es inherente a la condición humana; como dijo Søren Kierkegaard: “La vida solo puede entenderse mirando hacia atrás; pero debe vivirse mirando hacia adelante”. En este viaje existencial, cada persona tiene la oportunidad de explorar su propia verdad y contribuir al vasto tapiz de la experiencia humana.
NOTAS FINALES
espero seguir en avance escribiendo agradezco al club de la escritura por hacer parte de mi cotidianidad en se oficio cada vez mas dificil en un mundo donde pocos leemos y a los creadores de este espacio.LDMA
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