Padre mío. Padre nuestro, que de los cielos eres. Ya no sé qué hacer para que mi pensamientos; y mi vida, se mas tuyos que míos. Te ruego y entrego mis ojos y con ello mis pensamientos, y vida que tuya es. Jesucristo hijo del padre, que en los cielos estas.
Perdóname, ayúdame, me muero por tu amor y piedad. Regálame un poquito de tu creación, que mía no es, y no he conquistado.
Santificado sea tu nombre, que de bendiciones está dotado tu ser, en el espíritu. Que en lo profundo de la piel; de cada cual esta, y mueve nuestro interior.
Ven… ven, a mí. Venga tu reino a mi ser, aquí en la tierra que el cielo siempre esta. Y en mí, yo siempre quiero. Desentierra de mí, todo… lo de este mundo, que bueno no sea; reparando mi alma.
Batallando sus debilidades para que estremezcan mi espíritu; que es el tuyo. Danos cada día, por día nuestro pan, llena de bendiciones nuestros hogares. De…alimentos, de apoyo, al camino de constancia a la fe divina, que no tenemos y tenemos. Y de aquel pan, que no es pan, nuestro espíritu.
Perdona, nuestras ofensas en nuestro cuerpo, que tu templo es. Haz de nuestro templo, que cuerpo es; el lugar sagrado que alimenta al alma que llega a tu espíritu. ¡Dios! Perdónanos, y purifícanos de adentro al espíritu. En nosotros para llegar a ti. Así, como nosotros debemos aprender a perdonar las ofensas y nuestras ofensas al semejante.
Siembra en nuestro cuerpo, que al alma va, misericordia de tu espíritu. No nos dejes caer en la tentación, que de tu reino no es. Retíranos esa maldad, que llevamos del hombre; que de tu porción no nació. Líbranos de todo mal y pensamiento negado de tu creación Amen.
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