En el largo y corto vivir, me enseñaste tantas cosas de la vida. Donde conocí, una gran parte del mundo mortal, pero siempre en lo profundo de mi alma; está el espíritu que me mueve. Y lleva, a esa parte de ti Mi Señor.
Comencé a vivir mi vida viviendo, soñando y amando con lo más profundo de mi corazón. Y sé, que erre en mi larga senda de la vida. Conociendo de esta creación, tantas cosas buenas. Equivocadas de mí ser.
Ahora cada madrugada, y entrada del alba y comienzo de cada oscurecer de mi existencia. Te doy gracias mi Dios amado, por cada momento de vida. Y bendiciones que me das en cada día de mi savia.
¡Si! Ahora Tú, mi amor, luz, y verdad. Me instruiste, a ver lo maravilloso de tu creación en mi naturaleza. La belleza de cada amanecer, la luz de tu Espíritu. El alba llena de resplandor, y luces con exquisitez única de tu infinito Espíritu.
Cada mañana, entregas a mí ser el inicio de un nuevo comprender que no conocía. Veo cada cosa de tu naturaleza creadora, como algo tan maravilloso y perfecto. Que
Comienzo a distinguir en tu creación auténtica de este universo.
Salgo, cada mañana observando tu creación el bello amanecer, y el sonido de los pájaros; la brisa fresca que corre por mi cara. Y a lo lejos las montañas imponentes de tu creación asombrosa. Y ese aire que respiro, que siento, pero no veo. Así como estas tú, que te siento y no te veo Mi Dios, Mi Señor, amado.
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