Y comienza…
Y comienza una discusión de la nada,
donde las hadas dudan,
sin saber que su existir es admirado,
así como nadie,
así como si nada.
Porque la belleza lleva tu nombre
junto al de los ángeles.
Y comienza la era del diablo,
en tus ojos el odio,
el crimen al amor.
Se abren paso los miedos,
las inseguridades,
los malos sentimientos,
todos los demonios
y parásitos
que habitan tus realidades.
Y comienza nuevamente la distancia,
cada vez más larga,
porque al final encendiste la verdad
de tus acciones:
con otro tejiste ilusiones,
fallaste al amor
cuando la única flecha
que caló las grietas de este adiós
fueron tus propios demonios.
Porque cada quien vive en tinieblas si quiere…
más yo, yo escojo la luz,
esa que confía,
que ama a pesar del error,
con compasión y paciencia,
que deja hasta la sangre de lado
con tal de dormir a su lado.
Y comienza,
una vez más,
la tormenta…
pero ya a mí
no me alcanza los pasos.
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