Contando entre palabras

Cuento entre palabras
las veces que dudé
y aún así seguí caminando.
Las veces que el miedo me rozó el hombro
pero no se quedó a dormir.

Cuento también
las ausencias que se volvieron costumbre,
los silencios que dijeron más que una discusión,
los abrazos que no di
y aún me reclaman en sueños.

A veces escribo
porque decirlo en voz alta me haría temblar.
Porque hay cosas que solo las letras entienden,
y no hay juicio en el papel,
solo memoria.

Cuento entre palabras
las pequeñas victorias,
esas que nadie aplaude:
aguantar un día más,
mirar a los ojos sin bajar la mirada,
pedir perdón sin excusas,
escuchar sin pensar en responder.

He aprendido que el tiempo no borra,
solo acomoda.
Y que uno no olvida del todo,
aprende a mirar desde otro lado.

Cuento también los intentos,
los que no salieron bien
y los que me salvaron sin hacer ruido.

Y escribo,
porque de alguna manera,
esto también es un modo de amar.
Amar lo vivido,
lo perdido,
y hasta lo que nunca llegó.

Escribo para no endurecerme,
para que la rabia no me gane,
para que el dolor no me cierre el alma
como se cierra una casa vieja
que ya nadie visita.

Cuento entre palabras
las veces que fui yo mismo,
sin máscaras,
y aunque fueron pocas,
valieron por todas las demás.