Tenemos un café pendiente,
lleno de besos atrasados
y miradas de reconciliación.

Necesito recorrer tus brazos,
sentir tus caricias,
y saber si en tu piel
aún sigo yo.

Tengo reclamos por hacerte:
uno, por extrañarte tanto,
porque sin ti
hay soledad en mi corazón;
el otro, por nuestro mundo,
el que tú mismo creaste
y que, al irte,
se destruyó.

Tenemos un te quiero,
sin buenos días,
una historia que parecía divertida:
muchos imanes en la nevera,
recordando
nuestros viajes
llenos de pasión.

Tengo fotos tuyas
donde éramos felices,
sonrisas en mil matices,
canciones mal cantadas,
muy desafinadas,
dedicadas con mucho amor.

Tengo tarjetas con poemas,
escritos a puño y letra,
y un oso
por cada ocasión.

Tenemos un café pendiente.
Iré solo por verte.
Cargado de esperanza,
de ilusión.

Pediré un postre
que sabrá a amargura,
destrozado en la mesa
donde romperás,
nuevamente,
en mil pedazos,
mi corazón.

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