Hay cosas que suceden quién sabe Dios por qué
entre sus blancas paredes horas fortuitas pasé
aquél rudo invierno me cobijó con calidez
Con él me hice una
aprendiéndolo a querer
tan pequeño como acogedor en él palpita su gran corazón
destellos de sol en sus ventanas y brillo de luna en su mirada
el rincón de la lectura un toque intelectual con un Saramago que invita a comenzar
el verde de las plantas ¡Cuánta vida le da!
Hay un vivo de colores en el sofá, los blancos, los púrpuras, los lilas están
más allá los recuerdos su historia tendrán…
hay cosas que suceden quién sabe Dios por qué.
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