Noche seca, luz arrebatada de luna llena levitando en su esplendor. Iluminado remanso, santuario sereno de aguas cristalinas. Presagios, designios y oráculos tatuaron su destino; no hubo traidor.
¡Puja madre! !puja! !¡yo te ayudo!.
Licántropos y perros salvajes aúllan tocando las puertas clandestinas.
Yo, ya nací… acabo de nacer, yo sé como; no son promesas.
¡Puja madre! !puja! !¡yo te ayudo! .Vientre, útero y sangre hechos latidos bajo la piel; no es siamés.
Fauna en procesión rindiendo pleitesía, todos temerán y serán fieles en la fragancia de una lluvia púrpura que no moja pero alcanza al vigía con el viento que no mueve.
Siempre seré virgen, seré montañas y luna. No habrá cascabeles. Cazar en mis dominios será mi aventura. Aquí en el crepúsculo y poseída por mi determinación, es lo que deseo. Naturaleza salvaje y compasiva, serán mi esencia, mi estandarte. ¿Qué dirá Teseo?
Lo sentí, luego lo ví. Por primera vez no tenía control de mi, como un velo que envuelve al pensamiento. Labios húmedos palpitantes de emoción convergen en su ansiosa agitación. Espasmos, cosquilleos, humedades. Vá más allá de lo que conozco.
¡Sí, lo deseo! Lo quiero dentro de mí. Así como la primavera anhela la flor, la brisa del rocío acaricia la pasión en la madrugada, las lágrimas se abrazan en el lenguaje del alma. !Así, lo quiero!
No puedo, no quiero, no debo…¡No! ¡No! ¡No!… Almas que se conjugan y consuelan en su más profunda angustia. Amor desesperado, encendido, sobrenatural. ¡No puedo! ¡No quiero! ¡No debo!
…Intentó… intentó violarme… Corazones hambrientos de amor en niebla de gas y polvo se buscan y no se encuentran, para soñar y escapar de su tormento.
Arco asesino e inclemente, saeta certera y mortal, atraviesa el firmamento llevando mi alma desconsolada y su vida atormentada.
¡Te amo amor mío!. !Y te amaré por siempre en la eternidad!
En la infinidad de esa perpetua oscuridad rodeada del radiante titilar del universo, Ahí, donde el dilema de la existencia es abstracto, en ese éter donde no hay ni principio ni fín, ahí estaré.
Ahí estaré, en la magnificencia cósmica del firmamento con el fulgor de mis siderales rojos y azules que destellarán y vibrarán de emoción, cuando esté a tu lado, mi gran amado, al que no supe complacer.
En homenaje a ti y a ese amor que sentiste y sientes por mí, pondré a tus pies mi arco y mis flechas .Y ahí, ya no seré más la Diosa Virgen, La Cazadora, y tu no seras más Orión El Cazador, seremos inseparables y resplandecientes Constelaciones.
Y la última lágrima que me queda, la dejaré caer en la sequedad del bosque, por nuestro sublime amor …
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