Siento que quiero salir con alguien. No obstante, no sé con quién salir. Estoy yo pero no sé si estoy apto para la tarea. Salir conmigo mismo implica estar conmigo en todos los terrenos que se aparezcan en tal cuestión.
La tarea es ardua porque busco mostrarme diferente. Atento contra lo igual. Resulta inercial de mi. No obstante, reconozco que no solo a mi me harta sino también a los demás. De hecho, lo hago porque siento que no estoy pendiente de mi. Es claro que lo dejo salir sin ninguna contención.
Esa fuerza resulta más fuerte que yo. De ahí que me abandone. Por tanto, como candidato a salir no puedo ser yo. No obstante ¿Este hecho implica que con otro alguien no se pueda?
Si es sí o no, quiero saber por qué. Estoy preocupado porque yo mismo abandoné ya el puesto. He escuchado eso del reflejo, de que lo interno se refleja en el afuera pero quiero saber por qué, porque de lo contrario sentiré que ando con mitos en vez de sistematicidad para con mi vida. No se si estaré con una información cierta, en síntesis.
Si yo me he abandonado por ende puedo decir que me impregno de abandono. Primera razón, entonces despierta la necesidad de abandono en los demás. No obstante, ¿Cómo es eso de impregnar? Siento que estoy hablando de mitos.
Si yo me he abandonado entonces hablo de que mi yo no está con el mismo. Es decir, resulta en una instancia desviada de mi propia visión al 100%. De ahí que me sienta incómodo conmigo mismo. Si ignoro ello estaré por inercia buscando formas de estar en sintonía. De ahí que las personas me sirvan como herramienta. A fin de cuentas, es un conocimiento de nuestro sentir y de ese terreno todo los queremos saber, justo para un yo y otro no estar desviados. Pero a pesar de todo, aún siento la explicación un tanto mágica.
¿Por qué si yo me abandono entonces los demás lo harán? Si un yo está desviado de su propio yo, consiguiente, lo estará buscando. No obstante, sería recaer en la explicación anterior. Lo que si es que cuando uno no está de acuerdo con el otro, estando estos en la misma casa, hay conflicto. Pero ¿Por qué hablamos en principio de dos yo?
Pensemos. Nosotros actuamos, ese es un yo, y a la vez nos vemos, ese es otro yo. El primer yo genera comportamientos a raíz del segundo yo y este segundo a raíz del segundo y así cíclicamente. Entiendo ahora porque hablo de dos yo. También al mismo tiempo que ambos yo siempre se están observando. ¿Podremos hablar de que uno ignora a otro? Lo cierto es que podemos hablar de que a uno le cuesta ver al otro. Pues de ignorarse entonces hablamos que de igual haya una mirada vagamente constituida en función de eso que se ignora a otro terreno que no es eso que se ignora.
Comprendo porque muchos no se hayan hecho esta pregunta. Resulta dificultosa en cuanto a discernimiento y no es lo cultural. Es insertar un clavo dentro de nuestra piel, es decir, el mismo rebota porque nuestro cuerpo ya está compaginado y no está preparado, al menos que se le dote de la característica.
Continuando, el ignorar es una forma de mirar en función de eso que se ignora. No obstante, resulta un esfuerzo que tarde o temprano cesa pues consistiría en prevenir cualquier movimiento de aquello que permite el ignorar y esto escapa de las manos del individuo. De ahí que salgan esfuerzos descomunales por mantener un terreno bajo un espíritu de tiranía necesario.
Pensando por otro lado, creo que esto no es tema de conversación para con nadie en nuestro Occidente, al menos no es común. Además ¿Tanto meollo para saber porque si me abandono voy a encontrar gente que me abandona? Estoy sorprendido.
Retornando, el ignorar nos lleva tarde a temprano a observar nuevamente. Resulta en un acto fallido en cuanto a lograr mantenerse enajenado un yo del otro. O, en otro sentido, una forma de retornar al mismo con capacidad lograda de hacer una mejor observación del otro yo. De ahí que dichos esfuerzos tiránicos resulten en crecimiento en miedo a medida que se mantienen a su pérdida. Consiguiente, un yo visualiza al otro en la medida que el primero pasa su formato al segundo a través del segundo y a su vez el segundo pasa al formato al primero a través del primero y así paulatinamente. Esto nos habla de nuestra capacidad de adaptarnos.
En cuanto al abandono, resultaría en un enajenamiento del otro yo. Un ignorar a fin de cuentas, profundo y totalitario, por lo que un yo que abandona al otro yo, resulta en un enajenamiento de sí mismo. Hay un yo que no logra constituir al otro yo y no hay forma en que esto varíe dado que no hay condición para que así pase. No obstante, esto implica su búsqueda en otro contexto más placentero y que concretiza el terreno de las negaciones. Reitero, siempre buscamos trayectos para no estar desviado un yo del otro. De ahí que las personas me ilusionen y después se vayan.
Resultan negaciones dado que es la forma en que podemos acercarnos a dicho terreno del otro yo, al menos aproximarnos. Las negaciones me permiten justo tolerarlo. No podemos hablar de otras operaciones con el contenido pues se trata de un yo lograr observar al otro y para esto se tiene o al menos para aproximarnos la afirmación de instancias del mismo en su totalidad o, respectivamente, tomar en cuenta solo algunas porciones.
En un encuentro con amigos o entre novios, estoy seguro que esto no sería lo común. Lo importante, es que me siento ubicado respecto a las consecuencias de estar yo abandonándome y a su vez que no lo hago con otra persona con la cual no tenga seguridad de que se pueden hablar estos temas.
OPINIONES Y COMENTARIOS