Convencimiento del mundo

El hombre caminaba por la senda, agradado de muchas cosas que veía. Los árboles, las flores, las rocas, todo le hablaba con respecto a que debía de sentarse a hablar con unos objetos susodichos. La soledad es rica pero con la muchacha resultaba más divina, ese era el tema central. 

En efecto, la soledad no eran, para ellos, hablar de geometría. 

-¡Ve con ella!¡Un mundo nuevo harás!-Le expresó una roca ancha y grande.

-No hay pérdida ¡Te lo ganaste!-Le expresó la rosa con euforia. 

Estaba el sentado en el suelo junto a ellas. Le extrañó eso «Te lo ganaste». ¿Cómo sería posible tal cosa? Se preguntaba. La muchacha no era una mercancía. 

-No es el ganar que crees-Le aclaró la duda el árbol-Es el lo que hiciste por la naturaleza-Replicó. 

El hombre se sintió alegre. Vio en el horizonte venir a la muchacha encantada por el alrededor. El hombre había hecho hace mucho tiempo que todo lo que estaba allí hablara y eso mismo hacía que la guiarán hacia donde él estaba. 

-¿Entendiste? Hiciste un camino hacia ti-Le expresó la muchacha alegre viendo con ojo de halcón hacia el. 

El sol apenas ingresó al paraíso la muchacha junto a la luna le explicaron todo a ella, la formación del paraíso y su creador. Lograron afortunadamente que no se asustara cuando los astros se le acercaron, fueron los primeros antes que cualquier otra cosa.