Un litro de leche, medio kilo de pan
Bueno, por donde comenzar algo que hasta el día de hoy, no logro entender?, me resultaba tan sencillo pensar en escribir esto,la idea de hacerlo Hera tan simple, al menos así sonaba cuando me lo dijo, pero claro, es joven, y tiene esa particularidad, única de algunas personas, de pensar todo de forma racional, de guardar todo sentimiento en un cajón, y sacarlos a voluntad en determinadas situaciones, con determinadas personas, según lo amerite la situación; lo noto en su voz y en la estática mirada con la que me observa cuando le hablo; quisiera decir que me lo recuerda, pero no por lo que es, sino todo lo contrario, por lo que le falta, por lo que me desagrada de su persona, y todos aquellos que se le asemejan, por ser un vacio, un basurero de emociones y palabras; a diferencia de él, que es… que Hera, una almohada, un pilar, un apoyo, un confidente, un igual, una persona.
Resulta difícil no culparme en el proceso de buscar respuestas. Porque es lo que hacemos, buscar respuestas y significados, a todo aquello que nos perturba y nos quita el sueño por las noches. Y me imagino, que la primera pregunta, que a cualquiera le nacería en esta situación, como a mí, es ¿Por qué no fui yo?, y lo curioso es que de habérmelo preguntado antes, quizás no estaría escribiendo esto, ¿Por qué no lo hice el día anterior?, ¿porque no pase del trabajo?, y al llegar, ¡¿Por qué no fui yo?! Un litro de leche y medio kilo de pan, tan solo era eso, cruzar la calle, demorar tres minutos más en llegar a casa, cambie tres minutos de mi vida por el resto de más de mil horas de la suya. Hoy, camino más de diez cuadras cada tarde para comprar, no me atrevo a volver a cruzar esa calle.
(fotografia de diane argus » niño bajando el cordon de la vereda»
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