Nos conocemos tan bien que sé hasta lo que no me dice. Nuestra
relación no fue la mejor; fuimos lo que hoy día se denomina una
especie de pareja tóxica. Yo intentando estar cerca de ella, ella
diciendo que no quería nada. Yo conociendo nuevas personas para
olvidarla, ella reclamando infidelidad y celando a un hombre que, por
decisión de ella misma, era su «nada», como me dijo
claramente un día.
Pasaron siete meses, siempre iguales, días en los
que a Deborah se le antojaba decirme que sí y, de la nada, cambiaba
de idea. Entre esas rabietas, entre un día prometiéndome el mundo y
al siguiente echándome de su casa y diciendo que no sabía por qué
había dicho o hecho tal o cual cosa, conocí a Martina.
Entre Martina y yo hubo instantáneamente una
explosión de sentimientos, una atracción que parecía de
telenovela, y, por esa razón, casi sin notarlo, me alejé de
Deborah. Hoy sé lo que quiere decirme, no habla, no escribe, pero la
conozco tanto que una simple foto, una imagen callada, me lo dice
todo.
Cuando recién conocí a Deborah, ella tomó una
foto con un grupo de amigos. Yo, de casualidad, me senté a su lado.
Hoy tomó la misma foto, faltan los otros amigos, también sus
sillas; en la foto sale Deborah mirando a una silla vacía. La silla
en la cual iría yo.
No es la primera vez que, con una foto, llama mi
atención; ya se ha comunicado de este modo antes conmigo, pero hoy,
hoy no causa el mismo efecto de confusión y desesperación. No sé
si la extraño, la mayor parte del tiempo no.
Con Martina todo es fácil, nos decimos las cosas
directamente, somos claros y todo fluye, pero Deborah publica esa
foto en su Instagram y, simplemente, lo sé. No son mis persecuciones
ni mi ego, es que la conozco tanto que sé que esa silla vacía
significa que no estoy ahí.
Tomo el teléfono, busco su nombre entre mis
contactos, pero luego pienso: ¿Quiero llenar esa silla? ¿Quiero
volver a un «sí, un no», un «no quiero nada», un
«quién es ella», y un «eres nada para mí», un
«siempre he sido clara contigo y las cosas no son tan fáciles»?
¿Eso quiero? Y me respondo a mí mismo borrando de mi lista de
contactos el número de Deborah.
OPINIONES Y COMENTARIOS