Abandonar mi artillería

Abandonar mi artillería

Felipe Flores

26/03/2025

Todos los días se dedico a él, a esperar que pasará la tormenta que cargaba en su corazón, buscó los caminos adecuados para salir del caos en el que había estado, no pensaba en rendirse, en medio del silencio y en el rehilete de sus ideas sin cesar, llegó a la conclusión: dejar y abandonar todo artillería, dejar la guerra en la que vivía.

Sus ojos estaban más claros, los lapsos de sueño prolongados hacían de su mirada la más tierna para el mundo; se refugio en la contemplación de los amaneceres, disfrutaba de las cosas sencillas, disfrutaba de la soledad consigo mismo, aprendió a convivir con sus demonios y uno que otro monstruo de vez en cuando se le escapaba. La paz en la que vivía le costó muchas lágrimas, los recuerdos le invadian a mansalva pero los podía recortar y ponerlos en un bello cuadro y así contemplarlos en la nostalgia; todas estas sensaciones se liberaron gracias a que renunció a la batalla de todos los días: luchar contra sí mismo; aún estaba en pausa pero con la fuerza necesaria para emprender un nuevo viaje.

El mundo lo esperaba, le invitaba a vivir, a disfrutar del banquete vitalicio de lo nuevo, era una nueva oportunidad para crear renovados mundos en universos inexplorados, utilizaba el lenguaje poético para comprender una realidad literal, se sabía que podía con estos nuevos días, ya no era el mismo, sus pies dejaron de temblar y sus huellas fueron más firmes en cada paso, estaba abierto a disfrutar una nueva realidad, tenía la oportunidad que pocos se atreven a tomar, trazar nuevos caminos. Los hilos del destino los tenía en su manos, por fin, estaba avanzando con su nueva artillería, la paz y la libertad de ir por nuevos senderos.

La vida está plagada de infortunios, de cosas inexplicables y lacerantes, miraba hacia atrás y no podía creer cómo había salido de semejante guerra, estaba de pie con la frente en alto, con el orgullo de su lado, la voluntad también tomo su mano, este el tiempo de vivir, de amar, de contemplar, de reír y gozar, así lo pensó y así se vivía; en la intimidad de su alma el movimiento de la guerra había cesado, aún tenía que curar algunas heridas del pasado pero al menos ya estaban cicatrizando, sus objetivos eran claros, mantenerse de pie para recorrer nuevas sendas de vida, no había olvido para el dolor pero si alivio para pensar en algo mejor, amarse desde su soledad, quererse y aceptarse desde su naturaleza finita, las dudas revoloteaban en el aire, como aves confundidas, él solo miró al horizonte y siguió su andar dispuesto a encontrar lo que tanto buscaba, su humanidad.

Revolotean sus pensamientos en la comisura de sus labios, están ahí, a punto de ser pronunciados, guarda silencio junto con su corazón, su lenguaje quiere ser poético para hacerle frente a una realidad sin color, sin vida, ha regresado al lugar del epicentro y no le gusta el paisaje, está muerto, no tiene ese hálito de vida que solía tener cuando habitaba en cualquier día del año; trata de encontrar un espacio para sentirse bien y reposar en el centro de ese lugar; tiene una visita casi total del espacio, guarda silencio en homenaje a lo que ha desfallecido, a lo que dejo de ser, sus palabras siguen en la punta de su lengua, aún no puede creer cómo es que salió ileso de ese torbellino que casi le cuesta el alma, se siente orgulloso por mirar y saber que sus pasos con su fuerte voluntad lo han hecho un ser más sensible, más amoroso consigo mismo, abraza a la soledad como un viejo amigo que lo ha visto en las buenas, en las malas y en las peores; se siente bien ser un sobreviviente, tiene miles de oportunidades para experimentar el mundo, prevalece un poco el miedo, pero se sabe como héroe, ha podido descender a sus infiernos y volver para seguir de pie en está y todas las vidas posibles.

A diario se levanta con la voluntad esperanzadora de un soldado que sabe que la guerra está apunto de terminar, se siente renovado en ese espacio tan amplio que es su mundo, quiere seguir conquistando nuevos territorios para sí, para alimentar esa hambre que le ha traído tantas luchas internas, por momentos se siente cansado, y otros con fuerza suficiente para emprender nuevas empresas; ha estado pasando unos pésimos días, sin embargo entre sus libros, sus pensamientos, sus sentimientos y emociones tan cambiantes ha sabido refugiarse en un lugar lleno de amor, lo han abrigado tantas veces, lo arropan de una manera celosa, se siente amado y muy querido por esta vida caótica.

Dibuja un recuerdo con el humo del cigarro, toma la taza de café para olerlo, para impregnar toda el alma con su delicioso sabor; y la recuerda como esa hermosa figura radiante en su corazón, sin duda la extraña, la recuerdan a mansalva sus pensamientos, se siente tocado por la nostalgia, quisiera retener esa sensación y saberse amado pero el tiempo avanza en al infinitud del día, se perdona a sí mismo por todas sus faltas y errores cometidos, es consiente de lo que hizo y dejó de hacer, sus actos también lo determinan en cada andar, sus ideas lo llevan a un puerto seguro, sabe que tiene que avanzar y dejar la artillería de está guerra; es solo un suspiro el que brota en su corazón que le permite dar un paso y otro más a la quietud del alma. Se ha brindado el suficiente descanso, se ha curado poco a poco ese corazón herido, el único objetivo real y auténtico es amarse con toda su artillería, se abraza en su soledad y se dispone a conquistar las tierras de su ser. 

Y, ahí está ella, con su bella sonrisa, con su mirada tierna, con su semblante mortal amoroso, se miran de frente y se dibuja una sonrisa en ambos rostros, sus corazones se emocionan en la ilusión del amanecer de un nuevo día, pronuncian las palabras secretas… juntos todo es mejor… y se van de la mano en el atardecer de una nueva oportunidad. La paz es sólo un sueño para los amantes que no dejan de 

luchar.

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